El Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) firmó un convenio de cooperación con la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, del Ministerio de Educación y Cultura, para crear un inventario con todos los elementos de patrimonio inmaterial de la cadena lanera. Se estudiarán las prácticas y se pondrá especial énfasis en los saberes acumulados en esta actividad.
Romeo Volonté, gerente del SUL, comentó a El Observador que para la institución “esto es un compromiso de velar para que se mantenga en la historia el trabajo en la producción lanera”.
Según indicó, desde el SUL están muy interesados en preservar esa información, que muchas veces se pasa de generación en generación en el medio rural.
Para Volonté, el consumidor de la fibra de lana es actualmente un consumidor de lujo y, como tal, cada vez más demanda conocer el origen de sus productos. Con este convenio, detalló, se espera destacar en los productos uruguayos la tradición ovejera nacional y los conocimientos de muchas familias vinculadas a esta producción.
La antropóloga social Leticia Cannella, directora del Departamento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, indicó que el organismo espera que al finalizar el proyecto todos los trabajadores y organizaciones vinculadas al sector “tengan un grado de conciencia del valor patrimonial que tiene esta cadena”, y que el convenio es una oportunidad para el país, para mostrar a la producción lanera como una práctica sustentable vinculada a saberes tradicionales.
“La cadena se verá fortalecida con la inclusión de esta visión de sus prácticas, porque si bien ya son parte de la identidad nunca antes habían sido abordadas desde la práctica patrimonial y una visión de salvaguardia de esas prácticas”.
El patrimonio inmaterial refiere a usos, costumbres y festividades entre otras cosas, que hacen a la identidad de una comunidad.
Para poder realizar un inventario de los patrimonios inmateriales de la cadena lanera, desde el SUL y la Comisión de Patrimonio trabajarán con productores rurales, esquiladores, tejedoras, hiladores de lana y organizaciones relacionadas al sector para conocer y así poder compartir los saberes que hacen a la historia productiva de la lana.
El trabajo comenzará en las próximas semanas, con entrevistas a referentes de la cadena productiva, para conocer cuáles son las prácticas actuales e hitos que se han dado a través de la historia con las distintas razas ovinas.
Volonté enfatizó en que, con este trabajo, se buscará reflejar todas las etapas de la cadena, incluso la industrial, en la que se procesa la lana. “Queremos mostrar cuáles son los conceptos más relevantes, y hay muchos, porque este es un país que está muy relacionado a la producción ovina”.
Cannella anunció que en febrero se comenzará a trabajar en grupos con talleres de patrimonio cultural inmaterial: “Por ejemplo, vamos a convocar a un grupo de esquiladores y vamos a presentar la herramienta de patrimonio cultural y esta servirá si ellos se apropian de ella, porque tiene sentido si los grupos se la apropian, la saben usar y saben los derechos y obligaciones que genera”.
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