Ponce de León se convirtió en la esposa del presidente cuando Lacalle Pou asumió el pasado 1° de marzo de 2020

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El "pelotazo chato" del cargo "primera dama" y la legalidad de que el Estado pague sus viajes

En Uruguay no existe el cargo de primera dama, aunque las parejas de los presidentes han cumplido funciones generalmente vinculadas a programas sociales
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25 de diciembre de 2021 a las 05:04

El rol que ejercen las parejas de los presidentes uruguayos es una cuestión incierta y abierta en la medida en que no existe ningún marco normativo que les otorgue ni defina una función dentro del esquema burocrático del Estado. Por eso, en buena medida, ese rol ha sido una construcción maleable que varía en virtud del grado de involucramiento e interés de la persona. 

Desde la vuelta a la democracia, los perfiles de las esposas de los presidentes han mutado entre historiadoras, empresarias, activistas y dirigentes políticas. Marta Canessa, Julia Pou, Mercedes Menafra, María Auxiliadora Delgado, Lucía Topolansky y ahora Lorena Ponce de León forman parte de un mismo grupo, aunque cada una de ellas tiene un perfil que también la ha llevado a tener mayor o menor exposición pública. En el caso de Ponce de León su actividad al frente de Sembrando (y la importancia que el gobierno le adjudicó a ese programa) la ubicó un lugar de proyección mediática definitivamente mayor al que tuvo, por ejemplo Delgado, y levemente superior al del resto del grupo con la excepción de Topolansky, que tenía ya su propio camino en política. 

Sin embargo, el rol de la paisajista no estuvo exento de polémica a raíz de la intención de registrar la marca a su nombre, una acción que abandonó luego que el asunto se hiciera público. Sembrando quedó entonces a nombre de Presidencia por tratarse de un proyecto que funciona en la órbita de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). En esa ocasión, la presidenta honoraria del programa explicó que, con el registro de marca pendiente, ella y sus colaboradores decidieron dar inicio a la inscripción, pero luego fueron conscientes de que no debía figurar con su nombre.

Ponce de León se presenta a sí misma como la "primera dama" de Uruguay en su cuenta de la red social Twitter. La formulación se replica por parte de medios de prensa, dirigentes y varias dependencias estatales, que se refieren a ella con esa denominación. Sin embargo, ese cargo no existe: no tiene funciones oficiales ni cuenta con una oficina propia como sí sucede, por ejemplo, en Francia, donde las parejas de los mandatarios perciben un salario, o en Estados Unidos, donde ocupan un lugar destacado en la vida política, llevan asuntos de la agenda oficial, tienen personal a su cargo y participan en obras de caridad.​

"Es una costumbre decirle así, pero en la Constitución en ningún momento se habla de primera dama. No hay ninguna norma que hable de eso", explicó a El Observador el abogado constitucionalista Martín Risso, sobre la mención que algunas veces se utiliza —de forma incorrecta— en el país.

La legalidad de que el Estado pague pasajes en clase superior

No tienen cargo, pero pueden cumplir con algunas funciones, encabezando de manera honoraria programas sociales que funcionan en la órbita pública. También ha sido común que acompañen a sus maridos en misiones oficiales al exterior. Desde 1985 hasta la fecha todas lo hicieron (salvo Topolansky) y formaron parte de la comitiva oficial. Eso incluso podría justificarse desde una perspectiva de diplomacia pública, que es uno de los roles que por ejemplo tiene en Estados Unidos (uno de los casos más ilustrativos en los últimos tiempos fue el de Michelle Obama, aunque cuenta con varias antecesoras). No obstante, en Uruguay el marco legal no permite que el Estado le pague el pasaje de la esposa del presidente en clase ejecutiva o primera. 

Ponce de León viajó a Catar los días 12 y 13 de diciembre como parte de la comitiva que acompañó al presidente Lacalle Pou a ese país. Desde Doha viajó a Dubái, en donde participó de la Expo Dubái, invitada por el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). En declaraciones a Las cosas en su sitio (radio Sarandí), la esposa de Lacalle Pou justificó que "todo el costo" de su viaje había sido costeado por EAU. Sin embargo, Presidencia pagó el pasaje de ida a Qatar por un monto de US$ 11.930, según figura en una resolución pública. 

