Artigas Pérez camina sobre las cenizas de la que era su casa. Paso a paso va descubriendo lo que quedó de lo que antes era: los resortes de su cama, la silla de ruedas de su madre, el antiguo auto de su padre. El fuego lo castigó todo.
Es lunes por la tarde, y los vecinos del balneario La Esmeralda llevan casi una semana en alerta luego de que un incendio los tomara por asalto. Desde la mañana hasta la madrugada se organizan en grupos para hacer rondas y vigilar que el fuego no vuelva a avivarse, apagan pequeños focos y coordinan la ayuda para los damnificados. Bidones de agua se acumulan en la puerta de las casas, camionetas de bomberos hacen rondas por las calles y el destacamento policial de la zona parece ser el punto neurálgico del movimiento por esas horas.
El incendio afectó a 19 viviendas y en la mayoría de los casos los daños son irrecuperables, según datos de la Dirección Nacional de Bomberos. Entre los damnificados hay tres familias que habitan de forma permanente en el balneario rochense.
Leé la nota completa este sábado en El Observador.
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