Joaquín Torres García pasa el verano en La Barra

La Galería Sur, ubicada en La Barra, inauguró el pasado 27 de diciembre la muestra Torres García: un universo vanguardista, que permanecerá hasta el 20 de febrero, y que repasa los distintos períodos de la vida y la carrera del artista, desde sus comienzos en Barcelona hasta su etapa ya como maestro y figura consagrada en Montevideo, por lo que el director de la galería, Martín Castillo, la considera una excelente puerta de entrada para aquellos que no están tan familiarizados con el mundo de Torres García.

Castillo contó que “cada vez es más difícil hacer una muestra retrospectiva de una figura de la talla de Torres, porque la obra está dispersa, repartida entre colecciones privadas e instituciones. Nosotros hicimos once muestras de Torres García a lo largo de la historia de la galería, pero la última fue en 1999 por esa razón de que cada vez requiere un esfuerzo más grande reunir todo”. Los motivos para animarse fueron tres: celebrar los 35 años de la galería, que se cumplen en 2020, y homenajear tanto a Torres, a quien Castillo considera el “artista estrella” de Galería Sur, y al padre de su director, Jorge Castillo, uno de los marchantes de arte de la familia Torres García, y en particular de Manolita Piña, la esposa del fundador del Universalismo constructivo, además de uno de los iniciadores de la Fundación Torres García.

Gentileza Galería Sur

Ese vínculo histórico entre las dos familias se reforzó con la presencia desde los inicios de la galería de la obra de Torres, e incluso en el logo del espacio, utilizado con permiso de la viuda del pintor, el famoso mapa invertido de América. Además, aportaron algunas de las obras del uruguayo que se exhibieron en 2015 en el MoMA de Nueva York, en una muestra dedicada exclusivamente a su arte.

Armada con los aportes de instituciones, el acervo de la galería y coleccionistas privados, Castillo reconoce que además del esfuerzo de reunir las piezas, también estaba el desafío de como mostrar las obras. “Torres García no es un artista fácil, porque hay que entenderlo. Tiene muchas aristas, muchas etapas y que en realidad no van separadas, sino que avanzan juntas, Torres hacía al mismo tiempo una obra constructiva y un mural neoclásico”, explicó el director de Galería Sur.

De ahí que además de la separación cronológica, las obras también se agrupen por temáticas o por la continuidad que demuestran en el camino de Torres García. Por un lado, por ejemplo, están las estampas que pintó de las ciudades en las que vivió: Barcelona, Livorno, Nueva York, París y Montevideo. Otro espacio reúne sus obras neoclásicas que también estaban influenciadas por el arte africano, y muestra como cada vez más, Torres africanizaba las figuras que provenían del arte greco-romano. También hay lugar para sus retratos, varios hechos en un tono casi caricaturesco, y para otras piezas que escapan de la idea tradicional que se tiene del arte de Torres García, las pinturas constructivistas de colores primarios.

Gentileza Galería Sur

Por ejemplo, los juguetes que diseñó y construyó entre Barcelona y Nueva York. Para Castillo “son una maravilla, más que juguetes son piezas de arte móvil, más para adultos que para niños. Marcó un hito porque impulsó la movilidad en el arte, cambiar una obra y el diálogo con el espectador”.

Otras de las obras que son parte de Un universo vanguardista pintan el carácter del artista. Hay, por ejemplo, un retrato de Stalin pintado en 1939 como parte de su serie de pinturas sobre personajes célebres que incluye a los demás líderes de la Segunda Guerra Mundial y a artistas como Beethoven y Velázquez. Stalin según Torres es un gigantesco bigote del que emerge una sinuosa pipa, porque esos retratos eran hechos por el artista con un espíritu humorístico.

También hay una pequeña tarjeta con un dibujo y un saludo de feliz año nuevo fechado en 1940. Según Castillo, “esa tarjeta muestra que era un homo faber. Torres construía sus muebles, sus radios, sus cuadros, su casa, sus pinturas, su piso, las cerámicas, los libros, la tipografía, las tarjetas, la ropa. Él y Manolita eran hacedores. Y los alumnos del Taller Torres García también se inspiraron en esa mística y colaboraron. Esa tarjeta tiene que ver con eso, porque era algo que él hacía siempre, era muy generoso con sus amigos también y con la gente que lo ayudaba en esos años que no había tantas ventas, previo a su llegada a Montevideo, en los que viajaba por el mundo con toda su familia, muy numerosa, sus obras y sus pertenencias”.

Gentileza Galería Sur

Joaquín Torres García, que fue parte de la avanzada de las primeras vanguardias artísticas del siglo XX, amigo de Rafael Barradas y Pedro Figari, junto a quienes soñaba instalar en Uruguay una escuela de arte que luego se tradujo tanto en la Escuela del Sur impulsada por Torres y la Escuela de Artes y Oficios de Figari, y un pensador que tenía en el arte lo más importante de su vida, con sus convicciones e ideas que defendía ante todo, tuvo una trayectoria prolífica y diversa, que puede verse por unos días en la costa atlántica uruguaya, presentada de una forma que permite empezar a entenderla y a descubrir las conexiones, a veces escondidas, entre sus diferentes facetas. Como lo resume Castillo, “Torres nunca hizo nada al azar, todo estaba pensado y con una línea clarísima. Cualquier obra que ves en esta muestra que parece al azar está medida y construida en base a reglas muy estrictas que vienen de la Antiguedad. Hay una coherencia en todo, hay tramas detrás de cada obra que hay que descubrir”.

Rarezas, destacados e imprescindibles

Castillo señala cinco piezas de la muestra como sus predilectas y las imprescindibles que no hay que dejar de ver:

Gentileza Galería Sur

• La estación de Barcelona, pintada en 1918. “es una obra en la que se ve el clima de la ciudad, los transeúntes, el tren que llega, hay movimiento, cerras los ojos y sentís esa atmósfera”, comentó el director de Galería Sur.
• Los juguetes. Torres García trabajó como diseñador para la compañía Aladdin Toys en su etapa en Nueva York, pero allí se vio agobiado por los reclamos de piezas más fáciles y estandarizables. A lo largo de su vida realizó diversos diseños que se consideran pioneros en el arte móvil.
• Sus pinturas neoclásicas. Según Castillo, “no son tan visibles y parecen algo secundario en su carrera pero en Torres son muy importantes, además de que hace el cruce con lo africano”.
  
  

  Gentileza Galería Sur
• Constructivo con pirámide blanca. Un chiste para artistas y entendidos que dialoga con una de las fotos más célebres del artista, en la que aparecen los mismos objetos y herramientas que en esta pintura, en la que todo está medido y pensado.
• El mural. Es el único mural completo de Torres que puede verse, a excepción de otro, considerablemente más pequeño, que está en Buenos Aires como propiedad del gobierno argentino. Los otros 75 murales que hizo el artista uruguayo se perdieron en un incendio del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro en 1973. “Tiene casi tres metros de largo, y es una rareza”, explicó Castillo.