Paul McCartney volvió con todo. Si le parece ver al músico británico de 76 años por todas partes, es porque ha publicado un nuevo disco, Egypt Station, que se convirtió en su éxito más importante en años.
Con 153.000 copias vendidas (147.000 de ellas copias físicas), el disco se estrenó en el primer puesto del ranking de Billboard, el más importante de la música estadounidense. Es la primera vez en la extensa y prolífica carrera de McCartney que uno de sus discos solistas debuta en esa posición, y el primero en llegar a ese puesto en 36 años. El anterior había sido Tug of war, lanzado en 1982.
Según Billboard, en su primera semana, Egypt Station fue el disco mejor vendido del exBeatle desde su Memory Almost Full, de 2007, que venía como parte de un paquete con entradas para los espectáculos de su gira de aquel momento. Esta novedad es su octavo disco en llegar al primer puesto en ese ranking, en el que también ha tenido nueve canciones en el primer lugar.
Eso solo contando su etapa solista y con la banda Wings. Si se suma el trabajo de los Beatles, aparecen 13 discos y 20 canciones que encabezaron la lista de ventas. Pero tomando todo lo sucedido desde 1970 en adelante, estos fueron los grandes hits de Macca, al menos, según Billboard.
Su primer éxito solista llevaba su firma y la de su primera esposa, Linda. El tema fue parte de su segundo disco luego de la separación de los Beatles, Ram, y su primer disco de oro en esa etapa. Compuesta en base a fragmentos de temas que McCartney tenía guardados, con un uso de efectos de sonido y con una letra que refleja sus sentimientos encontrados luego de la disolución de su banda, es uno de los clásicos del inglés.
Parte del disco Red Rose Speedway, esta obra ya forma parte de la era Wings, la banda que McCartney conformó en 1971. Dedicada a su esposa Linda, cuenta con una orquesta completa invitada, y es una de las clásicas baladas románticas del exBeatle.
Tema que da nombre a uno de los discos más reconocidos de Wings, fue grabado en Lagos, Nigeria, y se terminó convirtiendo en uno de los temas icónicos de la banda, aunque McCartney lo sigue tocando incluso hoy. La canción tiene tres parte (nuevamente, retazos unidos por el artista como una sola canción) y se basa en un comentario hecho por su excompañero George Harrison. Fue publicada cuando los otros tres Beatles se separaron legalmente de Allen Klein, su manager y una de las causas de la separación de la banda.
McCartney le tenía fe a esta canción, pero cuando la grabó junto a Wings como parte del disco Venus and Mars, tuvo dudas. Lo mismo le pasaba a sus compañeros y a todo aquel que oía la canción. Hasta que el saxofonista Tom Scott le agregó un solo, y todo cambió. Es una canción de amor dulce y pegadiza, de esas que son marca registrada de la casa.
Mitad respuesta a los críticos que lo acusaban solamente de componer "tontas canciones de amor", mitad aceptación absoluta de esa etiqueta, sus constantes "I love you" y sonido acaramelado la hacen un poco pegajosa en exceso, pero también es memorable, y llena de ternura.
Grabada encima de un barco en las Islas Virgenes, es el tema más destacado del disco London Town de Wings, en el que la banda se redujo a un trío (el matrimonio McCartney y Denny Laine), pero eso no fue impedimento para el éxito de esta canción pop.
A la canción original le había ido bien en los rankings del Reino Unido (donde alcanzó el segundo puesto), pero en Estados Unidos la que mandó fue la versión en vivo, grabada ese mismo año en la ciudad escocesa de Glasgow. El mismísmo John Lennon dijo que le parecía "un buen trabajo", y se comenta que fue uno de los argumentos que lo llevaron a volver a los estudios para el que sería su último disco, Double Fantasy.
La canción que más tiempo tuvo McCartney en la cima del ranking Billboard fue esta colaboración con Stevie Wonder y fue parte de Tug of War, el que hasta ahora había sido su último disco en el puesto uno. Usando como ejemplo las teclas de un piano, la canción habla sobre la igualdad racial y la integración.
Otra colaboración, en este caso con Michael Jackson, con quien McCartney tuvo una gran relación a comienzos de los años 1980, y se convirtió en una especie de ídolo y mentor para el cantante estadounidense. Aunque la amistad terminó mal cuando Jackson compró los derechos de las canciones de los Beatles -que nunca habían estado en manos de los ingleses-, de todas formas la cercanía pasajera dejó este éxito pop, pegadizo y bailable.
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