Ganadería: las lluvias no llegan y habrá que remarla, ¿hasta octubre?

En esta sequía el final está todavía abierto, el riesgo de un invierno que termine de provocar un derrumbe está presente.

Hay daños que son inevitables. La producción de terneros de Uruguay tendrá una fuerte caída en esta primavera, tras un entore que será el de peor resultado por lo menos desde 2010.

Aunque hay productores que tendrán buenos logros con base en una combinación de buenas prácticas y algo de fortuna para recibir alguna lluvia que no llegó al resto, inevitablemente Uruguay perderá al menos unos 400  mil terneros en la próxima parición, que quedará entre 2,4 a  2,5 millones, con una caída desde los 2,9 millones que se producen normalmente.

Y eso tendrá repercusión hasta 2026, por lo menos, tanto en la producción de carne como en los precios.

Si la demanda por carne se mantiene en el próximo otoño con la firmeza que ha recuperado en este mes de marzo, la falta de terneros debe dar una señal fuerte a los criadores: recuperar rápidamente los 2,9 millones de producción. El otoño próximo debería tener muy buenos precios para los terneros. Esta escasez “básica” ya inevitable generará un dominó de escasez: si faltarán terneros en 2024, también faltarán novillos en 2025 y 2026.

Una vez más, si China crece a buen ritmo, sumado al faltante de ganado de Estados Unidos, el precio por el ganado para faena tendrá propensión a la firmeza hasta 2026.

Esa es a esta altura un dato bastante firme. Como escenario de base. Al mismo tiempo la baja de precios del año pasado y la disparada de precios de maíz en la primavera-verano lleva a un faltante de ganado de corral que se hará sentir al menos hasta mitad de año.

Y cuando se restablezca la oferta de ganado de corral, a mitad de año, la ausencia de ganado terminado a pasto será radical. En el estado que están los campos, con el alto precio de la alimentación, la escasez de ganado gordo se hará sentir prácticamente hasta el final del año.

Puede que estos meses hayan permitido buenas ganancias a los frigoríficos y que hasta el final del invierno quien engordan ganado consiga precios convenientes de compra para terneros, novillitos, vacas de invernada y piezas de cría. Pero eso cambiará a partir de la próxima primavera, cuando la escasez de reposición pase a ser la clave del negocio ganadero y la señal pase a ser de entorar lo más posible para compensar una generación diezmada.

El escenario descrito sería a grandes rasgos el que quedaría dibujado si en la segunda quincena de marzo llegan lluvias generosas y una baja moderada de temperatura, que se sostengan temperaturas templadas, amigables para humanos y vacunos de origen británico.

¿Y si no llueve?

Hay otro escenario, más grave: el de la prolongación de la sequía y la llegada de heladas tempranas que llevaría a pérdidas mayores de terneros y vientres.

Si se prolonga la adversidad climática habrán pérdidas adicionales porque a las ya débiles vacas preñadas les quedará un invierno muy duro por delante. La carrera por alimentar el ganado recién empieza y persistirá hasta octubre. Pero sin agua es una carrera casi imposible.

Las reservas planificadas para el invierno ya casi se han gastado en su totalidad, si no hay condiciones para desarrollar avenas raigrases, cultivos de leguminosas que lleguen a dar comida en un plazo corto, las pérdidas se ahondarán en su magnitud y en su impacto en el tiempo.

Por ahora no hay una faena masiva de vientres, como en todas las sequías anteriores, a pesar de lo dramático de la situación que se puede ver en los campos. ¿Pero cuánto falta para que eso suceda?

En lo que va del año la faena de vacunos es 18% menor a la del año pasado. Si bien el 2022 tuvo en el primer semestre una actividad muy intensa, la faena de este año es también menor a la del primer trimestre de 2021. Esta reducción en la faena es todavía mayor específicamente en la categoría de vacas, 30% menor a la del año pasado.

Muy probablemente la expectativa de un precio alto del ternero en el futuro esté impulsando a los productores a evitar desprenderse de vientres.

Los productores perciben que los terneros que se logren valdrán mucho, pero el costo de alimentar a las vacas sin forrajes también es muy alto. La resistencia a la sequía se hace difícil. La oferta de vacas flacas aumenta. El precio de la vaca de invernada, que compra el engordador. sí ha caído significativamente. La faena de vientres puede aumentar en el último trimestre y caer la cantidad de vacas a entorar el próximo verano, lo que prolongaría la escasez de reposición hasta el 2025 y la de ganado gordo hasta 2027 o 2028.

Los precios ganaderos tuvieron una abrupta baja en el segundo semestre del año pasado, pero también un primer semestre excepcional durante el cual muchos productores vendieron y bajaron carga. Eso ha ayudado a generar un cierto resguardo tanto en la posibilidad de comprar alimento como en mantener los campos aliviados.

Tras esa baja pronunciada, desde febrero con la apertura de la economía China poscovid la demanda y los precios se han afirmado. Desde febrero los precios han repuntado 20% en dólares, de US$ 3,20 a US$ 4 por kilo de carcasa de novillo bien terminado.

El precio de exportación ha subido de US$ 4.000 a US$ 4.500, y la oferta ya es escasa y lo será por mucho tiempo.

Hay un escenario grave si llueve en el corto plazo y uno muy pero muy grave si las lluvias se demoran hasta abril.

Será casi decisivo que la semana del 15 al 22 traiga lluvias que frenen el deterioro y habiliten a sembrar esperando que la normalización que ya se está concretando en el Pacífico se exprese en un retorno a un régimen normal de lluvias.

Otro factor de enorme importancia será la llegada de los primeros fríos. Una helada temprana sería un golpe de gracia para la resistencia ganadera.

En cualquier escenario, el precio del ganado en general va a ir de menos a más. En el caso del ganado gordo eso ya se está observando con una corrección importante de los precios que han tenido movimientos muy fuertes en los últimos 18 meses. Por ahora esa suba no logra traccionar un ascenso en los precios de la reposición, porque la oferta de estos ganados es alta y en ascenso. Sin ser masivas, hay ventas por necesidad, ya que el precio de las raciones va en ascenso y llega un punto que se vuelve difícil para muchos productores sostener sus animales solo alimentados con concentrados.

El ingreso de alimentos desde Argentina no es fluido y tiene un costo alto.

Así como en el corto plazo los escenarios son entre malo y muy malo, a partir de la primavera se puede concretar un escenario muy favorable. Si China sigue traccionando, con un crecimiento de más de 5% y llega el anunciado Niño con lluvias generosas en primavera, los precios pueden llegar a cimas importantes.

Y, agreguemos, puede que las lluvias tan abundantes o el fuerte crecimiento de la demanda externa no ocurra. Aun así la normalidad en primavera parece un escenario de mínima y el cuarto escenario de lluvias y/o demanda moderadas no sería para nada desfavorable.

A remarla

Se precisa una buena estrategia de resistencia hasta octubre y estar preparado para captar un cambio abrupto del viento de frente actual a un viento de popa a partir del último trimestre de este año. Hasta octubre hay que remarla, luego habrá que desplegar las velas.

En otras categorías el precio se ha sostenido. Los corrales se han reactivado y están comprando terneros.

Un buen escenario de mediano plazo es una hipótesis convincente.