El nivel de paranoia y secretismo en el rodaje del final de Game of Thrones llegó a niveles extremos. La conclusión de una de las series más convocantes de la televisión moderna, que alcanzó un fanatismo pocas veces vistos, se convirtió en una cuestión de estado para la cadena HBO, que no escatimó en recursos para evitar filtraciones de eventos de la temporada final, que se emitirá en el primer semestre de 2019.
La producción ideó mecanismos que son ingeniosos, graciosos y extremos a la vez, para que ni los actores, ni los funcionarios ni los curiosos pudrieran conocer lo que realmente sucedía en el set. El mecanismo más costoso fue el de comprar una serie de equipos para "matar drones", según explicó la actriz Sophie Turner, que interpreta a Sansa Stark en la serie, a la revista Entertainment Weekly.
"Si un dron vuela sobre el set, hay una cosa que los mata, lo que es muy genial", dijo la actriz. "Crea un campo de fuerza a su alrededor y los drones simplemente se caen. Parece sacado de los X-men", comentó. Si bien parece sacado de la ciencia ficción o del mundo de los superhéroes, lo cierto es que algunos organismos de seguridad como cuerpos policiales han utilizado estos dispositivos para derribar a estos aparatos. Similares a armas, los "matadrones" desactivan los controles del dron y lo bajan a tierra.
"El nivel de secretismo es una locura",agregó Turner en referencia a que HBO también recurrió a otros métodos contra los spoilers. Uno de ellos, según contó en una entrevista con el portal Vulture, es el de usar nombres falsos para los actores, los personajes, y hasta el programa en si, para que no se conociera cuando y donde se filmaba Game of Thrones. "Creo que esta temporada nos llamamos El árbol de la vida, o algo así", dijo.
Además de los nombres falsos, también se filmaron escenas falsas, e incluso se realizaron distintos finales para despistar a curiosos, fanáticos y periodistas. "Cuando estábamos en Croacia filmando nos hacían ponernos la ropa porque sabían que los paparazzis estaban por ahí, entonces pasábamos la mitad del día sin hacer nada para distraerlos", explicó la actriz.
El recurso de los finales falsos no es novedoso en la industria audiovisual. Uno de los ejemplos más célebres de este recurso es el que utilizó George Lucas en El imperio contraataca, la segunda película de Star Wars, en la que solo un puñado de implicados en la producción conocían la gran revelación de que Darth Vader es en realidad el padre del protagonista, Luke Skywalker.
La otra estrategia utilizada fue la de no darles a los actores los guiones para los episodios finales. Entonces, para que dijeran sus textos se le dieron auriculares por los que se les recitaban las líneas, según explicó en 2017 otro de los protagonistas de la serie, Nikolaj Coster - Waldau.
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