El valor del pasaje que compró Presidencia determina que Ponce de León viajó en alguna de las clases superiores, cuando en realidad eso está prohibido por ley para los funcionarios con rango inferior al de un ministro, según figura en el decreto n.º 56/002. La normativa acepta que los jerarcas por debajo de esa posición viajen en clase turista, pero en este caso Ponce de León no ocupa ninguno de los dos estatus, ya que ni siquiera es funcionaria pública.

Marta Canessa, esposa del dos veces presidente Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000) respaldó a la mujer de Lacalle Pou y recordó que ella también viajaba en compañía de su marido como parte de la delegación uruguaya. "Yo acompañé a Julio casi siempre. Pocas veces no lo acompañé. Iba como parte de la delegación, como va un ministro. Una señora de un presidente siempre tiene que trabajar; si yo contara todo lo que hice con (la residencia de) Suárez, Anchorena o el museo de casa de gobierno llevaría varios libros".

En parte, por esa razón, no ve por qué cuestionar el proceder de Lorena Ponce: "Yo lo veo bien; es la señora del presidente. En este país las instituciones no se tienen en cuenta y el señor presidente y la Presidencia son una institución. A cualquier país del mundo le parecería raro que la señora del presidente tuviera que viajar en económica". 

Canessa afirmó que nunca se sintió identificada con la denominación de primera dama porque "no existe nada" que en la legislación así lo ampare. "A mí no me eligió nadie; eligieron a mi marido que es otra cosa (...) Dije toda la vida que lo de primera dama no me gustaba nada. Considero que son resquicios de las épocas monárquicas, que no tiene por qué haberlos, pero yo no critico nada porque cada uno es como es", indicó.

También dijo que si bien se desligó de los "proyectos propios", tomó trabajos de preservación y conservación vinculados a su profesión de historiadora. Además, recordó que se tuvo que pagar traslados privados en más de una oportunidad, como por ejemplo cuando viajó en ferrocarril de París a Berna y luego se encontró con Sanguinetti en Lisboa.

Para Lucía Topolansky, la cónyuge del expresidente colorado representó el papel de una "mujer independiente", que "siempre reivindicó" el uso inapropiado del término primera dama. "Siguió siendo historiadora y nunca se metió en una actividad de acción solidaria. Nosotras fuimos las que cumplimos mejor con la normativa", subrayó, aunque enseguida aprovechó para desmarcarse de la profesora: "Viajé por el Parlamento estando en la Vicepresidencia, pero por invitaciones. Hubo otra gran cantidad (de viajes) que desistí. Jamás fui en calidad de cónyuge, como viajaron todas las demás. Eso de primera dama es un pelotazo chato en Uruguay que, por suerte, es un país republicano. Hay países que tienen el título de primera dama e incluso una partida presupuestal para eso".

"Las mujeres de los presidentes no eran políticas ni funcionarias públicas, pero viajaban con el cónyuge. Yo no viajé nunca. tengo una diferencia con esas mujeres: yo era militante política y entraba en la Vicepresidencia cuando Pepe salía del país, entonces tenía deberes cívicos. Lo acompañé solo en un momento de receso, en un viaje que hicimos a la Antártida por una invitación del presidente (Sebastián) Piñera, que lo pagó todo Chile. Esa fue la única vez que lo acompañé, pero yo nunca viajé por el Parlamento. Viajé en un viaje oficial cuando asumió (Fernando) Lugo porque Tabaré Vázquez me invitó como legisladora en la comitiva", detalló.

La denominación de primera dama está "pésimamente dicha", según Topolansky. A su parecer, se deben utilizar los términos "mujer del presidente", "concubina" o "compañera", de acuerdo al estatus.

 "Siempre me reventó lo de primera dama. Una vez me mandaron una invitación de Indonesia para una conferencia de primeras damas del mundo que se llamaba Hoy niño, mañana líder. Yo llamé a cancillería, el ministro era (Luis) Almagro, y le dije: 'La primera cosa que hay que aclararle a Indonesia es que en Uruguay no existe primera dama. Segundo, la invitación tiene que venir en español", remató.

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