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Líder de mi destino
Hace 15 años, cuando realicé mi primer taller de liderazgo, me pidieron que pensara en un líder excepcional. Encontré varios ejemplos: mi entrenadora deportiva, algunos de mis jefes de trabajos anteriores y de mi empleo actual. Pero también identifiqué un líder fundamental en mi vida, alguien a quien había recurrido en numerosos momentos: yo misma. Me di cuenta de que muchos de los resultados que había logrado y gran parte de la satisfacción y el orgullo que sentía por lo que era, se debía a la ayuda que había recibido de otras personas, pero principalmente, a mis propios esfuerzos. Todos nacemos con una de las empresas más importantes de nuestras vidas: nuestra unipersonal, una de las empresas más difíciles de dirigir y que nos acompañará a lo largo de toda la vida, a pesar de que a menudo le dedicamos menos tiempo.
Aunque no tengamos control absoluto sobre todo lo que nos ocurre, tenemos la capacidad de guiar nuestro destino, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Un principio que me gusta mucho aplicar para ver esto, es la regla 90/10: "De lo que sucede, el 10% es lo que realmente ocurre y el 90% es lo que hacemos con eso". De allí parte la firme convicción de que enfrentar lo que nos pasa y con qué actitud lo hacemos, es nuestra propia decisión. Tomar esta actitud implica estar dispuesto a dejar de lado el piloto automático, salir de la operativa, eliminar el "siempre se hizo así", abandonar el “modo bombero”; es necesario tomar un respiro, detenernos, reflexionar y pasar a la acción.
Lorena Estefanell, Psicóloga y facilitadora de las capacitaciones de la Academia de Xn, menciona que los aviones pasan la mayor parte de su tiempo en piloto automático, lo cual es adecuado. Sin embargo, rara vez despegan, aterrizan o atraviesan una turbulencia en modo automático. Los aviones conocen su destino y pueden ajustar su trayectoria para acercarse o alejarse y, si es necesario, retomar el rumbo. Esta es mi percepción del liderazgo personal: definir el rumbo que deseas seguir y serle fiel. Así veo a las personas que se lideran a sí mismas: como individuos coherentes.
En Xn definimos dos aspectos claves para el liderazgo: la credibilidad y la confianza. El líder de un equipo debe ser creíble y confiable. Para liderarte a ti mismo, debes creer y confiar en ti. A estos ingredientes, les hemos asignado una fórmula que se resume en ser “Justo x Honesto x Competente”. A veces nos resulta más fácil ser Justo, Honesto y Competente con los demás, pero ¿cómo aplicamos esto a nosotros mismos? Ser Justo contigo implica conectar con tu esencia, abordar tus conflictos internos, honrar tus valores y tu ser más íntimo. Ser Honesto contigo mismo significa ser transparente, genuino, coherente, decir lo que piensas, pensar lo que dices y hacer lo que prometes. Ser Competente contigo mismo implica salir de tu piloto automático, tomar las riendas de tu destino, dedicarte tiempo y trabajar en ti mismo para construir tu mejor versión. En el ámbito profesional, ser competente contigo mismo implica tener iniciativa, proponer, actuar y buscar tu propio camino sin esperar a que tu jefe te indique hacia dónde imagina que debes desarrollarte. Debes ser el responsable de ponerte metas y alcanzar resultados extraordinarios, al mismo tiempo que experimentas satisfacción y orgullo por lo que haces.
Hasta aquí suena prometedor ¿verdad? Pero, ¿cómo llevarlo a cabo? De este vasto universo que es el liderazgo personal, en Xn lo hemos filtrado, exprimido, estudiado y condensado en un modelo, una receta que consta de seis áreas para trabajar en tu liderazgo personal. Estas 6 áreas son:
- Buscar el sentido en lo que hacés que te entusiasme y te guíe.
- Conocerte a ti mismo para entender cómo mejorar.
- Desarrollar competencias para enfrentar nueva desafíos.
- Tomar decisiones de forma consciente y oportuna.
- Gestionar tus emociones para no perder el control de tus acciones.
- Construir vínculos de calidad porque nadie triunfa o falla solo.
Cada una de estas seis áreas implica una introspección profunda, un momento de reflexión personal, y un compromiso de tiempo dedicado a uno mismo. Desde mi perspectiva, es un esfuerzo que vale mucho la pena. Como menciona Xesco Espar, un exjugador y entrenador español de Handball: “La semana siguiente a cualquier logro, este ya es parte del pasado. Lo único que permanece es la persona en la que te has convertido”. Esa persona eres tú, y te acompañará a lo largo de toda tu vida.
