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La fórmula secreta de Guti: la fortaleza del mediocampo

Salió de la crisis con orden y disciplina defensiva; ahora el técnico jerarquiza el fútbol de los albos desde el mediocampo
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20 de septiembre de 2019 a las 13:30

Lunes 18 de marzo. Nacional está penúltimo, 15°, en la tabla del Torneo Apertura con tres puntos, después de cinco partidos jugados, ningún triunfo, tres empates, dos derrotas, cinco goles a favor y 10 en contra. Peñarol está 9 puntos adelante, Fénix es el puntero y está a 10, y los aurinegros acaparan los elogios futbolísticos.

Viernes 20 de setiembre. Nacional está primero en la Tabla Anual con 47 puntos, 13 partidos ganados, ocho empates, tres derrotas, 50 goles a favor y 24 en contra. Peñarol está un punto abajo, segundo, y Fénix a ocho, en el quinto lugar de la tabla, los albos son el centro de los reconocimientos y Diego López utiliza la actitud de los futbolistas de Nacional para explicarle a sus jugadores cómo salir del bajón en el que cayeron.

En casi seis meses, cuando llegó para reemplazar al entrenador argentino Eduardo Domínguez, Álvaro Gutiérrez blindó a Nacional de tal forma que en 19 partidos disputados por el torneo local solo perdió uno, ganó 13 y empató cinco, convirtió 45 goles y recibió apenas 14. En los tres primeros partidos no le convirtieron goles (Plaza Colonia, Cerro y River Plate) y en 11 de esos 19 encuentros mantuvo el arco en cero.

Los números grafican la exitosa campaña de Gutiérrez que, más allá de rendimientos en el campo de juego, en la tabla de posiciones logró una efectividad del 77% de puntos ganados.

Con Gutiérrez, Nacional es el equipo que más puntos ganó, más goles convirtió y menos recibió, y con el entrenador que ya fue campeón del Uruguayo diseñó una fórmula para salir de la crisis y recorrer la recta final del torneo de la forma que debe hacerlo un equipo grande.

Desde el 24 de marzo, además de los resultados, en Nacional cambiaron nombres, funcionamientos y estrategias.

Desde la sexta fecha y en forma paulatina Guti fue introduciendo cambios que derivaron en que Esteban Conde dejara de ser el golero de Nacional; que Agustín Sant’Anna ya no fuera más la primera o segunda opción para el lateral; que Marcos Angeleri no solo se quedara sin un lugar en el equipo titular sino que se fue del club; que Rafael García dejara de ser zaguero para transformarse en la figura del mediocampo; que el argentino Joaquín Arzura, otra de las primeras opciones de Domínguez, también hoy esté fuera del club, y que el nuevo Nacional se consolidara a partir de los jugadores de la cantera y del conocimiento que Gutiérrez tiene de los futbolistas, que en muchos casos dirigió en juveniles, en su etapa de formación.

Del plan de emergencia, de los primeros partidos en los que el orden y la disciplina defensiva fueron claves para surferar el oleaje de marzo, abril y mayo, el técnico maduró una propuesta para hacer de Nacional un equipo protagonista con la pelota, en una versión que sigue afinando.

Tácticamente, Nacional fue evolucionando de un 4-2-3-1, a un 4-1-4-1 que Gutiérrez estrenó en el clásico y con el que descubrió fortalezas que le permitieron elevarse futbolísticamente a un nivel diferente.

Los cinco volantes que coloca en el mediocampo (Rafael García como tapón, hundido entre los zagueros si es necesario, y delante dos de marca y dos ofensivos), le dieron al equipo una variedad y una versatilidad que hizo del funcionamiento de los tricolores un andar perfecto por las canchas del fútbol local.

Nacional juega con cinco volantes que combinan todo, todo: marca y fútbol, y vuelcan al funcionamiento el juego perfecto. ¿De qué forma? Así:

1) Tiene cinco hombres (que se transforman en siete con las proyecciones de Viña y el lateral derecho) para dominara en la zona donde se define quién manda en la cancha y cómo se distribuye el juego.

2) Esos cinco hombres los despliega en el campo de tal forma que puede tirar una presión alta, frente a equipos que salen jugando desde el fondo, sin generar huecos en su cancha que puedan ser aprovechados por el rival.

3) El manejo de balón que tiene Felipe Carballo, una pieza clave en el funcionamiento defensivo de ese medio campo, hace que Nacional juegue a un toque en la zona caliente y con un fútbol en espacios reducidos avance metros y lleve peligro.

4) Brian Ocampo por derecha y Gonzalo Castro por izquierda, ambos como volantes externos, le dan una velocidad e intensidad al juego que le permite cambiar de ritmo. El juvenil porque es indefendible, Chory porque con su pegada es capaz de hacer un golazo desde afuera del área, como en el clásico, o levantar un centro preciso al segundo palo, como en el gol ante Wanderers.

5) La consistencia que logró Nacional en ese mediocampo es la clave del éxito y va más allá de los nombres, aunque en algunos casos queda atado sí o sí al buen funcionamiento individual de sus figuras. Nacional puede tener otro Rafa García. El jueves, Gabriel Neves se desempeñó con buen suceso en los 33 minutos que estuvo en cancha, cuando se retiró lesionado. Pero no tiene un segundo Rafa García. Se agota allí. También puede tener otro Ocampo. Santi Rodríguez cumple una tarea similar, de hecho la cumplió antes, hasta que se lesionó. Lo que no tiene Nacional es a otro Carballo. Es único en su estilo. Ni tiene a otro Chory Castro. Ellos son insustituibles.

6) Los laterales son una pieza clave en el funcionamiento de un equipo grande, y Viña le está brindando al equipo un plus. 

Lo demás fluye solo. ¿Por qué? Porque el fútbol del rival llega filtrado al arco del panameño Mejía y los defensas solo tienen que tener un rendimiento regular (no precisan nada extraordinario) para mantener el cero en su arco, y el delantero de área (Vecino o Bergessio) encuentra el fútbol con tanta fluidez que solo debe aparecer en el lugar indicado para empujar la pelota a la red, si es que los laterales o los volantes no se encargaron de convertir.

Ese es el secreto de este Nacional que con Gutiérrez logró el milagro de generar un contenido futbolístico exitoso. Un éxito que no es definitivo, sobre el que debe seguir trabajando y ajustando la estrategia en cada partido, como lo hace Gutiérrez siempre, porque prepara los partidos a partir de la forma en que juega el rival.

Mientras Nacional siga así, con los ajustes tácticos de cada partido de Gutiérrez, los rendimientos individuales que hacen la diferencia, y sin confiarse, podrá seguir creciendo en la tabla. Si se aparta de ese lugar, en una competencia tan pareja e irregular como el Campeonato Uruguayo, Peñarol y Cerro Largo, se lo pueden hacer difícil.

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