Esta vez el volantazo deportivo en la mitad de camino no le dio resultado a Nacional

En 2019 el club apostó a un proyecto de fútbol moderno con la llegada del argentino Eduardo Domínguez. Pero en la mitad del Apertura tuvo que cambiar y llegó Álvaro Gutiérrez para conducir al equipo hacia el título tras ganarle dos finales en cuatro días a Peñarol. En 2020 la apuesta fue Gustavo Munúa -Gutiérrez no quiso continuar-, pero la directiva pegó otro volantazo después de perder la final del Apertura contra Rentistas. El gerente deportivo Jorge Giordano se hizo cargo del equipo hasta faltando dos fechas del Clausura, cuando un nuevo cambio puso a Martín Ligüera como técnico interino para las finales del Uruguayo ante Rentistas. En esa ocasión el tricolor hizo valer su ventaja de haber ganado la Anual y se coronó bicampeón uruguayo.

El tri era el objetivo de 2021 y para alcanzarlo la directiva contrató a Alejandro Capuccio, el técnico sensación de la temporada anterior dirigiendo a Rentistas. Pero como no hay dos sin tres (o tres sin cuatro), Nacional volvió a cambiar el técnico después de terminar segundo en el Apertura. El elegido, ahora de manera permanente, fue otra vez Martín Ligüera, el mismo entrenador que cinco meses antes había dicho que aún no estaba preparado para dirigir al primer equipo tricolor. Por eso, volvió a Tercera, hasta el inicio del Clausura cuando fue llamado nuevamente para conducir el plantel principal.

Una decisión fuerte

En diciembre de 2020 Nacional resolvió no renovar los contratos de 10 jugadores (entre ellos Gonzalo Castro y Sebastián Fernández) luego de un episodio de indisciplina que sucedió en un  hotel donde el plantel concentraba para sus partidos de Copa Libertadores. Si bien la decisión fue a fin de año, el campeonato estaba en la mitad debido al atraso de cinco meses que tuvo por la pandemia de covid. Eso hizo que terminara la temporada 2020 con un plantel plagado de juveniles y aún así, logró coronarse.

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Por ese motivo antes de comenzar la temporada 2021, la directiva y el área deportiva encabezada por el director Iván Alonso, contrató a varios jugadores para dotar de experiencia al plantel. Llegaron Christian Almeida y Camilo Cándido, dos de los mejores defensores del año anterior, Gonzalo Vega, jugador que se había destacado en Rentistas, Maximiliano Cantera, Angel Gabrielli y los argentinos Leandro Fernández y Andrés D'Alessandro. Nombres que ilusionaron a los hinchas. Más adelante se sumaron dos campeones con Nacional Diego Polenta y Matías Zunino, más Mario Risso, ya con la esperanza de ganar el Clausura tras un paso en falso en el Apertura.

Leonardo Carreño

Leonardo Carreño

Empezó ganando la Supercopa frente a Wanderers, pero después no logró nunca estabilizarse. Ganó el clásico en el Parque Central y se celebró más como una victoria política, porque los goles los hicieron Brian Ocampo y Camilo Cándido, quienes habían llegado en la madrugada anterior al partido desde Brasil, después de quedar eliminados de la Copa América con la selección. Los dirigentes tricolores actuaron con mayor rapidez que sus pares aurinegros, quienes lograron el viaje de Giovanni González y Facundo Torres, pero arribaron casi sobre la hora del partido. La alegría duró un mes, porque Peñarol lo eliminó de la Copa Sudamericana y el golpe fue duro para los albos.

Durante los primeros cinco meses del torneo el equipo sufrió las ausencias de los jugadores de la selección, contagios de covid (casi al mismo tiempo se contagiaron Trasante, Laborda, el golero Centurión, Emiliano Martínez, Vega, Cantera, Vecino y Almeida), los desgarros de Leandro Fernández y Pablo García, la fractura de cráneo de Felipe Carballo y las oscilaciones en los rendimientos de Brian Ocampo y D'Alessandro, que nunca logró darle ese plus (salvo en contadas ocasiones) que se buscó en él cuando la directiva lo trajo desde Inter de Porto Alegre. 

No apareció el equipo

La llegada de Ligüera le abrió la puerta a algunos juveniles, pero el técnico floridense nunca encontró el equipo. Cambió permanentemente y solo Diego "Torito" Rodríguez (otra de las altas a mitad de temporada) y Felipe Carballo participaron de las 15 fechas del Clausura. 

Bergessio perdió su chispa goleadora (solo marcó tres en el Clausura, su peor racha desde que llegó a Nacional) en parte por fallas en la definición pero también porque el equipo no le generó el juego que necesita en el área. De todas formas, el delantero argentino de 37 años (cuyo contrato termina a fin de año) fue el futbolista que más minutos disputó a lo largo de las 30 fechas del Uruguayo.

Leonardo Carreño

Asimismo, el golero Sergio Rochet se fracturó un dedo en la séptima fecha y no jugó más; Ocampo fue una sombra del que mostró en la primera parte del año; Risso que llegó como solución en la zaga solo pudo jugar tres partidos porque se desgarró tras la tercera fecha; Zunino no cumplió con las expectativas, y así se podrían agregar otras piedras que sufrió el plantel.

A pesar de todo y gracias a la pericia de los delegados que rescataron dos puntos perdidos en el partido contra Cerro Largo por la primera fecha del Clausura, el equipo estuvo cerca de definir este campeonato. Si le hubiera ganado en la fecha pasada a Liverpool, hoy estaría celebrando, pero dejó escapar un 2-0 a favor por los descuidos defensivos de todo el año.

El volantazo a mitad de camino esta vez no dio resultado. Se equivocó la directiva en apurar a Ligüera, fallaron los jugadores dentro del campo y ahora el club espera por el resultado en las urnas del próximo sábado, para conocer cuál será su destino deportivo el próximo año.

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