La venta de patentes para perros cayó abruptamente, tanto que en el ejercicio anual —próximo a concluir— se vendieron poco más de 18 mil, equivalente eso a solo el 1% de la población canina que se estima hay en Uruguay (unos 2 millones de ejemplares).
Gustavo Bogliaccini, presidente de la Comisión Nacional Honoraria de Zoonosis (CNHZ) desde el 1º de agosto de 2020, destacó a El Observador que en 2005/2006 la venta de patentes superaba las 100 mil unidades. Desde entonces eso ha ido descendiendo. En 2020/2021 se vendieron poco más de 30 mil y en 2021/2022 la demanda será aún bastante menor.
¿Cuántos perros hay en Uruguay? No existe un dato oficial. Hace algunos años en una encuesta realizada con otro objetivo se aprovechó para consultar si en el hogar había o no perro o perros, lo que arrojó una estimación de 1.760.000 canes en el territorio nacional. Con eso como base, Bogliaccini entiende que el número real puede aproximarse a los 2 millones de perros.
La caída en la venta de patentes ajusta el ingreso de dinero a la comisión, algo que “complica enormemente la gestión”.
Pagar la patente es obligatorio. Si un inspector detecta que una persona transita por la vía pública con un perro sin patente puede recurrir a la Policía, que puede prohibir al dueño del perro que circule con el animal y ordenar el pago de la multa de 1 UR ($ 1.444 ) y de la patente.
Pero eso en realidad nunca sucede. Consultado sobre cómo solucionarlo, Bogliaccini entiende que la patente debería pagarse sin cuestionamiento, por lo que significa como contribución al sostenimiento de las funciones de Zoonosis, todas relacionadas con la salud de los animales, pero también de las personas.
Para Zoonosis la baja de ingresos por la menor venta de patentes ha tenido una solución, al menos en parte, de la mano de un convenio con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). Para ello Zoonosis colabora realizando castraciones (se iniciaron en marzo de este año), con un objetivo inicial de realizar 30 mil esterilizaciones en un año. Eso se enmarca en la gestión oficial tendiente a ir ajustando el número de perros que hay en el país.
El dinero que Zoonosis obtiene por venta de patentes y de antiparasitarios, más lo que se recibe por el convenio con el MGAP, se ha ido utilizando para cubrir deudas y para un mejor desarrollo de las actividades de la comisión, para lo cual hay inversiones constantes en instalaciones, en personal e insumos (medicamentos y materiales para las castraciones, por ejemplo).
Las deudas eran las acumuladas con funcionarios (veterinarios y dosificadores, por ejemplo), laboratorios, por alquileres, con el BPS, la DGI y el BSE.
También hubo inversiones para recuperar unidades de la flota de camionetas y camiones (también en el equipamiento) utilizados para recorrer el país y hacer las dosificaciones y castraciones.
La dosificación, que significa el suministro de un antiparasitario (desde julio pasará a costar $ 100, costaba $ 90 hasta ahora), se realiza una vez al año en Montevideo, normalmente acompañando la compra de la patente en la veterinaria.
En áreas rurales o suburbanas, donde el riesgo de existencia de enfermedades zoonóticas es mayor, Zoonosis insta a realizar 11 dosificaciones, una cada 35 días.
Zoonosis es un órgano desconcentrado del Ministerio de Salud Pública (MSP). Sobre el valor de la comisión, Bogliaccini destacó con énfasis todo lo que se hace para educar a la sociedad, especialmente a los niños, mediante visitas de veterinarios a las escuelas para trasladar información sobre higiene, tenencia responsable, más todo lo relacionado con la prevención y, en caso de ocurrencia de alguna adversidad, mordeduras de perros por ejemplo, cómo proceder.
Lo que se busca es que se conozca qué son las zoonosis, los impactos que tienen y cuáles son las de mayor trascendencia hoy en el país: leishmaniasis, quiste hidático, chagas, toxoplasmosis, brucelosis y antavirus, pero hay otras, aunque son de menor impacto coyuntural.
Las acciones actuales de Zoonosis conllevan algunas innovaciones, dijo su presidente. Un ejemplo son la disponibilidad de información (para quien llama a la comisión, por ejemplo) precisa sobre cómo proceder si aparecen murciélagos en un hogar. Otro es la articulación con centros de salud para que cuando llegue a atenderse una persona tras ser mordida por un perro se active un mecanismo que genere el registro correspondiente y además se sepa si esa persona debe ser vacunada contra la rabia.
Bogliaccini se refirió también al tema de las constantes denuncias de productores, especialmente de quienes manejan ovinos, por ataques de perros.
“No hay jaurías en Uruguay”, enfatizó. Explicó que los ataques son realizados por perros que tienen o han tenido dueños, que son los responsables de esos perros. Pueden ser de un vecino que de noche los deja sueltos para que cuiden sus cosas, pero también hay casos de perros viejos o heridos que son abandonados por cazadores, simplemente porque ya no les son útiles.
La solución, además de la identificación de los perros y de sus dueños ya encaminada a través del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA), y de la castración que realizan diversas organizaciones y, entre ellas, ahora Zoonosis, pasa por avanzar en la práctica de una tenencia responsable de los animales, concluyó Bogliaccini.
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