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Hijas acusan a su madre por asesinato de su padre: el caso que conmueve a Argentina

La mujer había contratado a un sicario para matar a su esposo y obligó a sus hijas a limpiar la escena del crimen
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11 de abril de 2018 a las 16:30

Claudia Pereyra da Costa es el nombre de la acusada en un nuevo caso policial que sacude a Argentina. Se trata de una mujer que contrató a un sicario para asesinar a su marido, y que luego ordenó a sus hijas limpiar la escena del crimen argumentando que sus huellas "estaban por todos lados" y que podían ir presas. Ahora, las hijas testificaron en su contra y puede recibir cadena perpetua.

Pereyra estuvo fugada durante un año, luego de ser beneficiada con una libertad condicional. Fue hallada por la policía en octubre de 2015 en Luján, provincia de Buenos Aires. Se la acusa de haber contratado a un preso, Lovis Ferreyra, que tenía salidas transitorias, para que asesinara a su esposo, Ángel Altísimo. El crimen fue concretado en la noche del 22 de junio de 2013 en El Soberbio (Misiones, Argentina). La noticia fue publicada por Clarín este miércoles.

Del expediente se desprende que Ángel fue asesinado con un revólver de su propiedad. El arma había desaparecido junto con unos 14 mil reales y se sospecha que Claudia utilizó el dinero para pagar al sicario que asesinaría a su marido.

El asesinato y el encubrimiento

Vanesa, la hija de 25 años, dijo haber recibido una llamada de su madre durante el cumpleaños de un tío, en la que le avisaba que su padre "estaba muy mal". "Ella me ordenó limpiar el lugar donde le dispararon a mi padre y ocultar el arma porque tenía las huellas de todos. Me dijo que todos íbamos a terminar presos", dijo la joven, según pudo recoger Clarín.

La versión de la madre, según Vanesa, fue que Ángel había recibido disparos de un grupo de ladrones a los que se había enfrentado. Luego de explicarle esa versión, obligó a su hija a guardar dos vainas que fueron halladas posteriormente en su casa.

La pareja de Vanesa, Clayton Perassol, declaró que cuando su suegra le pidió que escondiera el revólver supuso que era por la seguridad de sus hijas. "Cuando los policías me preguntaron si había encontrado algún arma, no dudé en entregarles el revólver que estaba guardado en el garaje", contó.

La otra hija de la acusada, Camila, de 23 años, tuvo que abandonar sus estudios tras el asesinato de su padre, para ocuparse del cuidado de sus hermanos menores y proveerles el sustento en la chacra de la familia.

La joven reveló que su mamá le contó que llegó a arrepentirse de haber contratado al sicario e intentó dar marcha atrás, pero el hombre le dijo que necesitaba el dinero.

Lovis Ferreyra, el presunto asesino, era conocido de Claudia. Según pudo saber Clarín, vivían en el mismo barrio hasta que el hombre fue condenado a prisión por robo calificado. El vínculo entre ellos se comprobó a través de unos mensajes que intercambiaban por celular y por el registro de visitas de la Unidad Penal II.

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