Julio Lamas

Básquetbol > ENTREVISTA A JULIO LAMAS

Julio Lamas: “Es la primera vez que estoy en un momento así: no sé si voy a seguir dirigiendo, o no”

Julio Lamas, el entrenador argentino de 57 años, que dirigió a su país, a Japón y llegó hasta Real Madrid estuvo en Uruguay y habló de todo con Referí
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27 de febrero de 2022 a las 05:02

Habla de pasión como secreto para llegar. Sugiere que quienes se inician en esta actividad se peguen a un maestro. Trabajó en los clubes más humildes de Argentina y en los más poderosos en Real Madrid. Dirigió a las selecciones de Argentina y Japón, y a los 57 años evalúa si sigue o si le da un giro a su actividad.

El entrenador argentino Julio Lamas estuvo en Uruguay, para una charla sobre Gestión de talentos. Se reencontró con Tato López y con Martín Osimani. Conoció a Diego Forlán. Al capitán de Copa Davis de Uruguay, Bebe Pérez Cassarino. Habló sobre su experiencia y al final los terminó escuchando a ellos, en una larga charla.

Luego, la charla con Referí. “Quiero agradecerle al grupo Magnolio que me invitó a Uruguay a realizar esta actividad y vivir este momento. Fue mi primera vez en Uruguay. Y a Franco Bronzini, que fue quien motorizó todo esto”, apunta antes que nada. “Porque para mí fue muy interesante compartir con colegas de diferentes deportes y resultó enriquecedor el intercambio con ellos. Porque siempre se aprende”. Habla desde la humildad, aunque está en la elite.

Julio Lamas durante la charla con Referí

Valoró el reencuentro con Tato López, Osimani y a “tantas personas que volví a ver después de mucho tiempo, eso fue emocionante. Sirvió para actualizarse un poco, para aprovechar a reír, hablar, saber cómo están y recordarlos”.

“También conocí a personas nuevas, como Diego Forlán, un deportista que admiro. Estuvo Bebe Pérez. Había gente de fútbol, básquetbol, tenis, otros profesionales, y con ese tipo de encuentros al final nos beneficiamos todos. Porque terminó la charla y un grupo largo, de no menos 10 o 12 nos quedamos intercambiando una hora más. Y se da, como siempre, que hay personas que están apasionados con lo mismo y se comparte y se escucha”, apunta.

¿Qué le dijo Forlán?

Intercambiamos cosas de fútbol, de básquetbol, de estilo de gestión o liderazgo de equipo, de proyectos deportivo en este mundo actual.

Lamas valoró el encuentro con Tato López y Osimani

Como Abel Balbo el año pasado, ¿Diego le propuso integrar su cuerpo técnico?

No, no me propuso ir a Durazno, por ahora.

Y el reencuentro con Tato tuvo algún recuerdo especial.

Un montón. Tato estaba con ganas de tocar diferentes temas, León Najnudel, la liga argentina, la italiana, la española, las selecciones de Argentina y Uruguay, personas y compañeros comunes de equipos. Le pegamos un recorrido largo.

¿Cuál fue el momento más especial que le tocó vivir en su carrera con Tato?

Si tengo que elegir el más especial de mi lado, es cuando Tato fue a jugar a Argentina. Era un jugador de un nivel internacional muy alto y completo como jugador. Yo lo iba a ver y luego le enseñaba a los juveniles de San Andrés cosas que veía en él. Ese momento para mí fue más especial que otros que compartimos después.

Lamas llegó a Uruguay para una charla sobre gestión de talentos

Habla con frecuencia de la pasión, ¿qué tan importante es en la función del entrenador?

Es una parte grande. Hay un montón de componentes importantes, pero la pasión por el oficio de entrenar fue lo que hizo que no midiera esfuerzos, que estuviera mi dedicación sostenida a través de los años, que buscara el conocimiento en el lugar que fuera y en capacitarme permanentemente. La pasión es lo que convierte a un equipo en algo con un espíritu superior, con una mística diferente.

