Esteban Dieste, uno de los once hijos del ingeniero Eladio Dieste y el único arquitecto, esperó este martes el resultado de la declaración de la Unesco en la Iglesia Cristo Obrero de Atlántida. Sobre las 9.30, ya con el ingreso del templo diseñado por su padre en la lista del Patrimonio de la Humanidad, Dieste se emocionó. Significó, para él y el resto de quienes resguardan el legado del ingeniero, una gran victoria en pos de la preservación de un estilo único y representativo.
"¿Qué puedo decir?", le dijo Dieste a El Observador. "Hace un rato dije que me saltaba el corazón y creo que todavía me sigue saltando. Es una emoción muy grande, emoción por ser oriental como decía mi abuelo Eladio (el padre de mi padre), porque creo que esto es un logro de todo el Uruguay, de su cultura, de su población de inmigrantes, como el caso de mis abuelos".
La iglesia de Dieste se sumó a la lista luego de una deliberación que tuvo lugar en la segunda jornada del congreso del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, que se extenderá hasta el próximo 31 de julio.
El edificio fue postulado por Uruguay en 2019, y se destacó en la candidatura "la técnica innovadora" y la "reinterpretación moderna" de un tipo de edificio tradicional, como son las iglesias católicas.
"Es un logro de la cultura uruguaya, porque mi abuelo decía 'usted tiene que saber de dónde viene'. Todos tenemos que saber de dónde venimos, quiénes fueron nuestros abuelos y nuestros padres, cómo es la sociedad en que nacimos", sumó Esteban Dieste.
Para él, la inclusión de la obra de Dieste en la lista de la Unesco es, para la arquitectura uruguaya "un orgullo y un logro grande".
"Somos un país que siempre ha tenido un muy buen nivel en arquitectura. La de los años 1920 y 1930 en Uruguay es de una calidad a nivel mundial. La arquitectura moderna que empieza en Europa y que de algún modo se ve interrumpida por la segunda guerra mundial, acá en Uruguay tuvo la oportunidad de desarrollarse", contó.
"La obra de mi padre es de una originalidad muy grande. Está enraizada en una cultura nuestra sin mirar demasiado a los países desarrollados, y eso mi padre lo tenía como un principio", concluyó.
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