Mantenimiento necesario

Óscar Benavides, dirigente de la Unión de Transportistas de Combustible, dijo entonces que “se dio algo que suponíamos que algún día iba a pasar”, y agregó que desde hace tiempo se estaba reclamando el mantenimiento de la maquinaria que terminó lastimando al obrero.
Días después, cientos de kilómetros más al este, en las aguas de Maldonado, algo raro apareció flotando en el océano. Era un derrame en la boya petrolera de José Ignacio. La noticia demoró tres días en trascender y viralizarse. Una des las mangueras flotantes de 11 metros que conectan con los petroleros se rompió y derramó crudo al mar.
Están en trámite varios pedidos de informes de senadores y circulan versiones que indican que la falla se debió a la falta de mantenimiento: el tramo que se rompió habría cumplido su vida útil.

Punta del Este también pagó el precio de las roturas estructurales no atendidas a tiempo. En el primer fin de semana de altas temperaturas de diciembre, varios kilómetros de la playa Mansa no estuvieron habilitados para baño. Las inclemencias climáticas golpearon con dureza un viejo colector y provocaron el derrame de efluentes domiciliarios al mar. La conexión atraviesa la costa por las dunas, pero estaba el descubierto. La fuerte tormenta le pegó de lleno al colector descuidado. Por suerte aún en el balneario estaba vacío.
El mismo fin de semana el suministro de agua potable de la zona oeste de Maldonado (Pan de Azúcar, Playa Hermosa y Piriápolis) resultó severamente afectado por la rotura de una tubería de 600 milímetros que abastece la zona desde Laguna del Sauce. La situación dejó unas 60 mil personas sin agua y era evitable. Así lo manifestó Hugo Trías, gerente general de OSE en Maldonado, quien informó en tiempo y forma el problema a las autoridades, pero nadie reaccionó a tiempo.

En Carmelo, pesqueros chinos que estaban en el varadero del Ministerio de Transporte y Obras Públicas esperando para ser desguazados se soltaron e impactaron contra el puente giratorio de la ciudad. La afectación fue tal que la población carmelitana quedó aislada.
Las roídas embarcaciones estuvieron un año y medio esperando que alguien se hiciese cargo de ellas. La alcaldesa del lugar asegura que había advertido y reclamado por la situación a las autoridades pertinentes. Nadie hizo nada.
En diciembre, la consecuencia de la falta de mantenimiento en diversas áreas del Estado afectó la vida de la población. 
Por ahora no hay que lamentar impactos negativos en el turismo. En tiempos preelectorales donde la tentación de cortar cintas e inaugurar obra es grande, preocuparse de inspeccionar y mantener andando lo que tiene que funcionar bien debería ser la preocupación primera.