Nadie diría que Uruguay –país que desde mediados del siglo XIX se vanaglorió de aplicar políticas de vanguardia, y entre ellas, leyes contrarias al toreo de más de un siglo de antigüedad– fue en algún momento relevante en el mundo de los toros. Pero lo fue: la Banda Oriental y luego la joven república tuvieron parte de la tradición de los toros por mucho tiempo. Para explicarlo, hay que retroceder en el tiempo.
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