Línea de atención emocional por covid-19 atiende alrededor de 14 llamadas por hora

Porciúncula detalló que el pico de llamadas se dan entre lunes y viernes de 12 a 15 horas, y los sábados y domingos entre las 15 y 18 horas. La línea es atendida por 160 licenciados en Psicología y 16 supervisores.

De una muestra de 856 llamadas, se analizó que la mayoría de las consultas eran de parte de personas que presentaban síntomas depresivos y síntomas de ansiedad. Más de 100 de esas llamadas también llegaron de personas que a raíz de del aislamiento social padecían soledad. Alrededor de 70 de esos 856 llamados fueron para recibir escucha u orientación de algún tipo. Y aproximadamente 60 consultas provinieron de personas que manifestaron tener miedo al coronavirus.

Luego la liste sigue: hubo llamadas por problemas de convivencia familiar, por problemas con el acceso a la atención de salud, por problemas económicos y por intentos de autoeliminación. También se realizaron consultas por consumo de alcohol y drogas, por situaciones de violencia o abuso, y por problemas laborales o de estudio.

Los especialistas notaron un importante incremento de situaciones depresivas. Y el aumento en las llamadas a la línea de prevención de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) –que ya existía antes de la pandemia– es reflejo de ello. Las consultas aumentaron en un 60% entre el 13 de marzo –el día en que se detectaron los primeros casos de coronavirus en Uruguay– y el 31 de ese mes, en comparación con el mismo período del año de 2019, según informó a El Observador el adjunto de la dirección de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables del organismo, Juan Triaca.

Para Triaca el 13 de marzo, cuando se registraron los primeros casos, los uruguayos sufrieron una especie de "traumatismo" que ha venido en aumento durante el paso de los días y el crecimiento de los casos confirmados de covid-19 y los fallecidos por esta causa, según dijo en una nota anterior. Cree que "la incertidumbre" por lo que pasará con la pandemia sumado al "miedo" que genera el pensar en el contagio de uno o de un ser querido, afecta la salud mental de las personas. También entiende que repercute la limitación a la "libre voluntad de hacer" así como la imposibilidad de muchos abuelos de no poder recibir a sus nietos, por ejemplo.

"Aquella gente que tenía y tiene unos buenos recursos internos y una buena red familiar y social, la transita con cierta normalidad. Hace videollamada con los amigos y el cumpleaños lo festeja de esa forma. Crea nuevas formas de vinculación. El problema está en quién no tiene estas herramientas y no tiene apoyo familiar y social. Ese está solo, está aislado, la está pasando muy mal. Y los temores y la irritabilidad, y los consumos y la violencia aumentan mucho", expresó.