Este domingo, en su oración semanal del Ángelus, y tras una semana marcada por varios naufragios, el papa Francisco dijo que los migrantes muertos en el Mediterráneo son una “herida abierta” en la humanidad.
El pontífice, de 86 años, ofreció sus oraciones por las 41 personas reportadas como desaparecidas el pasado miércoles tras el naufragio de una embarcación que había salido del puerto tunecino de Sfax. Ante los fieles, citó “con dolor y vergüenza” las cifras de la ONU según las cuales más de 2.000 migrantes perdieron la vida en el Mediterráneo desde principios de año.
“Es una herida abierta en nuestra humanidad”, dijo el papa argentino a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Y agregó: “Ofrezco aliento a los políticos y diplomáticos que tratan de curar esa herida con espíritu de solidaridad y fraternidad”.
El sumo pontífice también saludó “los esfuerzos de todos los que trabajan para evitar naufragios y rescatar a los migrantes”.
Si bien el pedido de un mejor trato para quienes huyen de sus hogares en busca de una mejor vida es algo habitual en el discurso papal, esta semana Francisco ya había pedido no ser “indiferentes” ante las “tragedias” de quienes mueren cruzando el mar.
Este sábado, un portavoz de la ONU dijo que “al menos 2.060” migrantes habían perdido la vida en el Mediterráneo desde el 1° de enero. Más de 1.800 de ellos murieron en el Mediterráneo central, más del doble que en el mismo período del año pasado.
En uno de los últimos naufragios, dos personas, incluido un bebé, murieron cuando su bote se hundió el sábado poco después de zarpar de las costas de Túnez, dijo la guardia costera. Y el lunes pasado, funcionarios judiciales informaron de la muerte de 11 migrantes en un naufragio frente a Sfax, con decenas más desaparecidos.
Asimismo, al menos 30 inmigrantes fueron reportados como desaparecidos luego de dos naufragios frente a la isla italiana de Lampedusa.
