El líder de Hezbolá advirtió que Israel pagará “con sangre” por matar civiles libaneses

En un discurso televisado, Nasrallah afirmó que “la respuesta a la masacre debería continuar y aumentar la resistencia en el frente”, en referencia a los lanzamientos de misiles por parte de Hezbolá desde el sur de Líbano, afirmación que llega en momentos en que se multiplican los intentos por alcanzar un cese el fuego para evitar una escalada en la región.

"El enemigo pagará el precio de derramar la sangre de nuestras mujeres y niños asesinados en estos días", agregó Nasrallah, quien aseguró que sus milicias aumentarán su “presencia, fuerza, fuego e ira” y que “ampliarían sus operaciones”, ocasión en la que también señaló que Hezbollah atacó con misiles una instalación del ejército israelí en Shebaa Farms, territorio ocupado que el Líbano considera propio.

Hezbollah ha estado intercambiando disparos con el ejército israelí a lo largo de la frontera sur de Líbano en apoyo a su aliado palestino Hamas, que lanzó un ataque transfronterizo desde la Franja de Gaza hacia Israel el 7 de octubre pasado, a lo que le siguió el asedio de Tel Aviv por tierra, aire y mar del enclave palestino de la Franja de Gaza.

Hasta el momento, los ataques transfronterizos han matado al menos a 200 personas en el Líbano, incluidos más de 170 combatientes de Hezbolá; así como 10 soldados israelíes y cinco civiles.

Los funcionarios de Hezbolá han dicho que sólo dejarán de atacar puestos militares israelíes cuando termine el ataque de Israel a la Franja de Gaza. Sin embargo, existen crecientes temores que otro conflicto en toda regla entre Israel y Hezbolá, como en 2006, produzca decenas de miles de desplazados a ambos lados de la frontera y tensiones regionales en aumento.

El portavoz del secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Stéphane Dujarric, ha pedido que cese la violencia y países como Francia también han entregado una propuesta escrita a Beirut e Israel destinada a poner fin a las hostilidades y resolver la disputada frontera entre Líbano e Israel, aunque hay pocas señales de que esos esfuerzos vayan a dar frutos en el plazo inmediato.

En las últimas horas, en la Conferencia de Seguridad de Munich, en Alemania, donde líderes mundiales y analistas de seguridad se reunieron para discutir soluciones para resolver las crisis globales, el primer ministro interino del Líbano, Najib Mikati, instó a la calma y dijo que era necesario poner fin a los ataques contra civiles.

“Hace apenas dos días, una familia de siete personas inocentes fue atacada en el sur del Líbano. Matar y atacar a niños, mujeres y adultos mayores inocentes es un crimen de lesa humanidad”, afirmó.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz, argumentó en la conferencia que Hezbolá era sólo un representante de Irán y que su país maniobrará como mejor le parezca.

"Si no se encuentra una solución diplomática, Israel se verá obligado a actuar para sacar a Hezbolá de la frontera y devolver a nuestros residentes a sus hogares", aseguró con relación a unos 70.000 israelíes desplazados.

La semana pasada, en una conferencia de prensa en Beirut, el canciller de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, dijo a los periodistas que la posición de Irán y Líbano era que “la guerra no es una solución”. Sin embargo, advirtió que en medio de los ataques de Israel al sur del Líbano, “Hezbolá y la resistencia en el Líbano han desempeñado con valentía y sabiduría un papel disuasorio y eficaz”.

(Con información de agencias)