La caída de Germán Cardoso no fue un relevo más de ministros, lo que en un gobierno tiene la lógica del “fusible político” para cuando hay un problema de gestión. Es el resultado de un escándalo mal manejado y como derivación de decisiones de contratos, que han quedado bajo un cono de desconfianza, y que la oposición hará fuerza para que sean aclarados (o para que el enredo dure más tiempo y desgaste al oficialismo).
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá