El año no comenzó bien para el presidente Tabaré Vázquez. Los enfrentamientos con los autoconvocados y con la Iglesia en los últimos días, sumados a la polémica que desató la cadena protagonizada por el comunicador Fernando Vilar, lo dejaron en una posición incómoda.
Así lo demuestran las encuestas sobre su gestión del mes de marzo. Tanto la consultora Cifra como Equipos difundieron que la desaprobación del mandatario está en mínimos históricos. Y en un año que se pronostica conflictivo por la discusión del presupuesto, el presidente parece haber encontrado un aliado.
En los primeros cuatro meses del año, el presidente Tabaré Vázquez recibió en tres oportunidades a los sindicatos de maestros y les tendió la mano para trabajar juntos. Los sindicatos de la educación suelen ser de los más conflictivos en discusiones presupuestales, pero el presidente se mostró abierto al diálogo con las maestras, que quedaron conformes con la receptividad del mandatario.
"Personalmente me sorprendió el interés en el dato concreto, no solo la atención en general", dijo sobre Vázquez la dirigente del sindicato de maestras de Montevideo, Daisy Iglesias.
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El 2018 había sido, hasta ahora, un año de enfrentamientos para el presidente. A los habituales cruces con la oposición política, se le sumó el movimiento de productores autoconvocados que se movilizó en el centro del país a mediados de enero. La primera reacción del mandatario fue ignorarlos pero el movimiento creció, se organizó, designó representantes y finalmente Vázquez los recibió.
Se registraron una serie de encuentros entre los autoconvocados y el gobierno pero las propuestas no conformaron a los productores. Y el enfrentamiento se volvió explícito. A la salida de una de las reuniones, el presidente discutió a los gritos con productores que estaban en la puerta del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
El enfrentamiento sigue latente y el movimiento Un Solo Uruguay se volverá a manifestar en el próximo Consejo de Ministros abierto en La Macana (Florida), al igual que lo hicieron en el que se desarrolló en San José a principios de abril. El martes entregaron un documento en el MGAP donde piden reperfilar las deudas de varios sectores y están a la espera de que el gobierno los vuelva a convocar para una nueva instancia de trabajo.
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Hace pocos días, fue el prosecretario de Presidencia, Juan Andrés Roballo, el que salió al choque en nombre del gobierno. Acusó a la Iglesia Católica de de ser parte de una "operación política coordinada con organizaciones políticas" luego de que los obispos difundieran una nota donde advertían acerca de una "fragmentación social".
En la carta, la Iglesia reconocía los distintos avances sociales logrados en los últimos años pero Roballo respondió con dureza: "hasta el nombre del documento coincide con la consigna del sector Todos del Partido Nacional", dijo.
"Construyamos puentes de fraternidad en una sociedad fragmentada" se denomina el escrito presentado por la Iglesia el miércoles 18, similar al eslogan "Tendiendo Puentes" utilizado por el senador Luis Lacalle Pou. A los pocos días, Roballo dio por superado el enfrentamiento.
Pero con las maestras, el mandatario mostró afinidad. "Hay que destacar la apertura desde Presidencia de la República con el conjunto de los trabajadores con respecto a una construcción a futuro juntos", dijo a El Observador la secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), Elbia Pereira. El acercamiento, por ahora, es con las funcionarias de Primaria porque los docentes de Secundaria desconfían de las promesas de Vázquez.
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Incluso, el gobierno llegó a varios acuerdos con los maestros y quedó instalada una mesa de trabajo. En la reunión, los maestros presentaron su preocupación por un nuevo tipo de crisis de hiperactividad y ansiedad y el Ministerio de Salud Pública ofreció realizar talleres sobre este tema en el local sindical.
Los maestros le dijeron al presidente que muchas de las políticas que el gobierno les presentó en la reunión no llegaban a territorio tal como ellos esperaban y el mandatario se comprometió a visitar escuelas de contexto crítico para conocer de primera mano la realidad de esos centros.
En un año en los que los sindicatos de la educación pueden ser un dolor de cabeza para el gobierno, el presidente abrió las puertas de la Torre Ejecutiva para acercar a los maestros.
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