Un barrio tan carnavalero como La Teja, desde siempre muy murguero, ahora también está orgulloso de su talento candombero: Cenceribó, la comparsa que ensaya cada fin de semana del año partiendo desde la esquina de José Mármol y Real, fue la campeona en el Desfile de Llamadas de 2020.
No es un logro sencillo. Las exigencias son cada vez mayores porque no solo creció el número de conjuntos, sino que al menos un par de docenas de ellos son cada vez más competitivos.
Además, este año, considerando las 46 que participaron en las dos noches y las que no lograron un cupo pero concurrieron a las Llamadas de Admisión (una suerte de fase clasificatoria que hay en la primavera), son aproximadamente 75 las involucradas y de ellas hay unas 15 del interior, por lo que perfectamente se puede considerar que Cenceribó es ahora la mejor formación candombera del país.
Cenceribó no es de las comparsas más antiguas. Tiene apenas 15 años y esta cosecha de su primer título en el espectáculo que se brinda en los barrios Sur y Palermo, por las calles Carlos Gardel e Isla de Flores, es el fruto de una evolución constante.
Federico Duarte, uno de los dirigentes de la formación (integrante además de la cuerda de tambores), detalló que la comparsa decidió este año presentar un show denominado “Alimentar las raíces”, una propuesta autorreferencial, con diversos tributos. Uno de ellos es a la comparsa Gambia, que fue la primera de La Teja y llegó a ganar los premios a la mejor cuerda de tambores en las Llamadas y en el Teatro de Verano, en 1995/1996.
También se rindió homenaje a un comparsero legendario, Hugo “Cheché” Santos, fallecido en febrero del año pasado, quien sentía un especial cariño por Cenceribó y su gente.
Otro de los tributos fue a Ilusión Comparsera, un conjunto que ganó el primer premio en el Carnaval de las Promesas en 2002, en la categoría comparsas, con la participación de varios de los actuales directores de Cenceribó.
La historia propia de Cenceribó arrancó en 2005 y por cinco años se desarrolló en la denominada movida joven organizada por la Intendencia de Montevideo, donde siempre fue parte del trío de comparsas que cada jurado elegía como las mejores.
Luego se tomó la decisión de saltar a las Llamadas y durante cuatro años se rindió la exigente prueba de admisión, pero sin alcanzar un cupo para desfilar en febrero, desde 2011 a 2014. Por primera vez se logró clasificar en 2015 y de ahí en adelante todo fue superación: en 2016 ocuparon el puesto 22°, en 2017 el 7°, en 2018 el 4°, en 2019 fueron vicecampeones y este año se consagraron como los mejores.
De algún modo, toda esa joven y rica trayectoria se resume en la imagen que acompañó este año a la comparsa en el desfile, donde están sus colores, la alusión al aniversario y dos candomberos, un niño de aquella Ilusión Comparsera y uno ya adulto de la actual Cenceribó, más la frase “La Teja vive”.
¿Competirá Cenceribó algún día en el Teatro de Verano tras tanta meta nueva trazada y alcanzada? No es un objetivo, al menos no a corto plazo, pero tampoco se lo descarta porque el Teatro de Verano ha sido una referencia artística para la gente de Cenceribó. En ese marco, se sabe que no es algo sencillo, especialmente por un tema del monto de la inversión necesaria. “Se verá”, sintetizó Duarte.
Cenceribó desfiló en la noche del viernes 14 de febrero con 142 componentes, apoyados por un grupo de personas que asistió a los 70 integrantes de la cuerda de tambores, 36 del cuerpo de baile, 10 de las parejas de personajes típicos (mama vieja y gramillero) y cinco lavanderas. El resto fueron los responsables de llevar el estandarte principal, las banderas y los trofeos (estrellas y medialunas).
Tras destacar el aporte de cada integrante, Duarte señaló la labor de las dos vedettes: Leticia Sánchez, -que además dirigió el cuerpo de baile que fue el mejor-, y Paula Correa, que fue la mejor de las vedettes. Y otro destaque que influye en toda la propuesta fue el vestuario diseñado por Alondra Pereira. “Todo el mundo puso lo mejor, capacidad y corazón”, remarcó.
Duarte no solo dirige y toca el tambor. Es responsable, además, de las finanzas de la comparsa. Estimó que este año la inversión global ronda los $ 400 mil, aunque no están las cuentas finales. Explicó que el objetivo al inicio de cada proceso anual es poner la mira en lo que se podría recibir como premio saliendo en la última posición (todas las comparsas reciben una paga que se incrementa conforme es mejor la posición en el puntaje otorgado por el jurado), sumándole aportes de patrocinadores y quienes ayudan (cerveza Schneider, el Sindicato de Ancap y el Municipio A) y con base en eso no gastar nunca de más, para cumplir con todo el mundo y no tener deudas. Si el premio es mayor (este año se logró lo máximo posible, los $ 335 mil que recibe la formación campeona, más premios adicionales por las dos menciones a mejor cuerpo de baile y mejor vedette), se genera un excedente que siempre se reinvierte en la comparsa, pensando en siguientes espectáculos. Esa actitud, indicó, ha sido clave para que Cenceribó fuera mejorando año a año.
Duarte destacó que el comando de esta comparsa, a diferencia de otras en donde hay un director o hay una familia al frente del conjunto, está conformado por nueve personas: los directores responsables Matías Duarte, Maximiliano Fernández (dirige además la cuerda de tambores) y Gonzalo Olivera; y los dirigentes Nicolás Gerlach, César Mirabaje, Brian Salvatore, Agustín Núñez, Pablo Mora y Federico Duarte. “Somos muchas cabezas pensando, por suerte. No digo que a veces no haya opiniones encontradas y algún tropiezo, pero todo eso también sirve para que sigamos aprendiendo y madurando”, señaló.
Este año el Desfile de Llamadas fue especial. Tuvo nombre por decisión de la Intendencia de Montevideo, “Kanela”, en homenaje a Julio “Kanela” Sosa, célebre comparsero creador de Kanela y su Barakutanga primero y Tronar de Tambores después, fallecido el 28 de diciembre de 2019.
“Nosotros somos gente de barrio, venimos desde muy abajo y a él, con tanta trayectoria, lo respetamos, sin dudas fue un referente”, dijo Duarte.
También expresó que para ellos "ganar fue un golazo". "Lo disfrutamos muchísimo, pero siempre lo principal fue y seguirá siendo, más allá del puesto y sin desconocer que se trata de una competencia, brindar un espectáculo muy cuidado, hacer solamente candombe y que siempre haya una evolución en la comparsa, que se siga madurando en todo sentido, por respeto al barrio, para que el barrio esté orgulloso de su comparsa”, dijo.
En ese sentido, con base en ese espíritu, “para nada haber sido ahora los primeros, entre tantas comparsas y tan buenas, es una mochila para cuando llegue el desfile del año que viene”, en el que Cenceribó se dará el gusto, por primera vez, en ser la comparsa que abra el desfile, honor reservado para el elenco campeón. Un campeón que es el nuevo orgullo de La Teja.
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