Gerenta del Plan Ceibal: la sociedad cree que la ingeniería "es una carrera de hombres”

Fiorella Haim siempre tuvo interés en la ciencia y tecnología. De pequeña era fanática de las matemáticas, además de venir de una familia relacionada a este ámbito en distintos frentes.

Lleva la profesión en la sangre: uno de sus tíos era neurofisiólogo y otro ingeniero industrial. Eran sus modelos a seguir cuando empezó a estudiar. Mientras tanto, soñaba con construir un robot que ordenara su cuarto y la ayudara con su tarea.

De joven conoció a varias ingenieras electricistas que le enseñaron sobre el oficio. Eso allanó su camino, y le dio esperanzas de que era posible comenzar una carrera como científica y aportar su grano de arena en la sociedad.

Haim cumplió ese sueño y se graduó como ingeniera electricista en la Universidad de la República. Luego de recibirse, comenzó a trabajar en ingeniería eléctrica en Biomeq, una startup que cofundó con ocho socios en 2003. La empresa se dedicaba a crear tecnologías para pacientes de riesgo, como por ejemplo un software para monitorear a distancia el peso y las variaciones de agua en el organismo de los pacientes.

Llegó a ganar el segundo puesto en la categoría Proyecto en Innovación Tecnológica de los premios Arroba Uruguay en 2004. Dos años más tarde, Haim y sus socios decidieron disolver su empresa. Además, la tecnóloga trabajó en el área de automatismos industriales en ABB, una empresa especializada en robótica, generación de energía eléctrica, automatización, equipamientos industriales y otras tecnologías de ingeniería.

Diego Battiste

Su ambición profesional la llevó a seguir su carrera fuera del país. Viajó a Estados Unidos, donde obtuvo un máster en la Universidad de Maryland. Quiso volcar sus conocimientos en el país. Por eso, volvió a Uruguay y en 2001 comenzó a ejercer la docencia en el Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Udelar. Hasta la fecha sigue impartiendo clases, pero su liderazgo en la ciencia y tecnología explotó en las oficinas del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU).

A fines del 2006 se anunció la creación del Plan Ceibal. El presidente de ese momento, Tabaré Vázquez, le encomendó al LATU la implementación técnico-logística del plan, y las autoridades no dudaron en sumar a Haim al proyecto para que pudiera colaborar.

Qué premio ganó

Haim fue la primera en Uruguay en obtener el premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga y Científica, organizado por la Universidad Católica y que busca visibilizar el trabajo de las mujeres en el área.

El jurado destacó de manera unánime “su liderazgo y la transferencia de su trabajo al ámbito social”. “Fiorella ha sido y es el alma máter del Plan Ceibal, una de las acciones tecnológicas para generar equidad en los niños y niñas por encima del género, nivel educativo y socioeconómico y de residencia”, señaló el jurado.

“El trabajo de Haim ha sido reconocido a nivel internacional y es de gran orgullo para todo el país”, agregó el jurado que estuvo integrado por la decana de la Facultad de Ingeniería, María Simón, la ingeniera e intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, y decanos de otras facultades privadas de Montevideo.

En una charla con Cromo, contó su vínculo con una profesión que intenta darle más cabida a las mujeres, cómo se le abrieron las puertas en el rubro y qué tal fue la relación con los hombres.

¿Qué fue lo que te llamó la atención cuando te presentaron el proyecto del Plan Ceibal?

En ese momento me parecía fascinante que los niños tuvieran acceso a una computadora y a internet. Todavía no había salido el teléfono inteligente, era una gran oportunidad para los chicos del país.

Al formar parte del proyecto desde su inicio, ¿cómo viviste todas sus etapas?

Todas las etapas fueron muy lindas. Al principio el desafío era instalar el wifi y que funcionaran los equipos en el momento del recambio, pero el plan creció exponencialmente hasta el día de hoy.

Nuevos horizontes

El desafío del Plan Ceibal era conseguir contenido y plataformas que pudieran apoyar los procesos de aprendizaje dentro del aula. Comenzaron a surgir nuevas propuestas tecnológicas y científicas alrededor del mundo, y Ceibal no quiso quedarse atrás.

Así se sumó la plataforma de gestión de cursos y aprendizaje de matemáticas y lengua. Además, Ceibal sumó a su lista de proyectos la enseñanza de inglés a nivel Primaria y Secundaria.

Según Haim, esta última etapa del Plan Ceibal tuvo el desafío de tomar decisiones en el momento justo junto a la ANEP. “El proyecto tiene la obligación de poner a disposición las mejores tecnologías para los niños y niñas por igual, para poder lograr un acercamiento temprano a la tecnología”, explicó la científica.

¿En qué está trabajando el Plan Ceibal para seguir aportando en el mundo de la ciencia y tecnología?

Trabajamos en muchas líneas. Primero, en un proyecto llamado Género y tic, donde mujeres de la ciencia y tecnología realizan videoconferencias con diferentes grupos de estudiantes de primaria, secundaria y escuelas técnicas, donde los jóvenes pueden intercambiar con las docentes y conocer sobre sus experiencias. Es muy importante para que los chicos y chicas generen nuevas ideas y creaciones.

Además, junto a la Universidad Tecnológica del Uruguay, trabajamos en un proyecto llamado “jóvenes a programar”, donde los jóvenes trabajan en conjunto y las profesoras los siguen de cerca para que el desarrollo de sus ideas se exploten al máximo desde el primer día. Tratamos de convocar más mujeres que hombres, ya que no hay muchas científicas trabajando en el área. Este programa propone tener un alto porcentaje de mujeres que se inserten en la industria luego de haber hecho el curso.

¿Por qué hay tan pocas mujeres en el rubro?

Supongo que hay muchas causas. Existen varios prejuicios de la sociedad, mucha gente no sabe qué se hace en estos laboratorios y cómo es el trabajo del día a día.

¿Las familias de los estudiantes también generan prejuicios?

Sí. Creen que es una carrera de hombres, no hay razón fundada para pensar eso, pero estas cosas pasan en el mundo laboral.

¿Lo viviste?

Sí, en la facultad muchos compañeros varones se sorprendían de mi elección. Me preguntaban por qué elegía esta carrera, pero se terminaban sorprendiendo aun más cuando me sacaba mejores notas que ellos (risas).

¿Te pasó puertas adentro con tus colegas?

Hay de todo. En una empresa donde tenés que ir al interior a trabajar y sos la única mujer ya sos considerada un gasto extra, simplemente por una habitación de más. Hay equipos que prefieren eliminar esos costos y facilitar las cosas. Yo pienso que eliminando el 50% de los candidatos perdés talento, y no te vas a quedar con los mejores equipos.

¿Esas prácticas ocurren en el Plan Ceibal?

En Ceibal estamos certificados en el nivel 1 en gestión de calidad con equidad de género. Es un modelo que desarrolló el Ministerio de Desarrollo Social para fortalecer las buenas prácticas de las instituciones para no discriminar y eliminar esas brechas entre el hombre y la mujer. También medimos el salario para que no existan diferencias en ese tema y sea igual para ambos géneros.

¿Qué te impulsa a seguir explorando en la profesión?

Los estudiantes y sus creaciones, por suerte acá lo veo seguido. Me motiva buscar qué le podemos ofrecer a los estudiantes y docentes para seguir creciendo en la ciencia y tecnología.