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Futuro difícil para trabajadores de la industria automotriz brasileña

Hoy tiene casi 9,5% menos de obreros en plantilla que en abril de 2014
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24 de mayo de 2015 a las 00:20

Manuel Domingos y miles de obreros están o saldrán de ‘vacaciones’ obligadas de las fábricas de vehículos donde trabajan en San Pablo, prueba fehaciente del frenazo que dio la industria automovilística de Brasil, antes superpujante.

“Hay un sentimiento de inseguridad, de pensar que si tenemos que irnos obligados de vacaciones es porque algo no está yendo bien ni en la empresa ni en la economía”, se lamentó Domingos, de 40 años, trabajador de la fábrica de Ford en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, en la zona metropolitana de San Pablo. “Es complicado, no tenemos opción. Es un momento difícil para nosotros los trabajadores”, dijo este obrero casado con una empleada doméstica, con dos hijos.

La industria automotriz es una de las que ha sentido con mayor fuerza el golpe de cuatro años de magra expansión económica y un quinto de estancamiento, 2015. Incluso, el FMI pronostica una contracción del PIB de 1% este año. Las ventas y la producción de vehículos en Brasil registraron fuertes caídas en el primer cuatrimestre: se produjo y se vendió casi un 20% menos que en el mismo periodo de 2014, según la asociación de fabricantes Anfavea.

La representante de distribuidores, Fenabrave, dijo que 250 de las 8.000 concesionarias que hay en Brasil cerraron entre enero y abril, dejando sin trabajo a 12.000 personas. El sector marcó récords de fabricación en 2013, cuando cada día salían a las calles del país más de 10.000 automóviles nuevos, pero comenzó a decaer al año siguiente también resentida por el fin de un ciclo de beneficios tributarios para la industria.

“Tenemos miedo”

Ante este panorama, empresas como Ford, General Motors, Mercedes Benz o Volkswagen han colocado a miles de trabajadores en vacaciones o régimen de ‘lay off’ -una suspensión temporal del contrato con pérdida de algunos beneficios, pero no del salario- para reducir la producción ante las menores ventas.

El sistema de vacaciones descuenta días de descanso y el trabajador sigue recibiendo su sueldo y beneficios.

La industria automotriz hoy tiene 139.580 empleados, un 9,5% menos que en abril de 2014. Según la prensa local, más de 10.000 trabajadores han estado en vacaciones o ‘lay off’ este año en todo el país hasta ahora, pero Anfavea dijo que no tiene una estimación oficial.

Esta semana, Mercedes Benz despidió a 500 trabajadores y enviará de vacaciones a 7.000 más de su planta de Sao Bernardo do Campo, ciudad de unos 800.000 habitantes de fuerte tradición industrial y sindical, cuna del Partido de los Trabajadores en el poder.

El estado más próspero de Brasil, San Pablo, concentra la industria automotriz brasileña y dentro de éste, la mayor presencia está en Sao Bernardo do Campo.

“Tenemos miedo. Aunque haya un acuerdo con la empresa para asegurar el empleo, nos preocupa pensar que si la crisis se agrava no hay acuerdo que aguante”, declaró Jorge Aparecido Lobo, un trabajador de Volkswagen de 48 años de edad.

A la decaída economía de Brasil se suma una elevada inflación y tasas de interés, y el agotamiento de un modelo económico que basó parte de su fuerza en el consumo de las familias que salieron de la pobreza en la última década.

“La industria automotriz depende de tres factores: situación económica general, confianza del consumidor y acceso al financiamiento. Actualmente, en Brasil, hay dificultades en estas tres dimensiones”, señaló Stephan Keese, jefe del sector industrial y automotor de la consultora Roland Berger para América Latina.

“Hay poca perspectiva de mejora en el corto plazo. Prevemos que el volumen de producción puede anotar una caída de hasta 20% este año”, añadió.

Capacidad ociosa

Brasil cayó hace poco al octavo lugar como fabricante mundial de vehículos, con una producción en 2014 de 3,15 millones de unidades, 560.000 menos que en el año precedente.

“El problema es que hay una capacidad instalada muy por encima de la producción actual. Y no vamos a ver volúmenes de producción por encima de los 4 millones de unidades ni en el corto ni el mediano plazo”, afirmó Keese.

Y tanto la industria como analistas prevén más recortes.

“Estamos en un período de dificultades”, reconoció el presidente de Anfavea, Luiz Moan, que apuesta por una recuperación del sector hacia finales de año.

La industria brasileña está enfocada sobre todo al mercado interno. Fuera, el principal comprador era Argentina, pero ese destino está en baja y por eso Anfavea está empeñada en abrir más mercados en países latinoamericanos, como Colombia.

Pero el país norteño necesita “una estrategia de largo plazo” y más competitividad -reducir burocracia, costos logísticos y fiscales- si quiere ampliar su presencia internacional, planteó Keese. (AFP)

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