El laberinto

De todos los temas en que el oficialismo parece paralizado desde hace meses, el de la violencia contra las mujeres debería ser el más urgente. Como si fuese una pesadilla de la que cuesta despertar, semana a semana trasciende un nuevo y terrible caso de violencia que muchas veces termina con un asesinato violento contra una mujer.

No alcanza con las campañas de sensibilización, tampoco con que el tema se haya incorporado a la agenda de los candidatos –el del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, pidió que se declare la emergencia nacional– ni con el constante clamor de los principales referentes del movimiento contra la violencia de género; el monstruo criminal acecha en las sombras esperando la próxima víctima.

En la última mesa de diálogo organizada por la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad del PIT-CNT –en la que participaron las candidatas a la vicepresidencia por el Frente Amplio, Graciela Villar, y por el Partido Independiente, Mónica Bottero– el tema irrumpió con fuerza. 

Quedó marcada una característica que está adoptando la campaña del candidato oficialista, Daniel Martínez. Se trata de la sensación de pretender desconocer la gestión y la responsabilidad del Frente Amplio en los últimos tres lustros. Se pretende transmitir bajo el paraguas del nuevo impulso que la fuerza política de partidos de izquierdas en Uruguay no tuvo relación con lo sucedido desde 2004. O al menos no parece hacerse cargo de los errores u omisiones.

Eso fue lo que le marcó Bottero a Villar en el debate que tuvo como eje central “la defensa de los derechos conquistados y sus profundizaciones”. La mentada agenda de derechos es un relato que se construyó a partir de la aprobación de leyes y normas que marcan cambios necesarios para determinados sectores de la sociedad. Muchos ocurrieron tras años de luchar por ver la luz y marcan cambios inevitables en la sociedad occidental. Dar marcha atrás no solo es anacrónico sino absurdo y así lo han dejado en claro la oposición con chance de ganar. 

Sin embargo, distintos sectores del FA insisten con el discurso y se agita el cuco de que esas leyes, que fueron trabajosamente discutidas hasta ver la luz, serían derogadas. Es algo falso, y a esta altura el empeño por instalar este discurso revela la carencia de nuevos discursos o la negativa a discutir otro tipo de temas en los que el Frente Amplio fracasó, como el de la violencia contra las mujeres.

“Debemos de tener presente que acá todavía hay un gobierno en funciones y que tiene seis meses más de gobierno”, le dijo Bottero a Villar tras expresar que estaba de acuerdo con los planteos realizados de las cosas pendientes y agregó: “Cuando se está en el gobierno no se puede hablar como desde la oposición. Las mujeres que hemos trabajado en la ley (de violencia hacia las mujeres, basada en género) sabemos que no ha tenido respaldo político”.

Bottero le marca el camino del laberinto del relato del Frente Amplio en la campaña electoral. Además, les recuerda que hay temas en los que no se puede mirar para el costado y dejar de actuar porque, aunque no lo parezca, a este gobierno todavía le faltan cinco meses y algunos días.