Nicolás Tabárez
Periodista de cultura y espectáculosEspectáculos y Cultura > OBITUARIO
Jorge "Toto" Da Silveira: la vida del periodista récord que quiso trabajar hasta el último día
Como pasa con las figuras mediáticas de largo recorrido, daba la impresión de que Jorge da Silveira estuvo siempre ahí. En la pantalla, en la radio. En La hora de los deportes, en Punto Penal, en Estadio Uno. Con Solé, con Víctor Hugo, en A Fondo. Y no es para menos: fueron seis décadas de trabajo en los medios. Toda una vida.
Da Silveira murió este martes 4 de julio, a los 79 años, a causa de un cáncer que le fue detectado en 2022 y por el que estaba internado desde hacía semanas. Fue exactamente un mes después de haberse retirado de los medios, tras su despedida de Carve Deportiva, su último hogar profesional.
Así concluyó una trayectoria que empezó cuando el periodista era menor de edad. Cómo recordó en una entrevista con Montevideo Portal en 2018, a los 17 años su padre le dijo "te encanta el deporte, te expresás correctamente, ¿por qué no te buscás un trabajo en una radio deportiva?". Y eso hizo. Tras probarse en Sarandí, el 3 de junio de 1961 debutó como comentarista en un Nacional - Rampla por el desaparecido Torneo Competencia, integrando el equipo que comandaba el histórico Carlos Solé.
A los 18 ya había comentado una final de Libertadores, a los 23 ya lo hacía en una final de Copa del Mundo. Fue en Inglaterra 1966, el primero de quince Mundiales que cubriría en su vida, una cifra que lo dejó en el segundo puesto de la lista de periodistas con más torneos encima, encabezada por el argentino Enrique Macaya Márquez. Esos quince torneos le valieron un reconocimiento de FIFA durante el Mundial de Qatar 2022, al que viajó a pesar de padecer ya la enfermedad que lo terminaría matando.
En paralelo a sus primeros pasos como periodista, se recibió de abogado aunque prácticamente no ejerció la profesión. Lo que sí le quedó fue el título que se convertiría casi en apodo: el Doctor.
También ocupó cargos políticos. Fue director de Subsistencias, convocado por el entonces presidente Jorge Pacheco Areco, y luego pasó a desempeñarse como Director de Vivienda con la llegada al gobierno de Juan María Bordaberry, cargo al que renunció con el golpe de estado de 1973.
Desde entonces, el foco fueron los medios, donde llegó a convertirse en uno de los comentaristas más ilustres y punzantes de los medios deportivos uruguayos. Integró el plantel de los primeros periodistas deportivos de El Observador, desde 1991, cuando se empezó a imprimir el diario, hasta 1996. Algunos periodistas que compartieron la redacción con él recuerdan que le encantaba contar anécdotas en las distintas secciones, sobre todo en Política, y que como se llevaba tan mal con la tecnología, una correctora de la época le tipeaba los artículos que publicaba.
Su palabra podía hacer o deshacer carreras. De alguna forma, también fue un relativo adelantado al hablar de "la cabecita" de los jugadores, anticipando la importancia que en el presente se le da a la salud mental y a la psicología deportiva.
Sus comentarios le generaron tanto seguidores como un contingente de opositores. También tuvo resistencias de parte de jugadores e instituciones, una pelea al aire con el exentrenador de la selección uruguaya Óscar Tabárez, que lo acusó en Punto Penal en 2007 de haber sido "atacado en la imagen personal y profesional", en una "campaña para que este cuerpo técnico no siga en la selección" de parte de Da Silveira, y hubo varias instancias de su carrera donde fue declarado persona no grata.
Una de las más recientes, de parte de la Mutual de futbolistas profesionales, fue cuando en una entrevista de 2014 con El Observador dijo que el jugador de Peñarol Jonathan Rodríguez era "un muchacho que bebe".
En un mundo con redes sociales, ese comentario no pasó desapercibido y las críticas fueron brutales. Incluso perdió dos de sus trabajos. Un signo de que a pesar de su extenso recorrido, ciertos comentarios ya no se podían hacer. Tiempo después, el periodista se arrepentiría de sus dichos, pero la marca quedó.
Pieza clave de procesos históricos de la prensa deportiva uruguaya, como el Clan 10, de Radio Ariel, donde integró un equipo de relatos junto a Víctor Hugo Morales, Amadeo Ottati, Carlos Muñoz y Alberto Kesman; o Sarandí Sport, que luego sería Sport 890, o una de las eras doradas de La hora de los deportes, junto a Alberto Sonsol, Julio César Gard, Sergio Gorzy y Alfredo Etchandy.
También fue fundador de Estadio Uno, ciclo con el que protagonizó uno de los episodios clave de su vida. En 1987, el programa realizó una transmisión histórica. Fue la primera vez que un canal montevideano cubría y emitía un partido de fútbol del interior, la final de la copa de OFI entre Tacuarembó y San José. A la vuelta del evento, el auto en el que viajaba el equipo de Estadio Uno pinchó, lo que generó que el conductor Julio Sánchez Padilla perdiera el control del coche y chocara contra un mojón de la ruta.
Da Silveira sufrió graves heridas que lo dejaron al borde de la muerte, mientras que su colega Rodolfo "Chiche" Larrea murió en el choque. "Me mintieron durante dos días, me dijeron que Rodolfo estaba bien, nadie se animaba a decirme que había fallecido, porque yo estaba muy delicado y tenían miedo que la noticia me generara alguna consecuencia fatal. Fue una angustia tremenda", recordaría años después.
A pesar de su comentario directo y contundente, subrayado con ese "eh" que era tanto muletilla como marca registrada, Da Silveira también mostraba ocasionalmente una faceta más suelta: se ponía a bailar en el estudio, mostraba orgulloso que vestía un short por debajo de su traje y corbata en verano, o se despachaba con un video como el que grabó en Rusia 2018 seguramente con intenciones de que se difundiera en privado pero que se terminó viralizando, donde elogiaba a los locatarios y enviaba un saludo desde la ciudad de Nizhni Nóvgorod diciendo cosas como "nos hemos emputecido completamente".
En julio de 2022 le fue diagnosticado un mieloma, un tipo de cáncer que forma tumores en los huesos y que no tiene cura posible. A pesar del diagnóstico siguió trabajando siempre que la enfermedad se lo permitió, tanto en radio como en televisión, saliendo incluso por teléfono en A fondo cuando ya no podía ir al estudio.
"Hay una frase tan vieja como el mundo, pero muy sabia, que dice que el hombre propone y Dios dispone. Siempre pensé que el ideal de mi vida era terminar trabajando hasta el último día", dijo el día de su despedida de la radio. "Porque es mi forma de sentir la vida y de brindar a la gente lo poquito que uno tenga sobre un tema que lo ha apasionado desde hace mucho tiempo".
"Ha sido un enorme privilegio estar todos estos años haciendo las cosas como uno quería, donde uno quería, con quienes uno quería", dijo "el Toto".
"No creo que termine acá mi contacto con la audiencia. ¿Por qué? Porque adoro esta tarea. Creo que simplemente vamos a tener que adaptarnos a otro tipo de circunstancias, veremos dónde, cuándo, cómo. Lo que sí podemos decir es que el Toto quisiera estar un rato más con ustedes".
Padre de tres hijos y viudo desde 2019, Da Silveira aseguraba que su intención era seguir trabajando hasta el último día de su vida. Y no estuvo muy lejos.
