Opinión > EDITORIAL

Malas políticas sociales

Las políticas sociales sin condiciones es una versión desacreditada de un Estado paternalista
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22 de mayo de 2019 a las 05:01

La política social es un instrumento decisivo para enfrentar problemas sociales que la economía no es capaz de resolver por sí sola, incluso cuando atraviesa una fase de crecimiento. Si está bien diseñada y mejor ejecutada, es una parte medular de una gobernanza que contribuye a apuntalar a sectores relegados, que no pueden salir por sí solos del círculo vicioso de la pobreza. 

Es por su importante papel -político y moral- que celebramos el protagonismo que ha adquirido este tema en la presente campaña electoral.

En el próximo período de gobierno será necesario reformular las políticas de un Ministerio de Desarrollo Social (Mides) de pésima gestión por un equivocado sesgo ideológico, propio de una mirada cortoplacista. Es notoria la incompetencia en la ejecución de un conjunto de herramientas apropiadas para salir estructuralmente de la pobreza. 

Creemos que la creación del Mides fue una acertada decisión del primer gobierno del presidente Tabaré Vázquez, en el periodo 2005-2010.

El país entonces salía de una grave recesión económica y era necesario que una cartera de gobierno desarrollara políticas y articulara acciones que dieran respuesta al profundo drama social derivado de la crisis de 2002. 

Pero fue una buena decisión con políticas equivocadas o mal implementadas por parte de los sucesivos jerarcas ministeriales que parecen haber sido ganados por sus ideas ortodoxas de izquierda. No es muy arriesgado decir que la mejora de la pobreza fue más que nada por el crecimiento de la economía y muy poco por la tarea del Mides. 

Las medidas adecuadas para combatir en serio la pobreza, definen transferencias monetarias o de otra índole, pero siempre condicionadas al cumplimiento de atención sanitaria (control periódico pediátrico y odontológico y de vacunación, por ejemplo) y la asistencia a la escuela o al liceo de los hijos de los hogares que reciben el beneficio. La idea es que los padres o responsables de menores, beneficiados por programas sociales, demuestren un compromiso respecto a cuidados básicos que repercuten en la calidad de vida presente y futura. 
Se trata de mecanismos de incentivos con el objetivo de apoyar la inversión en capital humano en las generaciones más jóvenes de los hogares más desfavorecidos.  

Es muy importante que las exigencias para recibir las prestaciones sociales sean bien comunicadas a los beneficiados, algo que aún no está bien resuelto. También que las contrapartidas sean acompañadas de una oferta pública conveniente. Pensemos en la realidad de Secundaria, que no logra retener al alumnado, algo de lo que el Mides no es responsable.

El Mides es responsable de la muy mala gestión de las condicionalidades de las políticas sociales. Los titulares de la cartera se han sentido más cómodos con las transferencias monetarias que con las exigencias inherentes a los programas sociales. Es sobre esto, en particular, que es necesario una mejora sustancial y, obviamente, con la colaboración de otros organismos del Estado.

Políticas sociales sin condiciones es sencillamente asistencialismo, una versión desacreditada de un Estado paternalista que no ataca los problemas de fondo para salir de la pobreza y que, además, para los más desconfiados, se pueden convertir en medidas populistas con fines electorales.

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