Florencia Núñez y un disco que invita a bailar en la silla

Las compositoras uruguayas están en un gran momento. Ya desde 2016, cada una en su género y con su estilo propio, artistas como Papina de Palma, Eli Almic y Alfonsina (por nombrar solo a algunas dentro del grupo más joven) han presentado discos sólidos, con propuestas claras y que incrementan la diversidad de voces dentro de la música uruguaya.

Continuando esa línea se incluye el lanzamiento más reciente de Florencia Núñez, Palabra clásica, estrenado el viernes 1º de setiembre en plataformas digitales y que pronto estará también disponible en formato físico.

El segundo disco de esta compositora rochense es la continuación de Mesopotamia, lanzado en 2014 y ganador del premio Graffiti en 2015, donde mostraba un perfil más cercano al folk y al indie, y donde el eje de las composiciones estaba en la clásica combinación de guitarra y voz del cantautor.

Y si bien hay canciones de este nuevo álbum que mantienen esa conformación, Palabra clásica presenta sobre todo un giro hacia el pop en la estructura y en la sonoridad de las canciones, fundamentalmente en la primera mitad del disco, aunque nunca desaparece del todo.

El optimismo domina en las canciones, donde también predominan las temáticas románticas, algo que continúa la línea de Mesopotamia, donde figuraban canciones como Siesta o Qué planes tienes para el sábado. Pero en contraste con aquel disco, no hay canciones de ruptura o desamor.

En Palabra clásica está el folk, pero el pop domina, con una instrumentación en la que toman más preponderancia los teclados y la batería, y donde también hay temas como Revistas en el que se destacan los arreglos orquestales.

Si bien el quiebre no es totalmente radical, el disco incluye canciones abiertamente bailables, dulces y alegres, como la que abre el tracklist, Tengo un imán contigo, o Bailo en la silla, un tema repleto de guiños informáticos que es uno de los temas más representativos de esta nueva faceta de Núñez.

Con un ritmo que invita al baile y una sección de vientos aportando un tono festivo, Todo indica que caí es otro punto destacado del álbum, antecesor al tema que da nombre al disco, una oda al proceso compositivo con un formato y un texto que remite a trabajos recientes de Jorge Drexler.

Con una letra casi recitada y un ritmo que recuerda a géneros folklóricos, la canción contiene algunas de las frases más destacadas del disco, con versos como "Trabajar siempre en la cúspide/ por caminos antagónicos/me hace valorar lo químico/ lo mágico que aparece nada más al terminar una canción".

Otras tienen puntos de contacto con el disco anterior, como Pacto, Memoria en murales y la mencionada Revistas, donde las guitarras acústicas mandan.

Otra composición que retiene esa sencillez es Save Some, un tema único por tener su letra en inglés, y que choca con las otras nueve canciones porque corta con la continuidad idiomática. Eso la convierte en el eslabón más débil de un disco que, de todas formas, es sólido en su propuesta.

El cierre queda para dos de las canciones más animadas de este trabajo. Aquiles es donde el amor fluye a la par del whisky, mientras que en Secreto a voces se incorporan sonidos electrónicos, la voz de Núñez pasa por un filtro y el bajo marca un ritmo que invita a mover los pies.

El resultado de Palabra clásica es, por lo tanto, divertido, luminoso, enérgico y personal, donde todo suena al nivel que tiene que sonar, y con un cuidado por las canciones.

Este segundo disco de Florencia Núñez la reafirma como una de las voces femeninas a seguir dentro de la música uruguaya, y marca una faceta que contrasta pero complementa a la que ya se conocía, y que genera intriga sobre su traslado a los shows en vivo, donde sería esperable una mayor potencia.

La canción que da nombre al disco destaca por su letra, que homenajea el caótico y armónico proceso creativo.