Jorge Drexler: su guitarra y él

La guitarra tiene la culpa. Jorge Drexler empezó a estudiar ese instrumento a los 9 años, y seis años más tarde, cuando tuvo que dejarse las uñas largas para tocar la guitarra clásica, debió abandonar el piano porque no podía pulsar sus teclas. Hasta que empezó a componer y centrarse en el canto y en los textos, las seis cuerdas fueron su mundo.

En los últimos años se desarrolló también en las variantes eléctrica y folk (acústica con cuerdas de acero en lugar del nailon más tradicional), pero es en su próximo disco, Salvavidas de hielo, en el que explota a fondo otra faceta del instrumento que ya intuía pero que no conocía.

En su nueva obra, que saldrá al mercado el 22 de setiembre, la guitarra es el único instrumento. Además de su uso tradicional, cumple también el rol de percusión, una idea que el músico uruguayo tenía en la cabeza desde hacía tiempo. "Formé una especie de laboratorio con cinco percusionistas, y empezamos a explorar los sonidos que se le podían sacar a la guitarra. Comenzamos con golpes solos, y transformándolos con herramientas digitales", contó Drexler a El Observador en una entrevista telefónica desde Madrid, ciudad en la que está radicado desde 1996. A este proceso lo comparó con la composición de música electrónica.

El uruguayo no estaba seguro de que la idea se pudiera terminar de formar a tiempo, pero finalmente lo logró. La primera muestra de ese experimento es Telefonía, estrenada a través de las redes sociales la semana pasada, y aseguró que en otras canciones se nota el uso de la guitarra de forma "más drástica".

El sonido de Salvavidas de hielo tiene dos influencias específicas, y ambas son uruguayas: una es Eduardo Mateo y su "toco", el estilo rítmico particular de tocar la guitarra que utilizaba el artista; y por otra parte el inicio de Doña Soledad, la composición de Alfredo Zitarrosa que arranca con los cuatro guitarristas percutiendo sus instrumentos. "Ese recurso siempre me impactó", relató.

El músico, ganador de un Oscar y dos Grammy Latino, buscó apelar a los recursos de la tradición trovadoresca, como son la guitarra y la voz, pero pasados por el filtro moderno de la tecnología.

Antes de definir el sonido del disco, sin embargo, llegaron las canciones. "La primera la escribí en junio de 2016 y la última en junio de 2017. Tuve que hacer una selección porque tenía muchas, porque nunca había estado tanto tiempo escribiendo", destacó Drexler.

Las obras fueron ideadas en su casa de la capital española, y desde su nacimiento fueron pensadas con la intención de que pudieran defenderse "por sí solas con guitarra y voz".

Para Drexler, la oferta de posibilidades y herramientas de las que disponen los artistas en la actualidad es mayor que nunca, con una biblioteca musical a un clic, lo mismo que una galería inconmensurable de sonidos procedentes de todas parte del mundo. "Quería reducir eso, que domine la austeridad. Por eso, en lugar de pasar por la superficie de un montón de sonidos, preferí centrarme y profundizar en una sola fuente, que es la guitarra", señaló el músico, quien consideró que antes era más virtuoso con ese instrumento y ahora centra su uso en comunicar.

Su novedad discográfica es además el primer álbum desde su debut, La luz que sabe robar (1992), en el que no se incluyen canciones que quedaron pendientes de discos anteriores. En ese sentido, Drexler señaló que para él es imposible regrabar canciones viejas o que fueron publicadas como sencillos. Por esa razón, Salvavidas de hielo no incluirá temas como el que compuso para Peñarol, La vida entera, y también por eso es que su oscarizada Al otro lado del río no fue grabada nuevamente para su publicación en una versión extendida del disco Eco.

Hasta ahora, de su futuro disco solo se conoce Telefonía, una oda a las telecomunicaciones "desde el papiro hasta los celulares" que también es una canción de amor.

En ella, Drexler entona: "Aunque todos creen / Que han inventado algo / Y siguen siendo / Las mismas / Las canciones". Consultado sobre esa frase puntual, el compositor reflexionó sobre una idea de Jorge Luis Borges. "Lo que ha preocupado a la humanidad siempre ha sido lo mismo, y el amor es una de esas cosas. Pero las canciones sobre eso siguen siendo válidas por cómo las escribís, no por el tema que tratan", explicó.

Al uruguayo lo inspira esa cuestión: "Busco que todas mis canciones tengan interés y fundamento".

Para Drexler, los medios de escucha digital como Spotify son "cómodos", pero hay discos que están concebidos para escuchar en loop, incluso durante varios días. Él combina ambos formatos para escuchar, según el momento, pero considera que, en general, lo que sucede hoy con la música es que "es más surf que buceo".

Por eso, su intención con Salvavidas de hielo es generar eso, realizar una búsqueda interna y profundizar en los sonidos de la guitarra.

Eso también se refleja en el nombre del álbum, que se lo da su última canción. "No es la más representativa, pero me gustaba la idea de un material único: el agua es lo único presente en el título, y la guitarra es el único instrumento del disco", planteó el artista.

Grabó entre su casa de Madrid y el estudio Noviembre, de Ciudad de México, combinando otra ventaja de este siglo: la posibilidad de grabar en cualquier sitio siempre y cuando se haga en un ambiente adecuado.

La grabación en México facilitó la participación de invitados como el compositor David Aguilar y las cantantes Natalia Lafourcade, Julieta Venegas y la chilena Mon Laferte. Todas surgieron, en palabras de Drexler, de manera "fortuita", porque por ejemplo en el caso de Laferte, en lugar de reunirse a comer decidieron juntarse a grabar. En todos los casos, recalcó, partieron de la admiración y la amistad mutua.

Un colaborador más silencioso fue el músico y productor español Javier Limón, quien ya había trabajado con Drexler. "Fue uno de los primeros que me dijo que lo hiciera solo con guitarra y voz, me ayudó a elegir el repertorio y funcionó como oreja fresca".

El anuncio del disco llegó a través de las redes sociales, con una transmisión en vivo en Facebook Live e Instagram, dos recursos habituales para el artista. "En las redes me siento como en casa, me gusta mucho la herramienta cuando no es un accesorio para otra cosa, como cuando se usa para retransmitir un concierto".

Drexler regresará a Montevideo para presentar su disco el 4 y 5 de octubre en el Teatro Solís, lugar que para el artista "tiene un valor técnico y emotivo especial". Será la primera vez que toque en vivo sus novedades, lo que le da un "valor agregado y simbólico" a las presentaciones, para las que promete un show íntimo y centrado, como en su último trabajo, en la guitarra.

"A mí nunca me funcionó el esquema tradicional de venta de discos", explicó Jorge Drexler, quien aseguró que vive de la música gracias a sus conciertos y no por la comercialización de sus álbumes. "Cuando empecé a vender mejor fue con el disco Eco, y ahí arrancó el hundimiento de la industria discográfica, así que nunca me guié por eso. Lo mío siempre fue por boca a boca, películas y publicidades". Además, cree que en su caso, al contrario que otros artistas, no tiene dos o tres hits hiperescuchados, sino que sus oyentes apelan a una amplia gama de canciones, otro aspecto que lo hace un artista diferente dentro del panorama musical.

Nominado a cuatro Grammy Latino, se describe por parte de su autor como un disco optimista y alegre, con canciones inspiradas por Madrid y algunos escenarios uruguayos, como Cabo Polonio.

Drexler consideró que su futuro disco será "una implosión" y una búsqueda "hacia adentro", lo opuesto a Residente, el primer disco solista de René Pérez, al que elogió como una "explosión".