El valiente Nacional de Cappuccio y el precio que tiene que pagar para madurar

El empate 4-4 ante Atlético Nacional de Medellín en el Gran Parque Central en la segunda presentación en el grupo F forma parte del proceso de maduración y crecimiento de cualquier equipo en formación. Sin embargo, los dos puntos que dejan ante los colombianos le ponen cuesta arriba la clasificación a octavos de final, el objetivo trazado para la serie.

Aunque con una cosecha adversa y la sensación de derrota después de haber estado 4-2, este equipo de Cappuccio está empezando a transmitir mucho más que eso que refleja la tabla de posiciones. Está contagiando desde el campo algo que no se veía en los equipos de Nacional y que pasa por la renovada y ambiciosa expresión futbolística.

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El punto de partida de esta historia, en pleno proceso de maduración de un equipo, es que este Nacional intenta ser protagonista desde el juego, y con un carácter que le permite plantarse en el campo con autoridad que no es común.

El entrenador decidió poner a Nacional a jugar a un ritmo con una intensidad que brinda recompensas extraordinarias durante los partidos, pero que al final le pasó factura, porque los jugadores no resisten la intensidad, y cuando tiene que recambiar no tiene dos Brian Ocampo, y mucho menos otro Bergessio para poner a correr los últimos 20 minutos.

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A esta altura de la preparación, los equipos suelen jugar partidos de 60 o 70 minutos. Nacional juega competencias oficiales, por puntos, y partidos con intensidad internacional de 90.

También en esta etapa, suelen ponerlos a competir con rivales de menor jerarquía hasta llegar a los más intensos. Nacional tiene que salir a dar todo. Una desventaja de los albos y de Rentistas respecto a Peñarol (Mauricio Larriera lleva 16 partidos) y City Torque (Marini tres años). 

De todas formas, el Nacional 2020 está haciendo una transición al Nacional 2021 con un mensaje esperanzador, por el papel que quiere que sus jugadores desarrollen en el campo. Y por lo que transmite Cappuccio. En cualquier pertemporada hubiera sido normal lo que hizo el entrenador, ensayar con línea de tres en el segundo partido, por las características del rival y para medir hasta dónde puede dar este equipo. Pero no todos son valientes para, en el segundo partido oficial y a riesgo de comprometer la clasificación en la Copa, apostar por un sistema táctico que requiere mucho trabajo.

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El entrenador de Nacional se anima. No anda con vueltas. Está mostrando que con este plantel va para adelante. Cuando con Rentistas tuvo que ir para atrás, porque lo superaban futbolísticamente, nunca le tembló recostarse en su cancha, y defender. Así llegó hasta la final del Uruguayo 2020. Sin embargo, a este Nacional de 2021 si le hacen un gol, va por dos, y si le hacen dos, va por tres. Con los riesgos que implica esa propuesta, pero con el respaldo de tener un plantel amplio y el peso histórico de la camiseta que termina aportando un plus al funcionamiento del equipo.

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Cappuccio decidió plantarse este miércoles ante Atlético Nacional con tres en el fondo (Laborda, Corujo y Almeida). Con Ocampo como carrilero por derecha, en una función en la que nunca jugó pero a la que se aplicó tácticamente para retroceder cuando fue necesario. Con Cándido, que sabía de qué se trataba la tarea. Con tres volantes (Martínez, Carballo y Trasante), y con los argentinos Bergessio y Leandro Fernández.

El entrenador interpretó el partido mirando el juego hacia el arco rival. Tomó riesgos, disfrutó, y al final sufrió. Le quedó un gusto amargo, pero las horas permitirán evaluar la actuación de los tricolores desde otro lugar y podrán comprender el camino valiente que eligió recorrer Cappuccio y la capacidad de afrontar con actitud, carácter y fútbol, para hacer de Nacional un equipo protagonista.

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En tiempos donde todo queda marcado por el resultado, en esta etapa de preparación Nacional también tiene que valorar otros conceptos.

Hoy Nacional se tiene que quedar con algunos elementos que fueron importantes:

1) La apuesta de Cappuccio por poner un equipo protagonista.

2) La capacidad del equipo, fogoneada por los gritos del entrenador que pidió calma y tranquilidad, para sostener anímicamente el impacto del 0-1 a los ocho minutos.

3) La constancia para seguir buscando el partido con las pautas que estableció el entrenador, con el juego de los carrileros, la profundidad de Carballo que se soltó al ataque y la de un equipo solidario que defendió con 11 y atacó con 11.

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4) La sangre fría para aceptar el despojo del árbitro, que se equivocó en la expulsión de Corujo a los 42 minutos, y salir del ahogo de la situación (desembocó en el 1-2 visitante) y lo resolvió con el empate (2-2) antes de irse al descanso.

5) Tener un goleador implacable. Bergessio hizo tres y se llevó la pelota. Es imbancable en el área y este equipo interpretó hacerle el juego para que convierta cuando recibe en el área.

6) Tener un equipo con hambre de gol y de fútbol. La pelota en el palo de Cándido. Los remates de Fernández. Los desbordes de los carrileros. La capacidad de Ocampo para resolver en el uno contra uno y transformarse en un jugador desequilibrante.

Y con otros que debe corregir:

1) Para jugar con el protagonismo que quiere el entrenador, este equipo debe tener otra concentración defensiva, especialmente en las pelotas quietas. Nacional perdió más de lo que ganó en su área. Ya le pasó a Cappuccio en las finales con Rentistas, cuando con tres goles de cabeza Nacional le ganó el título del Uruguayo. Estos errores no los puede repetir.

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2) Necesita cerrar mejor los partidos. En este segundo partido administró mejor los cambios. Cerró al equipo cuando se le fundieron Fernández, Bergessio y Ocampo, pero se encontró con que los recambios no alcanzaron el nivel de los titulares, y eligió poner más marca y altura en el fondo con el ingreso de Orihuela por Cándido (pasó Almeida al lateral). Terminó con un 4-4-1, sufriendo los embates colombianos.

3) Finalmente tiene la obligación de calibrar a este equipo, de nada sirve que jueguen 70 minutos en un nivel superlativo si en los últimos 20 se funden y le terminan pasando por arriba. No son muchos los que pueden hacerle eso, de todas formas, pero en la Copa habrá otros rivales capaces de plantear esa situación. No obstante, todo esto que ocurre con Nacional forma parte del proceso de maduración de un equipo, en esta etapa de pretemporada que Cappuccio la está haciendo en partidos oficiales.

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Nacional eligió un buen camino para recorrer y está en carrera tras objetivos importantes, que trascienden el torneo local. Cambió la cara. Es valiente. Va para adelante. Tiene jugadores para proceder así y un entrenador que quiere a su equipo protagonista.

Ahora bien: Cappuccio tiene la obligación de encontrar el equilibrio y empezar a disfrutar el fútbol desde ese lugar diferente que propone pero sin fundir al equipo, porque de nada servirá una propuesta tan interesante, si Nacional no gana.