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Llorar solo, vivir encerrado y convivir con el temor, la dura realidad de un uruguayo en Argentina

El volante Washington Camacho, de Defensa y Justicia, que en enero estuvo a punto de fichar por Peñarol, contó cómo vive alejado de su familia y las sensaciones que lo invaden por tener que viajar a Brasil a jugar la Libertadores
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13 de septiembre de 2020 a las 05:04

Cuando el teléfono se apaga en la soledad del apartamento, rodeado de silencio, muchas veces sus ojos se llenan de lágrimas. Las videollamadas con su hija Naomi de 11 años y su señora Ximena son difíciles de sobrellevar.

La cabeza de Washington Camacho, jugador de Defensa y Justicia, trabaja a mil. Por estas horas no es sencilla la vida del uruguayo en Argentina. Cinco meses de cuarentena y los casos de covid-19 no paran de crecer en ese país. Y, para colmo de males, Camacho debe viajar con su equipo a Brasil para jugar con Santos en la reanudación de la Copa Libertadores de América.

Desde aquel llamado de Peñarol a principio de año, que le movió el piso, a este presente, mucha agua corrió bajo el puente.

“Me costó convivir con eso, me golpeó no poder quedarme en Uruguay a jugar por Peñarol. Era mi sueño de hincha. Me costó volver a Argentina”, reconoció Camacho en charla con Referí.

El que cantaba en los ómnibus

Es el mismo que llegó de Paso de los Toros a Montevideo y ayudó a sus padres trabajando en la feria.

Cuando debutó en 2003 en Villa Española se fue al descenso con el equipo se desafilió. Un día estaba sin plata para el boleto y subió a cantar al ómnibus con el hermano.

Poco después estuvo en Bella Vista, nació su hija y se enfermó. Estuvo grave durante dos semanas. Además, no tenía equipo.

Estuvo seis meses sin jugar y fue a trabajar con el suegro en la construcción y revocaba paredes y pintaba.

En enero de 2020 viajó nuevamente para fichar por Defensa y Justicia. El equipo argentino integra el grupo 6 de la Copa Libertadores, que comparte con Olimpia, Santos y Delfín. Volverá a la actividad el 23 de setiembre ante los paraguayos, luego recibirá a los venezolanos y el 20 de octubre visitará a Santos. 

Y mientras arrancaba con la pretemporada, todo se precipitó. En marzo el mundo se paralizó por la pandemia de covid-19 y los Camacho decidieron regresar a Uruguay.

Para no perder la forma física, el volante estuvo entrenando con un preparador físico. El hecho es que, cuando los equipos comenzaron a presionar para retomar los entrenamientos, Camacho tuvo que volver a Buenos Aires.

Luego de 15 años de convivencia la pareja tomó una dura decisión. Washington viajaba solo. Como su señora Ximena es paciente de riesgo por tener problemas respiratorios, decidieron que se quedara en Uruguay junto con Naomi, la hija del matrimonio.

Como en Argentina se vivía en cuarentena, Camacho llamó a un amigo que tenía las llaves de su apartamento y le pidió que le hiciera un surtido para afrontar el encierro.

“Fue difícil, duro... Me tuve que quedar encerrado las dos primeras semanas por la cuarentena que le piden a todos los extranjeros. Yo pasé de entrenar en Uruguay a encerrarme en un apartamento”, reveló.

Para no perder la forma física hacía bicicleta y pesas en una habitación.

Una vida en Argentina

El volante uruguayo de 34 años realizó casi toda su carrera en el fútbol argentino. Desde que en agosto 2012, luego de defender a Bella Vista, El Tanque Sisley y Cerro, pasó al fútbol argentino, escribió toda su carrera en el exterior.

Fueron ocho temporadas consecutivas en Godoy Cruz, el primer pasaje por Defensa y Justicia (2013-2014), Racing, Rosario Central y el regreso a Defensa y Justicia esta temporada, luego de seis meses en el fútbol de México, en Tijuana.

Los traumas

El 8 de agosto Defensa y Justicia retomó los entrenamientos.

