La conflictividad laboral tuvo un aumento de 45% en el primer semestre de 2022 respecto al mismo período de 2021. A su vez, la conflictividad sectorial se multiplicó dos veces y media respecto al año anterior, según el último informe elaborado por el Departamento de Estudios Organizacionales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU).
El documento pone énfasis en que si bien la conflictividad laboral fue un 45% más alta medida por el Índice de Conflictividad Global, lo llamativo es el aumento de la conflictividad sectorial que se multiplicó dos veces y media en relación con el año anterior.
En el primer semestre de 2022 las restricciones por la pandemia eran menos exigentes y en abril se levantó la emergencia sanitaria.
También se muestra que es mucho más alta que en 2020, año de guarismos muy bajos debido a la pandemia y las restricciones de movilidad, pero que se sitúa en niveles promedios en relación con años normales.
Entre el 1 de enero y el 30 de junio se registraron 61 conflictos con interrupción de actividades de los cuales uno fue un paro general (8 de marzo, de 24 horas por la derogación de 135 artículos de la LUC). En cuatro de ellos hubo ocupaciones de los lugares de trabajo (en febrero la sede central de UTU por elección de horas, en mayo en el liceo Dámaso en el marco de un paro en rechazo a la reforma educativa y en la planta de La Tablada por el conflicto en Riogas donde se ocupó distintos días y en junio en la UTU del Cerro en el marco de un paro de 24 horas por agresión a profesora).
En total por estos conflictos se perdieron 413.462 jornadas laborables involucrándose en los mismos 573.576 trabajadores.
Según el informe de la UCU, en 2022 se observan dos momentos que destacan: marzo con un aumento importante de la conflictividad global debido al paro general y junio con un importante aumento de la conflictividad sectorial. En el mes de junio hubo 13 conflictos con paros, incluso más de un paro en alguno de ellos, como en el caso de la industria láctea o la banca.
La construcción fue la rama que presentó la mayor conflictividad sectorial -sin considerar el paro general- y representó el 43% de la misma. Al paro de toda la rama realizado en junio, se sumaron en el semestre cuatro paros por fallecimientos en accidentes de trabajo.
Muy por debajo, representando el 21%, se ubicó la educación con el paro general, otro de profesores de secundaria realizado en mayo por la misma causa y varios puntuales en centros educativos principalmente ante agresiones de docentes y funcionarios por reclamo de más personal.
Los reclamos por salarios explicaron el 40% de la conflictividad sectorial. Pero en cifras similares se ubicaron los conflictos por mejores condiciones de trabajo (36%).
El informe sostiene que en esa última causa se suman los conflictos de la construcción por fallecimientos que son automáticos: al otro día del accidente se realiza un paro de media jornada a nivel nacional, y dada la ocupación del sector sumada a la alta adhesión a los paros, estos tienen un alto impacto en las estadísticas.
“Esto nos lleva a reflexionar si los únicos conflictos que se producen por mejores condiciones de trabajo son los de la construcción por mayor seguridad en las obras, o los de los centros educativos que reclaman mayor seguridad y profesionales especializados cuando un docente o funcionario es agredido”, explica el documento.
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