Fidel pasó su primera prueba con personalidad, técnica y velocidad

El partido que en la noche del jueves jugaron Peñarol y Delfín en Maldonado sirvió como el banco de pruebas más exigente en lo que va del año para Leonardo Ramos y también para el estreno ante su público de las incorporaciones Fidel Martínez, Agustín Canobbio, Giovanni González, Luis Maldonado, Rodrigo Piñeiro y Rodrigo Rojo.

Sin Cristian Palacios que fue reservado por una molestia ni Lucas Viatri, de quien se espera el informe definitivo de la sanidad para determinar el tiempo de recuperación, Martínez fue el jugador más adelantado en el ataque por delante de Maximiliano Rodríguez.

El equipo salió con el mismo manual que Leonardo Ramos intentó impregnar en sus jugadores, ese que habla de ser un equipo corto, agresivo en todas sus líneas y muy intenso a la hora de recuperar para salir rápido en transición.

Pese a que tiene el material como para hacer de la posesión un valor interesante en la concepción del juego, Peñarol se destaca por ser un equipo seguro, vertical y con gran poder de gol. Así lo fue en el Torneo Clausura que ganó de punta a punta con 42 de 45 puntos en juego y en una remontada histórica para obtener también la Tabla Anual.

Y así será, al menos en la intención, en 2018. Peñarol asumió el protagonismo del partido ante Delfín y cumplió las premisas básicas de un equipo en pretemporada. Fue agresivo en la salida del rival, intentó presionar siempre sobre las bandas para que el juego cayera por la calle central y con la pelota en su poder fue un equipo que apostó a la prolijidad para construir.

Aún sin Gargano, uno de sus jugadores más destacados, el equipo encontró en Guzmán Pereira un volante recuperador que entregó todas las pelotas bien y fue certero a la hora de los relevos y Maximiliano Rodríguez asumió un rol de conductor que le queda bárbaro.

Giovanni González y Agustín Canobbio mostraron atributos interesantes siempre respaldados por el buen nivel de Guillermo Varela y Lucas Hernández.

Fue pívot cuando tuvo que ir al choque ocupando el lugar de Viatri, se abrió hacia los extremos para generar huecos aprovechando su velocidad y mostró una faceta interesante a la hora de asistir compañeros cuando tuvo la pelota en su poder de frente al arco.

A los 20 minutos se plató como pívot, cubrió bien la pelota y sacó una falta que derivó en el golazo de Maximiliano Rodríguez para abrir el marcador.

Es verdad que aún debe pulir algunas cosas vinculadas al físico y la recuperación, porque en el complemento sintió el paso de los minutos, pero estuvo lejos de defraudar.

Puede decirse que su presentación fue una muestra gratis del rendimiento que puede llegar a realizar en Peñarol, cuando la pretemporada le de paso al trabajo intenso con pelota y la competencia muestre circuitos aceitados.

Si hay algo que dejó en claro Martínez ayer es que no se lleva mal con el compromiso defensivo. Ramos incluso le llamó la atención porque retrocedía demasiado para colaborar en la marca siendo la principal referencia ofensiva, un atributo que igual entendieron como una señal positiva en el cuerpo técnico porque la intención es colocarlo como un volante ofensivo bien abierto.

Martínez estuvo en cancha 84 minutos y su rendimiento fue de mayor a menor, una consecuencia lógica de saltar a la cancha con pocas horas de entrenamiento y ante un rival que también apeló a los cambios en el complemento. Igual no impidió que Fidel comenzara la jugada que derivó en el penal que Gastón Rodríguez utilizó para bajarle el telón al partido.

Por potencia, lectura de juego y habilidad para moverse por todo el frente de ataque, Fernández y Martínez pueden configurar una sociedad más que interesante en la ofensiva de un equipo que ya tiene el aporte de jugadores de mucha técnica como Maximiliano, Cristian y Gastón Rodríguez.