¿Qué es éxito para un entrenador que ganó tanto?

Si ser campeón es lo único que marca el éxito, estamos complicados. El éxito es que un equipo esté lo más cerca posible de su techo. Para unos es ser campeón, para otros culminar cuarto, para otro sexto. También, el éxito es jugar bien, tener un buen funcionamiento y con los talentos que tenés en la mano estar lo más cerca del techo. Éxito es darlo todo. Para que un equipo funcione bien hay tres patas muy importantes: conocimiento, capacidad de comunicar y construcción de la confianza. Eso en el grupo. Luego, la torta tiene más ingredientes y el talento es algo que a la larga va a definir cuál es techo de ese equipo. De todas formas, para convertir a todos los talentos que tiene un grupo en un equipo que funcione es importante conseguir estas tres cosas: movilizar el conocimiento de todos en la búsqueda de cumplir los objetivos, primero, y los individuales, después.

Durante su paso por Uruguay, Lamas conoció a Diego Forlán

Usted aprendió al lado de Najnudel hace 35 años. ¿Qué le diría a ese entrenador que está empezando? ¿Cuál es el secreto para transitar el camino del entrenador?

Buscar el conocimiento en donde esté. Hoy es más fácil acceder a la información, pero es importante que la capacitación sea constante tanto en contenidos deportivos como en todo lo que tiene que ver con liderar o coachear un grupo de gente. Porque también hay que capacitarse en esa faceta. La mejor recomendación que le puedo dar a un joven que recién comienza es que se pegue a un gran maestro, al que cada uno pueda acceder. Y si no puede acceder, porque también puede ocurrir eso, que a la distancia siga detalladamente a uno, y que preste atención. Porque pegarse a un gran maestro es lo que a un joven le sube el techo y le aumenta la velocidad de su crecimiento, aprendizaje y formación. Eso es muy importante.

¿Cómo hace para construir grandes cuerpos técnicos en mercados económicamente limitados como pueden ser el de Argentina y Uruguay con relación a los que le tocó trabajar?

Como hacemos todo por acá. Le metemos con la pasión. ¿Cómo es eso? No le ponemos límite a las horas que dedicamos. Personas que no tienen un salario de alto nivel intentan trabajar con el alto nivel, se buscan jóvenes que tengan ganas de comerse el mundo para sumarlos al equipo. Se suman los entrenadores de las inferiores para que entrenen individualmente a un par de jugadores de la primera por el deseo de crecer. Nada diferente a lo que siempre hacemos por acá. Tratamos con el recurso humano de disimular lo que pueda faltar en el aspecto económico. Con pasión, amor al juego y el compromiso del equipo hace que tengamos extras para cuando nos toca competir contra los que tienen más.

¿Eso no se apaga?

Si se apaga ya no seríamos nosotros, ni estaríamos conformes con nosotros mismos ni a los que representamos. No se puede apagar.

¿Cómo ve a Uruguay en su organización deportiva con 3.000.000 de habitantes y cómo puede llegar a trascender como en su época dorada de 1980?

Lo que tendría que hacer Uruguay o cómo desarrollarlo no corresponde que lo conteste. Hay profesionales en cada club y en la selección haciendo eso, y ellos son los que saben lo que deben hacer. ¿Cómo lo veo? Como un lugar con pasión por el básquetbol de toda la vida, con tradición, con gente que sabe del deporte. Me da la impresión, sin entrar a referirme a lo que se debe hacer, que el objetivo es clasificar a un Mundial para volver a estar en competencias mundiales. El equipo se quedó en la puerta un par de veces, pero el equipo tiene los jugadores para intentarlo otra vez. Con el formato de las ventanas es mejor, porque el anterior, de los nueve partidos en dos fases no favorecía en la segunda etapa por el desgaste de los jugadores principales del equipo. Ahora con dos partidos y descanso, si tiene a todos los jugadores disponibles en todas las ventanas, el equipo puede intentar clasificar para un Mundial.

