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Las aventuras de Paulo Serolini

Una historia de coraje; vivió en lo de Maxi Pereira, se probó en el club de Poyet y se radicó en EEUU
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17 de septiembre de 2018 a las 05:02

La vida caminaba sobre ruedas. Víctor Púa lo había llevado a las selecciones juveniles. El ascenso al primer equipo. Y el debut con la viola a los 18 años. Paulo Serolini vivía a pleno su sueño de consagrarse como futbolista profesional. Pero una tarde todo se derrumbó. El dolor le invadió el cuerpo: rotura de ligamentos cruzados.

No se amilanó. La peleó hasta volver. Pero todo duró seis meses. Otra vez se rompió. La huella lo marcó física y psicológicamente.

Cuando se recuperó no encontró lugar en Defensor y se fue a préstamo a Rocha. Seis meses. El club se fue a la B. Volvió a Montevideo y al mes recibió el llamado del gerente violeta Richard Marchelli: “Peluca, te tengo que comunicar algo… te vamos a dejar libre”.

Fue cuando comenzó a rondar en su cabeza la idea de dedicarse a estudiar. Habló con su representante Flavio Perchmann y tomó coraje para viajar a una Universidad en  Estados Unidos.

“No tenía idea lo que me venía. No había terminado el liceo en Uruguay, sin hablar nada de inglés, me vine de inconsciente. A la aventura”, reveló Serolini desde Estados Unidos a Referí.

Llegar a EEUU

Paulo se tomó el avión y se fue. En Estados Unidos lo esperaba un amigo con quien había jugado el baby fútbol. “Llegué a su casa y ahí con su ayuda me empezaron a conectar con universidades para estudiar”. Pero el tema es que, según contó, allá cambia la cosa. “AMuchas universidades tienen un reglamento estricto que dice que si fuiste profesional no podés ser universitario y me pusieron trabas”, dijo Serolini a Referí.

“Estuve como un año para descifrar donde podía ir a estudiar, aprender el idioma, estar pronto para las clasificaciones. Hoy mirando hacia atrás, digo, puta, mirá que la pasamos”.

Con el tiempo se hizo ciudadano comunitario. Y unos años después se le dio por lanzarse a otra aventura: viajar a Europa.

“Empecé por Portugal. Me fui para a la casa del Mono Pereira que estaba en Benfica, luego al Brighton de Poyet que jugaba en Tercera, entrené un tiempo ahí, pero por diferentes razones no me pude quedar. Volví para España a lo del Zurdo Lamas. Después Poyet me recomendó al San Roque de Lepe. Estuve en el Baleares Fútbol Club de Mallorca. Di vueltas como un año. Hasta que me decidí volver y terminar los estudios en EEUU y a partir de ahí empecé la carrera de entrenador”.

Serolini no tiene más que palabras de agradecimiento para Maxi Pereira, Andrés Lamas y Poyet.

Cuando ya no había posibilidades de retomar la carrera, Serolini regresó a Estados Unidos decidido a prepararse como entrenador.

“Comencé en 2013 y en 2016 terminé mi último nivel. Comencé en una academia privada a dar clases por intermedio de Álvaro Amatto otro uruguayo que está acá. Ahí comencé y conocí a un colombiano entrenador y me fue guiando lo que tenía que hacer para las licencias, los cursos que tenía que tomar. Me llevó a trabajar al Cosmos, a su academia, que  es formativa. Estuve seis meses y a partir de ahí el año pasado se me dio la chance de trabajar para el Barcelona que abrió una academia hace un año y medio, se me dio la chance de presentarme y trabajo para ellos”.

Después de tantas aventuras buscando el futuro se terminó de consolidar. Se señora está a punto de tener familia y Paulo fue incorporado al equipo de trabajo de Barcelona. “El objetivo más que nada es comercial pero a su vez obviamente buscar talentos”.

 

La mano de Poyet

Me pagaron hasta el vuelo

“Con Poyet me conectó un uruguayo llamado Ricardo Quagliatta que era agente de futbolistas.  Poyet 10 puntos. Me consiguió hotel, me pagaron el vuelo, me hicieron sentir profesional otra vez. Al día de hoy le mando algún mail cuando va a algún equipo. Se portó muy bien conmigo y se lo voy a agradecer siempre. Llegué a Londres y había un cartel con mi nombre, increíble, mandaron un funcionario del club. Era espectacular. La parte del staff del club, las comodidades, tenían todo, el estadio, no era ningún lujo pero era algo que nunca había visto en mi vida”.

 

Cosmos

El día que fue Pelé

Serolini comenzó a trabajar en el fútbol de Estados Unidos en el Cosmos, el club que se hizo famoso por llevar a Pelé y Franz Beckenbauer, entre otros. Serolini contó a Referí el día que conoció al rey del fútbol.  “Pelé y Beckenbauer vinieron al club. Lo tuve cerquita a Pelé en un carrito de golf”, dice entre risas Serolini. Y da paso a la historia: “Resulta que inauguraron un estadio y los trajeron. Estaba ahí, me invitaron a ir, y justo se da que Pelé tenía que ir a saludar al medio de la cancha. Y en eso se dio que pasó el carro de golf por al lado mio, no me dio ni para saludar. Fue lo más cerca que estuve de Pelé”.

 

El gesto de Maxi

“En la casa del Mono Pereira me hicieron el aguante. Yo ayudaba a su señora Ana a llevar a los nenes a la escuela, a hacer los mandados pero no me dejaban gastar en nada. Le estoy agradecido”.

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