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Fútbol, política, religión y Salah
Cuenta el periodista James Dorsey que en Egipto hay dos ambientes donde la juventud puede expresarse con cierta libertad: las mezquitas y una cancha de fútbol. Quizá por esto no sorprendió que aquel 25 de enero del 2011, conocido como el "Día de la ira", tuviera a los ultras del Al Ahly y Zamalek en primera línea. Comenzaban las jornadas de protesta en la plaza Tahrir, centro de la primavera árabe en Egipto, frente al museo egipcio, como si los que hacían historia en el presente le pidieran permiso a los que ya la habían hecho.
Al Ahly significa "El Nacional" es el equipo más popular de Egipto, algo significativo en un país de 100 millones de habitantes. Surge en 1907 como un club en el que se reunían los estudiantes egipcios contrarios a la ocupación británica y sus injerencias en el gobierno. Por eso lleva ese nombre, El Nacional.
Zamalek, por el contrario es un club fundado por extranjeros en 1911, con un primer presidente belga. En 1940 el club cambió su nombre por el de Rey Farouk, hasta que en 1952 la monarquía fue abolida, y quedaba poco conveniente llamarse como el último rey derrocado. Desde 1952 es conocido como Zamalek.
Ambos equipos son de El Cairo, y es uno de los clásicos más multitudinarios del mundo. Pero las diferencias futbolísticas fueron dejadas de lado cuando a comienzos del 2011 la consigna era salir a la calle a protestar contra Hosni Mubarak.
Mubarak cayó en febrero de 2011 y se pactaron elecciones para mayo del 2012. Mohamed Morsi se terminaría convirtiendo en el primer presidente elegido democráticamente en la historia de Egipto. Pero la historia nos obliga a hacer un alto en febrero del 2012.
El Al Ahly tenía que ir a la ciudad de Port Said, sobre el mediterráneo, a la entrada del canal de Suez. De esa ciudad es Al Masry, las águilas verdes. El partido pintaba complicado desde la previa: los hinchas del Al Masry eran partidarios de Mubarak, y los ultras del Al Ahly venían de estar en la vereda de enfrente. Terminó 3-1 a favor de los locales. Cuentan que se conversó suspenderlo en el entretiempo, pero que hubiera sido peor porque iba ganando el Al Ahly 1-0.
Luego del partido la masacre: hinchas del Al Masry, con la complicidad de la seguridad local, invadieron la cancha armados y comenzaron a atacar a la hinchada rival. Los jugadores del Al Ahly fueron a los únicos que la policía escoltó al vestuario, cuentan que vieron morir personas dentro del vestuario mientras los médicos del equipo hacían lo que podían. En total 79 personas muertas, 72 de ellas hinchas del Al Ahly.
El entrenador del Al Ahly era el portugués Manuel José, que tenía dentro de su cuerpo técnico al argentino Oscar Elizondo. En entrevista a El País de Madrid, el ayudante técnico contó: "La imagen que me rebota en la cabeza es la de nuestro jugador más famoso, Aboutrika, el Maradona egipcio, sacando en brazos del vestuario a un niño de 17 o 18 años ya fallecido".
El presidente Morsi duró hasta julio del 2013 cuando el general Abdul Fatah al-Sisi dio un golpe de Estado. El nuevo gobierno no se olvidó del rol de los hinchas en las manifestaciones, y tampoco el de algunos jugadores. Aboutrika fue puesto en una lista de "terroristas". El ex jugador ahora es comentarista en Bein Sports, cuyo dueño es el presidente catarí del Paris Saint Germain.
Egipto cortó relaciones diplomáticas con Qatar por, entre otras cosas acusarlos de apoyar a los Hermanos Musulmanes, organización considerada terrorista por Al-Sisi, y que apoyó al ex mandatario Morsi. Fútbol, religión y política, todo mezclado.
La masacre de Port Said, como ya se ha dicho, generó que la liga egipcia se suspendiera. En aquel momento, entre otras cosas la federación debía conseguir que los jóvenes sub 23 jugaran partidos de preparación para los juegos olímpicos de Londres que se venían. Allí apareció el equipo suizo Basilea, que se ofreció a recibir a la selección olímpica de Egipto. Bernhard Heusler, presidente del Basilea, le había echado el ojo a un joven talento y el amistoso era la excusa para verlo de cerca. El 14 de marzo del 2012, poco más de un mes después de Port Said, Egipto sub 23 le ganaba 4-3 al Basilea. Dos goles fueron de un joven que pintaba muy bien, un tal Mohamed Salah. Así, obligado por la crisis política, empezó la carrera europea del ídolo egipcio, sobre el que hoy están puestos todos los reflectores.
Mohamed Salah en Israel
Cuando Salah era jugador de Basilea protagonizó un episodio donde se cruzaron la religión, la política y el fútbol. En la pre-champions del 2013/2014 el rival de los suizos fue el Maccabi Tel-Aviv. Egipto e Israel tienen una relación por lo menos tensa, para ser sutiles. En el partido de ida Salah se inventó un cambio de zapatos para saltarse el saludo a los jugadores del equipo israelí. En la vuelta la UEFA ya había advertido que no podía volver a pasar, pero en vez de saludar con un apretón de manos Salah lo hizo con el puño cerrado. Hizo el segundo gol de un partido que terminó 3-3, lo celebró rezando como lo hacen los musulmanes. Basilea avanzó y el lío diplomático resuena hasta hoy.
Polémica por Chechenia
Mohamed Salah es en la actualidad el jugador árabe más famoso. Además es musulmán, como la mayoría de sus compañeros. Por eso la selección egipcia eligió como su campamento base Grozny, capital de Chechecnia, donde los musulmanes son mayoría por delante de los rusos ortodoxos. Chechenia es una república dentro de Rusia, y su presidente, Ramzan Kadyrov supo combatir a Moscú en el pasado, pero ahora es un firme aliado de Putin. Ramzan es acusado entre otras cosas de liderar fuerzas paramilitares que poco respetan los derechos humanos. También es el dueño del equipo local, el FC Akhmat, antes llamado Terek, pero que en 2017 cambió de nombre en honor a Akhmad Kadyrov, su padre, asesinado en 2004 .
