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El pasado del secuestrador de la joyería: sus apariciones públicas y otras negociaciones con la policía
Lo que terminó por convencer a Kevork Nicolás Demirdjian de soltar a su rehén y entregarse a la policía fueron dos diálogos telefónicos que tuvo con su pareja y con un abogado de su confianza. Le dijeron que, de todo lo que estaba comprometiendo con el copamiento que inició en la joyería Proto de la calle Colonia, lo que más le iba a doler era la pérdida de la tenencia de sus hijos, por lo que había batallado en los juzgados de Familia durante meses. Fue entonces que aceptó liberar a la mujer y salir desarmado, a condición de que el abogado –referente del grupo Familias Unidas por Nuestros Hijos, colectivo del que Demirdjian era activista– estuviera presente para dar "garantías", señalaron a El Observador fuentes de la investigación.
Dijo que temía que el francotirador de la policía le disparara, y que se sentiría seguro si veía a su amigo. Y así ocurrió, a la 1:40 de este jueves. El hombre, con tres antecedentes penales –por receptación y violencia privada–, y varias anotaciones policiales, fue interrogado en la tarde por la fiscal del caso, Adriana Costa, y será conducido a la Justicia este viernes para ser imputado.
Demirdjian declaró luego ante las autoridades que intentó asaltar la joyería como un último recurso porque no tenía dinero para "darles de comer" a sus hijos. Sus problemas económicos se intensificaron a partir de marzo, cuando el gobierno declaró la emergencia sanitaria por los primeros casos de coronavirus, lo que trajo aparejado el cierre de los mercados y las fronteras. Las medidas impactaron en las fuentes laborales de Demirdjian –trabajador independiente– quien viajaba con frecuencia a Buenos Aires (Argentina), en donde hacía trabajos de reparación de celulares, tal como él mismo declaró en la fiscalía, agregaron los informantes.
Vivía con su pareja, sus cuatro hijos –había conseguido finalmente la tenencia– y otros niños de la mujer. Este miércoles, al salir de su casa, dijo que iba a buscar comida para el más chico, un bebé de menos de un año, y no volvió.
Las cámaras del Centro de Comando Unificado lo captaron cuando se tomaba un taxi en La Aguada, y se bajaba en el Cordón. Entró al local sobre la hora 17, estuvo allí con la propietaria de rehén durante casi nueve horas y, en determinado momento, durante la negociación con la policía, llegó a pedir dinero a cambio de liberar la víctima, según dijo el director nacional de la Policía, Diego Fernández, en conferencia de prensa este jueves de tarde.
El policía que llevó la negociación adelante fue el primer funcionario que eligió Washington Pereyra, capitán de la Guardia Republicana, para que integrara la Unidad Táctica de Negociadores, dependencia que se creó en 2014, a iniciativa del propio Pereyra.
El negociador había sido también el segundo al mando en el recordado copamiento a la peluquería Amor Mío, de Pocitos, en donde un hombre tomó a 14 rehenes durante cuatro horas, el 10 de enero de 2019.
Pero lo que no supo durante los sucesivos diálogos que mantuvo con Demirdjian era que su exjefe conocía muy bien a su interlocutor. Pereyra había negociado con él varias veces entre 2018 y 2019, cuando el hombre solía encadenarse ante distintos edificios del Poder Judicial, en reclamo por la tenencia de sus hijos.
El activismo
Es junio de 2019 y Demirdjian, en la entrada al Palacio de los Tribunales, muestra a la cámara el bombo que tiene colgado, la baqueta que sostiene con su mano derecha, los candados y sus cadenas. En otra foto, del día anterior, Dermirdjian aparece en el centro del cuadro con otro activista del Familias Unidas Por Nuestros Niños.
Tras otra de las tantas veces que se encadenó –en una oportunidad lo hizo durante 54 días–, Demirdjian fue entrevistado por El Observador. Fue el 5 de noviembre de 2018, cuando pedía que la Justicia le diera fecha para una audiencia para reclamar por la tenencia de sus hijos, que según decía, no los veía desde hacía tres meses.
Recordó que se había encadenado un mes atrás, pero esa vez porque exigía visitar a sus hijos con más frecuencias, ya que solo los podía ver una vez por semana, siempre y cuando su expareja los llevara al Departamento de Asistencia Social (DAS).
El día estaba soleado. Demirdjian estaba de manga corta, y sostenía un cartel que decía, en letras de colores: "Padres, madres, mismas obligaciones, mismos derechos, porque nosotros no nos divorciamos de nuestros hijos. Justicia para todos".
Y sobre su situación, declaró: “No es que yo no haga nada, le paso plata, gano $ 40 mil y le doy más de la mitad del sueldo todos los meses”.
Pero el conflicto con su expareja tuvo capítulos de mayor violencia. En su cuenta de Facebook, Demirdjian tiene disponible para todo público un video –subido el 19 de mayo de 2019– en el que se filma a sí mismo, ensangrentado y con un corte en su cabeza. "Acá estamos –decía con voz exaltada y temblorosa–. Salió la pareja de mi señora. El cagón, ¡el cagón!, me dio con un fierro acá".
Un mes más tarde, el 21 de junio del año pasado, fue entrevistado por el programa Poder ciudadano radio, de Azul FM, y allí recordó esa experiencia: "Fui un domingo a las 11 de la mañana; ella salió agrediéndome verbalmente y después salió su pareja. Yo dije que venía a buscar a mis hijos, porque hacía nueve meses que nos los veía. (…) Salió él y en cierto momento me da un fierrazo en la cabeza. Yo (quedé) ensangrentado ahí, y los vecinos decían que dejaran que los viera. Luego llegó la policía y estuve ocho horas esposado".
En otro de los tantos videos de Demirdjian –subido a un grupo de Facebook llamado Uniendo Latinoamérica La Infancia Primero–, él aparece en un primer plano, con ojos cerrados que abre para decir esto: "En sus triunfos, en sus derrotas, en sus tristezas y sus alegrías, papá siempre va a estar con ustedes, porque papá los ama".
Producción: Nahuel Marichal