Lamas escaló desde los clubes más humildes de Argentina

¿El básquetbol es cada vez más elitista? En 1984 Uruguay fue sexto a nivel olímpico, dos veces medalla de bronce olímpica en la década de 1950…

El básquetbol no se transformó en elitista sino que lo que sucedió fue que en Europa el juego se ha desarrollado con sus competencias internas y sus características físicas (con su mano derecha hace el gesto de jugadores altos) se ha desarrollado a más nivel y han progresado Australia, Canadá. También empiezan a aparecer algunos países de Asia con intenciones de competir, que antes no estaban en ese plano, incluso países africanos con jugadores atléticos que se desarrollan en Estados Unidos o en la NBA. Por tanto, lo que cambió es la cantidad de equipos protagonistas, porque el básquetbol se desarrolló en el mundo y se juega en 208 países del mundo.

¿Qué queda de Lamas de aquí para adelante, a sus 57 años?

No sé que voy a hacer. Es la primera vez que estoy en un momento así, especial, porque no sé que voy a hacer, si voy a seguir dirigiendo o no.

¿Por qué?

Vengo de cuatro años en Japón en el que sostener lo familiar en Argentina y lo profesional en Japón fue desgastante. Por esa razón tomé estos meses para ponerme al día con temas familiares y personales. Además, estoy comentando deporte en televisión, la liga Española en Deportv, y dando charlas corporativas. Las dos cosas me gustan mucho. Tuve conversaciones para trabajar en la gestión de algunos clubes, que no se concretaron. Estuve conversando con Newell’s Old Boys, por ejemplo. Estoy en un momento en el que entre marzo y abril voy a decidir si sigo dirigiendo o no, que es lo primero que debo decidir.

¿Se apaga el fuego?

¡No! El otro día fui a ver Boca-Flamengo y cuando terminó el primer tiempo quería dirigir a los dos equipos. Y por dentro decía: ‘¡Bue! Vamos a ver cómo manejo esto’. Si fuera por mí dirigiría hasta los 70 años, pero también tengo una vida familiar y personal. No quiero regresar a Japón. No veo en este momento posible dirigir en Argentina y tendría que moverme a una ciudad a la que pudiera ir con mi esposa y mi hija pequeña, porque me fui a Japón con mi hija con ocho años y ahora tiene 13, y me está pasando todo eso. A la gente no le interesa mucho eso, pero lo que me ocurre es la combinación de la vida personal y profesional a la que le tengo que poner un equilibrio. 

Lamas se formó al lado de Najnudel

¿Cómo hace para parar?

Tengo la experiencia suficiente para saber qué quiero, decir que no a lo que no quiero. También puede pasar que siga haciendo lo mismo, que dirija a un equipo para la próxima temporada.

¿Es posible volver a su país o a Uruguay después haber estado en la elite?

En junio de 2004 dirigí a Real Madrid y en agosto de 2004 estaba trabajando en Ben Hur de Rafaela. No me costó hacerlo, porque yo soy de acá. No es que porque estuve un tiempo en España o en Japón no soy de acá. Conozco perfectamente cuál es la realidad del mercado y si me involucro con un proyecto me pongo la camiseta del equipo en el que estoy hasta los tobillos y hago lo que sea necesario en ese lugar. Lo que necesito es ir a un proyecto que me guste, en el que me hablen bien para llevarme, me traten bien y me motiven a hacerlo y que cuando bajamos a la cancha hagamos todo lo mejor que podamos. Para lo que no estoy preparado es para ir a un lugar en el que las cosas se hagan mal innecesariamente. Ahí sí ya no me veo.

¿Económicamente usted es accesible?

El sentido común hay que aplicarlo a todo. Cada mercado tiene un determinado nivel. El de Argentina tiene el de Argentina, y no podés trabajar en Argentina y pretender ganar el dinero de Real Madrid o Japón, para eso tenés que ir a ese equipo o a ese país. Hay que adaptarse y respetar el medio en el que estás.

