Somnolencia excesiva, cansancio diurno, falta de concentración y de atención, bajón de ánimo o mirada negativa de la realidad. La cuarentena hizo sumar kilos por el boom de la cocina casera y además, el hecho de que películas como 'Contagio', 'Epidemia' y 'Virus' estén entre las películas más vistas no ayuda a calmar la ansiedad, la depresión y otros trastornos emocionales.
Todos estos factores alteran el patrón de descanso y el ciclo de sueño. Según un reporte de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria "al acortarse el sueño lento profundo aumenta el sueño REM, que tiene abundante actividad onírica. Esto incrementa la cantidad de sueños, en especial de características vívidos, emocionales, con posibilidad de pesadillas en muchas ocasiones.
Por el contrario, si despertamos varias horas antes de lo habitual, tendremos un sueño lento profundo y suficiente pero faltará el sueño paradojal o REM, esto afecta la memoria de corto y largo plazo", apuntan. "El modelo de sueño y vigilia que se da durante este período se comporta de forma similar al que evidencia un organismo cuando atraviesa por el proceso de jet lag, pero lo está manifestando de un modo más lento y por un tiempo más prolongado".
En consonancia con esos estresores de la nueva normalidad, un reporte de la Universidad Siglo 21 de Buenos Aires señala que el aislamiento obligatorio por el Covid-19 de los argentinos impactó en el 73% de los trabajadores de este país, ya sea por la reducción horaria, la imposibilidad de ejercer la actividad laboral o el cambio de sus rutinas por la modalidad de home office.
Como señala Daniel Colombo, Master Coach, es completamente normal -e incluso esperable- "que te sientas perdido y desorientado, incluso abandonado, por 'papá empresa / mamá jefe' al verte ante la obligación de trabajar a distancia".
En paralelo con el malestar que muchos expresan por esta situación excepcional en que ejercen el home office (de un día para el otro, con toda la familia en casa 24x7, con salidas esenciales y el lógico temor al contagio), en redes sociales y sesiones virtuales de terapia ya se empieza a manifestar el 'síndrome de la cabaña'.
Así es como, en España, los especialistas en salud mental se refieren a aquellos que manifiestan rechazo a salir de sus hogares una vez que se termina la cuarentena, porque en sus casas encontraron un refugio impensado en otros tiempos.
El burn out se caracteriza por dos síntomas: altos niveles de agotamiento y de cinismo. Al evaluar el primero, los resultados del estudio de la Universidad Siglo 21 arrojan que:
Con relación al cinismo frente a las tareas laborales, el informe lo define como un estado psicológico caracterizado por falta de interés e identificación con la actividad. El relevamiento indica que:
La desconexión (la capacidad para poder distanciarse psicológicamente una vez finalizada la actividad laboral) y la dedicación (nivel de orgullo e identificación con el trabajo) son dos recursos para poner en práctica si se desea prevenir y/o revertir el estrés crónico laboral en tiempos de coronavirus.
Esto significa que aquellos individuos que se sienten más orgullosos y entusiasmados con la actividad laboral que están realizando y que poseen mayores posibilidades de desconectarse una vez concluida su jornada son quienes más chances tienen de sufrirlo de manera menos aguda.
Fuente: El Cronista - RIPE
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