“Las medidas sanitarias eran impresionantes. Hasta el día de hoy no tenemos la libertad de estar en el gimnasio, no nos podemos bañar, solo en las habitaciones de la concentración porque son individuales. Al principio no había camilla para hacer masajes y había que estar afuera con el frío que hace”, recordó el jugador.

El pánico corrió por el plantel cuando en el mes de agosto surgió el positivo de Nahuel Gallardo, hijo del técnico Marcelo Gallardo.

Camacho reconoció que la cabeza trabaja a mil. A modo de ejemplo citó el caso del vuelto de dinero que le daban cuando pagaba el peaje. “Para ir a entrenar tengo los peajes y el hecho de agarrar la plata, cuando te dan el vuelto que es dinero que toca mucha gente, te juega en la cabeza. Luego saqué el telepeaje para no tocar plata. Pero la verdad que uno se debe ir adaptando para el menor contacto posible”.

El jugador agregó: “Es como todo, nos adaptamos, sabemos que está (el virus), que uno corre riesgo como todo trabajador. Uno se preocupa por todo. Y, más allá que a mucha gente no le pasa nada, no sabés cómo te puede agarrar. Pero hay que seguir. Hasta que no haya una vacuna esto no se soluciona”.

Lejos de la familia

Lentamente Camacho se fue adaptando a la nueva vida. Concurrir a entrenar y encerrarse en el apartamento. Solo y lejos de su familia pese a que la tecnología permite acercarlos.

“Fue una decisión difícil que mi señora se quedara en Uruguay y me viniera solo. Estoy saliendo todos los días a entrenar, y tengo contacto con compañeros que convivieron con el virus, por eso lo mejor fue que mi familia se quedara allá”, admitió.

“Esto cuesta. La nena tiene 11 años, está grande, va a la escuela y está contenta disfrutando la familia, pero le falta el padre”.

Camacho tiene a favor la tecnología, que le permite las videollamadas para estar más cerca de los suyos. Pero, explica: "Muchas veces te quebrás. Hay días que prefiero no hacer la llamada porque no tenés un buen día y si la hacés por ahí te quebrás y te mostrás débil, y no me gusta hacerlo notar”.

Viajar a Brasil

La semana que viene se retoma la actividad en la Copa Libertadores. Defensa y Justicia debe visitar a Santos en Brasil, un país que está con registros preocupantes en cuanto a nivel de contagios.

En un programa radial en Argentina, el futbolista uruguayo manifestó: “Lógicamente tenemos miedo de ir a jugar a Brasil contra el Santos por la Libertadores, pero el mundo no se puede parar por esto”.

En la charla con Referí, explicó: “El periodista le va a poner lo que mejor sea el titular, entonces le pusieron que tengo miedo de jugar en Brasil y luego te dan explicación de porqué. Pero el temor lo tiene cualquier persona que tiene que salir a la calle, de saber que te podés contagiar, no es miedo de que viajo y me voy a morir”.

Por estas horas Camacho viaja a los entrenamientos con Nahuel Gallardo, el hijo de Marcelo. “Voy con Nahuel que ya tuvo el virus y como está inmune tengo la chance de ir con él. Antes iba solo en el auto”, admitió.

El volante reconoció que el médico de Defensa es estricto con los controles sanitarios.

“Recién ayer (miércoles) el doctor habló un poco de un partido amistoso y nos dijo que no íbamos a tener contacto con nadie, derecho al campo de juego, jugar y nos íbamos”, dijo el jugador. Pero el partido se suspendió por orden de las autoridades de gobierno que impidieron los amistosos.

Todo esto determina que los equipos lleguen en distinto nivel a la Copa Libertadores.

“A nosotros nos ha complicado la preparación porque no permitieron los partidos amistosos. Si se suspende el del sábado vamos a llegar sin hacer un partido a la Copa Libertadores”, reconoció.

Camacho dice con resignación no saber cuándo aparecerá la vacuna. "Ahora hablan de mediados del año que viene. No podemos estar encerrados hasta el año que viene. En diciembre vuelvo a Uruguay. Mi señora me dice se nota que mi hija me está extrañando. Y de pronto necesita que la llame… Es todo un tema. Está en una edad que necesita de los dos y yo quiero estar”.

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