Mundo > COVID-19
Hace tres años, la Organización Mundial de la Salud declaraba la pandemia de coronavirus
"La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha evaluado este brote hora a hora y estamos profundamente preocupados por los alarmantes niveles de expansión y gravedad, y por los alarmantes niveles de inacción. Por esos motivos, hemos decidido que el covid-19 puede ser caracterizado como una pandemia".
En esos términos, la agencia sanitaria mundial declaró el 11 de marzo de 2020, hace justo tres años, la epidemia mundial de covid-19, un virus letal cuyo origen aun hoy es motivo de controversias.
Detectado originalmente en la ciudad china de Wuhan, que notificó el brote de la enfermedad el 31 de diciembre de 2019, en ese momento la cantidad de contagios eran apenas 118.000 y las muertes sumaban 4.291.
La cantidad de fallecidos al cabo de estos tres años se aproxima a los 7 millones -6,87 millones-, según las estimaciones más conservadoras dado que son sólo las reportadas a los sistemas sanitarios nacionales.
El impacto sanitario podría ser todavía mayor: hay estimaciones de la misma OMS que concluyen que las víctimas mortales podrían llegar a los 17 millones dados los problemas de registro en los países más pobres con sistemas sanitarios débiles.
Pero lo realmente asombroso es que en ese lapso la cantidad de infectados ascendió a 759 millones de personas, dada la alta contagiosidad de la enfermedad y la integración de los mercados mundiales y los medios de transporte capaces de trasladar productos y también el virus a grandes velocidades.
Tres años después, sobre la pandemia de covid-19 todavía pesan interrogantes que no se han resuelto. Muchos tienen que ver con el impacto de la crisis sanitaria a largo plazo y sobre otras condiciones de salud, como la salud mental.
Hay consenso general de que el encierro y la incertidumbre de 2020 hizo mella de forma profunda en la población, especialmente en el aumento de trastornos como la ansiedad y la depresión
Los estudios más sistemáticos recogieron datos en países de ingresos altos y medio altos pero la situación podría ser peor en países en los que el sistema sanitario y social no logró responder rápidamente a la emergencia sanitaria.
Las consecuencias económicas y sociales de la pandemia están más claras. Mas de 250 millones de personas quedaron sumidas en el hambre por la imposibilidad de trabajar y conseguir sustento. El deterioro significa el retroceso de una década de mejoras sociales. A este preocupante panorama se sumó el alza de los precios de los alimentos y la energía producto de la guerra en el este de Europa.
Por contraposición, la riqueza se reconcentró en pocas manos a un nivel de multiplicación de las fortunas nunca vista antes, ensanchando el abismo social y económico entre los sectores sociales.
Entre las certezas de este período de tres años sobresale la efectividad de las vacunas, desarrolladas en tiempo récord.
Lo certifican las cifras de contagios y de muertes por covid-19. Durante el primer año de crisis sanitaria, los contagios fueron relativamente bajos con respecto a los picos provocados por las reaperturas y la aparición de la variante ómicron.
Las cifras más altas de víctimas mortales se registraron al principio de la pandemia, pero desde inicios de 2021, cuando empezaron las campañas de vacunación, descendieron gradualmente pero de forma sostenida. También en esto el impacto fue desparejo dado el reparto desigual entre las diferentes regiones del mundo.
Según el director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa, "las Américas es la región con el segundo nivel más alto de vacunación en el mundo”, después de Europa. El 71% del a población de la región tiene cobertura de vacunación contra el covid-19.
La OMS cree que en un tiempo relativamente cercano podría dar por concluida la emergencia sanitaria mundial, como ya lo han hecho la mayoría de los países desarrollados.
(Con información de France24)