“Busco la excelencia”
“El deporte evolucionó un montón. Empecé a dirigir hace 32 años y la alimentación era diferente, el entrenamiento físico era diferente, también la forma de jugar era distinta. El básquetbol es un deporte que evoluciona permanentemente y una cosa que un entrenador debe tener para permanecer es adaptarse a los cambios. En la actualidad hay más información y herramientas que podemos utilizar para buscar la excelencia. Eso es un poco lo que como entrenador me gusta proponer. Me gusta buscar la excelencia. La excelencia no es salir primero, segundo o tercero. Obviamente esta es una actividad orientada a conseguir resultados y hay una demanda permanente de eso, pero, asumido eso, hay que decidir cómo recorrer el camino. Mí propuesta al equipo es buscar la mejora constante en cada día de entrenamiento y como equipo la excelencia en el funcionamiento colectivo. Esa es la búsqueda. En ese aspecto tenés que prepararte vos, coachearte a vos mismo, registrar tus emociones, gestionarlas, para después interpretar las emociones de quienes liderás. Hoy existen un montón de conocimiento y herramientas que antes no teníamos. Hay que sumarlas, porque si hacés lo mismo que hace cinco años atrás, estás un poco más atrás. Hay que acompañar la evolución que el deporte va teniendo. La tecnología entró hace tiempo y cada vez tenemos más herramientas”.
Japón lo esperó seis meses
“En 2017, Japón tenía los Juegos Olímpicos hacia adelante y deciden buscar un entrenador internacional. Definieron que no sería estadounidense y buscan en la escuela exyugoslava, con un par de serbios arriba de la mesa, un entrenador australiano, un español y yo. Finalmente me ofrecieron el puesto a mí. Vino el director deportivo. Primero le contesté que no: era un lugar lejano, desconocido, con una cultura totalmente diferente. Volvieron y me mostraron más detalles del proyecto, lo que pensaban hacer con la selección y lo que estaban haciendo con la liga. Volví a darle vuelta a la situación y allá fui.
Hasta que decidí fueron seis meses. Ellos tienen paciencia. Fue una experiencia fantástica en lo personal y en lo profesional.
Fui de una manera y volví mejor porque tuve que generar nuevas herramientas porque muchas de las que tenía no me sirvieron más. Tuve que conocer la cultura, entender el básquetbol japonés.
El primer año muchas veces estuve frustrado durante el camino. Al final del día me sentía frustrado y pensaba: ¿habré hecho bien? ¿Podré ayudar? Y al otro día arrancaba con todo. Eso sucedió durante 10 meses. En el mes 11 ganamos por primera vez un partido y por primera y la única hasta ahora a Australia, entonces ahí definitivamente ya tenía algo”.

Frases

"El objetivo es todos los días, todas las semanas, todos los meses. Si este día, esta semana y este mes vas a ir logrando lo que buscás, que es la mejora constante, podés poner objetivos más ambiciosos”

"En el deporte hay que tener la cabeza en el presente. No es para atrás porque le ganaste a tal, porque no le importa a nadie; no es para adelante, tampoco. Es hoy. Es dar todo lo que tenés cada día. El equipo que tiene la cabeza para atrás o para adelante, normalmente va todo peor”

"Año 2008. Ocurrió en un Argentina-Uruguay en Rosario. Iba como segundo entrenador, transcurría la primera semana de entrenamiento, jugábamos el primer amistoso, y en el primer tiempo muerto que pide Sergio (Hernández) dudaba dónde ponerme. Nunca me había pasado desde la época de León (Najnudel), 20 años antes. Entonces escucho una voz que me dice: ‘¿Cuesta no?’. Giro la cabeza, veo que era Manu y le pregunto, ‘¿qué cosa?’. ‘Ceder el liderazgo’, me dice. Le asentí con la cabeza y me sirvió, cuando llegué al hotel, para ajustar y entender que me había comprometido a ser segundo entrenador y qué esperaba desde ese lugar, qué tenía que dar y cómo lo iba a hacer. Me sirvió para ajustar bien en ese rol que había aceptado. Ahí está la clave de todo”

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