Tras su buen debut Es bebé, el cantautor uruguayo estrenó su segundo disco, conformado por diez canciones cálidas y prístinas que giran en torno a la guitarra acústica y a su voz, dándole un tono introspectivo (y a la vez una idea de que son canciones sobre “el adentro”). Una vibra Beatle resuena en este disco, en el que la sensibilidad y el sonido indie y folk se cruzan con pasajes más cercanos al soul, como en las canciones Ni que pensar y De contenedores. Un disco con temas que pueden escucharse de forma independiente, pero que también gana en la escucha conjunta, algo no tan habitual y cada vez más demodé en la música actual. Presentado como un disco “otoñal”, una etiqueta que le calza justa, es un álbum con una combinación de intimidad invernal y grandilocuencia veraniega, y un clima que permanece a lo largo de toda su duración.
Compuesto por cinco canciones que funcionan como carta de presentación para esta cantautora, este EP revela una voz interesante, con un repertorio en el que salta del español al inglés y al francés, y que está marcado por el abundante y elegante swing, y una sonoridad pop de tonos dulces y amigables. Con su voz en primer plano, las canciones de este debut son directas e íntimas, aunque también se destaca el trabajo de producción e instrumentación que las rodean de buena manera y apuntalan el trabajo de la autora.
Diego Presa es una de las voces más interesantes y poderosas de la canción uruguaya, con una carrera que engloba discos en solitario y como parte de los proyectos Buceo Invisible y El Astillero. A Díaz la conocíamos hasta ahora como actriz de cine y televisión, una cara conocida y versátil dentro de la producción audiovisual argentina. Aquí se estrena oficialmente como cantante, con este disco a dúo en el que la música está a cargo de Presa, y la interpretación vocal y las letras trabajadas en conjunto. Son seis canciones que se van como agua, en las que la melancolía y lo onírico están bien presentes, de letras poéticas y una música cautivante en la que colisionan facetas luminosas y otras más sombrías, que permiten descubrir una faceta nueva de la actriz, y que confirman una vez más a Presa (que viene del gran disco Cuarto) dentro del panorama musical local.
Esta es en realidad una doble recomendación. Inside es una mercurial combinación de película, show de stand-up y espectáculo musical que el actor y humorista estadounidense Bo Burnham estrenó en Netflix en las últimas semanas. Y este disco son las canciones, que en el especial se presentan de forma prácticamente consecutiva, a través de las que Burnham ofrece uno de los testimonios más llamativos y personales de los tiempos que vivimos. Desde el encierro, Burnham canta sobre el aislamiento, el poder (y el lugar) del humor en momentos tan complejos y duros como estos, pero también sobre la cultura de internet, algunas críticas a las redes sociales y a la sociedad moderna, todo en clave de humor, pero también con un trasfondo más meditativo y tragicómico de fondo. Un bálsamo de risa para sobrellevar estos tiempos de incertidumbre, y un destino obvio para quienes hayan visto el especial en la plataforma, que seguro se quedarán con varias de las canciones resonando en la cabeza gracias a sus melodías pop bien pegadizas.
El rapero estrenó su segundo disco (tercero si se tiene un cuenta un álbum de beats lanzado en 2016), una colección de canciones en las que el tema del amor es tratado desde diferentes facetas, desde el cariño familiar hasta el romántico y el pasional. Letras emocionales, beats elegantes, festivos y variopintos, en los que se meten la salsa (en Por Vos), la música electrónica y la bossa nova (en Tormenta), y una serie de colaboraciones con figuras del género pero también de otros terrenos, como la participación de Christian Cary de La Triple Nelson en Intensa, un tema de aires blueseros, en el que el invitado pone el toque del experto con su guitarra. Un disco sólido y compacto, directo y energético, en el que la fusión genera resultados atractivos y agrega tonalidades a un lienzo bien trabajado.
Entre Montevideo y el Líbano hay unos 12.000 kilómetros de distancia unidos musicalmente a través de las tres canciones que integran este EP del proyecto del músico y productor Nacho Adda, en el que participan como invitados tres artistas libaneses, uno por tema, en una conexión con las raíces genealógicas del artista. El cruce entre la modernidad y el futurismo electrónico, con beats y sonidos que parecen llegados desde el universo de Blade Runner, con la música tradicional del país asiático ofrecen una combinación y una exploración única, y generan una atmósfera particular que se extiende a lo largo de once minutos, que dejan con ganas de más.
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