Alguna vez el emblemático técnico colombiano Francisco Maturana disparó una frase que es el fiel reflejo de cómo sienten los pueblos el fútbol: "se juega como se vive".
Tal vez hay que buscar por ese lado el motivo por el cual los futbolistas colombianos jamás lograron destaque por estas tierras. De pronto por idiosincrasia, por la forma de sentir el juego, por la escuela futbolística que adoptaron, los colombianos desfilaron sin pena ni gloria por Peñarol.
Por estas horas los aurinegros sacudieron el mercado de pases logrando el préstamo del colombiano Miguel Murillo a cambio de US$ 200 mil. Es un jugador de área que fue ascendido al primer equipo de Deportivo Cali por el uruguayo Julio Comesaña. El DT de Peñarol, Jorge Da Silva, lo definió como un jugador distinto para el medio.
Murillo cargará sobre sus espaldas con un pasado nefasto ya que sus compatriotas pasaron sin dejar el más mínimo recuerdo por Peñarol.
En los últimos tiempos, todos los colombianos que contrató el club mirasol, se fueron por la puerta de atrás y bajo la reprobación de la hinchada que se ilusionó con su llegada.
Referi repasa los últimos casos de futbolistas colombianos que tuvieron un paso nefasto por Peñarol.
En setiembre de 2004 los aurinegros apostaron todas sus fichas por el colombiano Jorge Serna. El hombre llegaba con chapa. Tenía 24 años y había convertido más de 50 goles en el fútbol de su país. El delantero compartió la ofensiva con Carlos Bueno y marcó cuatro goles en el Apertura de ese año. Pero conforme el paso del tiempo surgieron rumores sobre su mala relación con Bueno que se quejó de que traían delanteros del exterior a los que les pagaban grandes sueldos. Relegado en la consideración del técnico y sin paciencia por parte de los hinchas, Serna se alejó del club en diciembre.
El defensa llegó a Peñarol proveniente de Plaza Colonia. El entrenador aurinegro en ese entonces era Fernando Morena. Alto, de buena presencia, impresionó en los primeros partidos. Pero se fue por la puerta de atrás. Le tocó un Peñarol en ebullición, complicado por la pelea del entonces presidente José Pedro Damiani con el empresario Francisco Casal que se llevó del club a los jugadores Carlos Bueno, Cristian Rodríguez y Joe Bizera.
El técnico Gustavo Matosas insistió con la contratación de dos colombianos que marcarían la diferencia. Uno, Arnulfo Valentierra, había sido el conductor futbolístico del Once Caldas campeón de la Copa Libertadores de 2004. Arnulfo fue tildado de frío y los hinchas no lo querían.
Pero la llegada más comentada fue la del Fabio Moreno. Es que el hombre se hizo más famoso por su apodo que por jugar al fútbol. El cantante le decían. El delantero fue una verdadera decepción ya que llegaba precedido de buenas actuaciones en su país y en el fútbol argentino. Un solo gol, ante Miramar Misiones, le quitó la confianza del entrenador y los dirigentes.
En agosto de 2010 el delantero Cristian Mejía se incorporó a Peñarol donde debutó el 8 de setiembre contra Miramar Misiones. Sorprendió por su baja estatura, su velocidad y la forma de encarar a los rivales. De primera la hinchada aurinegra lo arropó y le festejó sus diabluras, pero con el paso del tiempo se fue apagando y terminó en la noche silenciosa y pasando a Danubio en junio de 2011.
Ahora es el turno de Miguel Murillo. Es un delantero de área, potente y con buen juego aéreo. El técnico Jorge Da Silva dijo que acá marcaría la diferencia. Fue goleador y campeón en Deportivo Cali que lo cede a préstamo con opción de compra. El último año no tuvo mucha continuidad.
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