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Las idas y vueltas en el FA por el tema impuestos y la reunión de garaje que llevó a un consenso
Era temprano. La discusión en el Congreso todavía estaba en etapa de precalentamiento, y los delegados de los sectores y las bases aún tenían la mente lo suficientemente despierta como para seguir al detalle el ritmo de la discusión programática, línea por línea, palabra por palabra.
Pero mientras el debate empezaba a tomar calor de la mano de temas sensibles como la seguridad o las políticas de género, una cumbre paralela en el garaje del Palacio Peñarol depuraba la línea económica que el Frente Amplio presentaría a la ciudadanía en las próximas elecciones.
Una propuesta aprobada la noche anterior por la comisión de desarrollo del Congreso del FA, contra la opinión de los jerarcas del Ministerio de Economía (MEF) y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), había cortado el clima de acuerdos prometidos para esta instancia, y había zambullido al oficialismo en una marea de discusiones.
La carga impositiva, como en congresos anteriores, se había convertido en la protagonista principal de la discusión programática, y en motivo de tires y aflojes entre los sectores y las bases de la coalición izquierda. Lo que se buscaba era una salida de consenso.
Periplo impositivo
Durante más de un año, representantes de todos los sectores y bases del Frente Amplio dedicaron varias horas por semana para discutir de economía, con el complicado objetivo de conseguir un acuerdo en una de las áreas centrales de la discusión política, una que en la coalición de izquierda encuentra un amplio abanico de teorías y posturas.
Con el Congreso de este fin de semana en el horizonte, la unidad temática que tenía a estudio el desarrollo económico buscó llegar a esta instancia decisiva con una propuesta que representara a todos los grupos del FA, de manera de evitar fricciones inesperadas en un ámbito donde, se sabe, pesan como en ningún otro las posturas de los comités de base.
Fue así que todos los sectores acordaron en la Comisión Nacional de Programa (CNP) un texto que contemplara la revisión de algunos instrumentos tributarios, pero que no incluyera la promesa expresa de un aumento impositivo.
Sin embargo, una inesperada moción presentada el sábado en la comisión programática que debía votar el informe sobre economía dejó hondamente preocupados a los representantes de los sectores más moderados, que no pudieron hacer nada para detener la propuesta de rever la tasa del IRAE para las grandes empresas y aumentar el IRPF en la franja de mayor poder contributivo.
La iniciativa –presentada por comités de base y respaldada luego por el Partido Comunista, el MPP, Casa Grande y otros sectores– fue resistida por integrantes jerarcas del MEF y la OPP que se encontraban en la sesión, como el subsecretario de Economía Pablo Ferreri (Nuevo Espacio), el subdirector de la OPP Santiago Soto (socialista) y el director de Planificación de la OPP Fernando Isabella (también socialista).
El sábado a la noche, la fuerza de las bases habían hecho lo suyo y, con el respaldo de los delegados de los sectores del MPP y el PCU, lograron imponer la moción. “Soto, Isabella y Ferreri argumentaron en contra y les ganamos igual”, resumió un militante de base que salía victorioso de la Huella de Seregni.
Contraataque
Pese al traspié del sábado, el Frente Líber Seregni (FLS) y el Partido Socialista no se quedaron de brazos cruzados. En seguida comenzaron contactos con dirigentes de otros sectores con el ánimo de modificar la moción antes de que fuera presentada al pleno del Congreso.
El domingo de mañana, ya con el Palacio Peñarol repleto de delegados frenteamplistas, el garaje del estadio se convirtió en epicentro de un debate sobre macroeconomía. De la reunión participaron el subsecretario de Economía Pablo Ferreri (Nuevo Espacio), el subdirector de la OPP Santiago Soto (Partido Socialista), los diputados Alejandro Sánchez (MPP) y Alfredo Asti (Asamblea Uruguay), y los dirigentes Daniel Marsiglia (Partido Comunista) y Marcelo Melo (Vertiente Artiguista), junto a otros representantes de sectores y comités de base.
Según contaron participantes del encuentro, allí se planteó que la propuesta votada el día anterior era “inconveniente” en términos políticos y electorales, y que el Frente Amplio no podía ir a la campaña prometiendo aumentar la carga tributaria.
El diputado Asti, por ejemplo, criticó los titulares de la prensa que el domingo había informado sobre la propuesta de un aumento impositivo y dijo que eso demostraba la necesidad de dejar en blanco sobre negro que una eventual suba impositiva estaría concentrada únicamente en los sectores más pudientes. Sánchez, que el día anterior había votado a favor de la moción de las bases pese a presentar reparos a su redacción, asumió durante la reunión que había que apuntar a una mayor progresividad de los impuestos y que no se podía aumentar la presión a la clase media, ni a la clase trabajadora, ni a las pequeñas y medianas empresas.
De ese intercambio surgió una propuesta de redacción que fue apoyada casi por unanimidad y reemplazó a la moción más radical, que ni siquiera fue puesta a consideración de los congresales.
Al momento de leer la propuesta impositiva, de la boca del comunista Bruno Giometti salieron las siguientes palabras: “Atendiendo a la evolución del sistema tributario en términos de justicia y persiguiendo el fin de que pague más el que tiene más, se buscará bajar en términos relativos la carga tributaria de los trabajadores, sectores medios y medianas y pequeñas empresas”.
Además, se propuso “buscar la posibilidad de avanzar en diferenciar la capacidad contributiva entre las grandes empresas y las pequeñas y medianas, a la hora de tributar IRAE, con el objetivo de dotar de más progresividad al impuesto”, “analizar la viabilidad de cambios al IRPF categoría 1, en el sentido de aumentar el aporte tributario que realiza el capital”, “complementar la reforma de la caja militar mejorando las fuentes de financiamiento de manera progresiva del Sistema de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas”, y “continuar mejorando la eficiencia en la recaudación tributaria minimizando la evasión”.
Al momento de alzar las manos hubo un solo voto negativo en más de mil. Tras varias idas y vueltas, y también algún susto, el Frente Amplio tiene su línea económica.
