¿Viste cuando estás pensando en algo y se te empieza a aparecer por todas partes? Bueno, eso me pasó esta semana con el tema ―las ideas― que atraviesan las recomendaciones que coseché en estos últimos días para esta newsletter.
Porque de eso van las historias que traigo hoy: de casas, de trabajos. De vivir para trabajar y trabajar para vivir. De los vínculos con nuestros hogares y con nuestras profesiones.
Bienvenidos, siéntanse como en casa.
El disparador 
Hay una serie que me tiene muy entusiasmado, y que vengo monitoreando para cuando se concrete su estreno en Uruguay, algo que ojalá suceda. Fue la que prendió la chispa para la edición de hoy, por la buena pinta que tiene a nivel temático. Que esté compuesta además por cuatro episodios de veinte minutos es muy tentador, también.
Se llama La arquitecta, es noruega, y es una comedia negra ambientada en un futuro cercano no solo por la distancia temporal, sino también por el universo que propone, un mundo donde los alquileres tienen costos estratosféricos, tener una vivienda es una utopía, y la gente está dispuesta a pegarse un tiro en el pie - literalmente - para cobrar indemnizaciones que les permitan llegar a fin de mes y zafar del trabajo aunque sea por un tiempo.
En ese panorama entra la arquitecta del título, que propone al estudio donde trabaja un plan revolucionario: convertir un viejo estacionamiento subterráneo ―en un mundo sin autos― en un complejo de apartamentos, donde cada antiguo espacio de parking sea un monoambiente barato. Si no fuera porque en Montevideo hay cada vez más autos, y por lo tanto, más parkings, te diría que bien podría pasar acá, como en tantas otras ciudades.
Te mantengo al tanto por si se estrena en alguna plataforma, y si tenés alguna novedad, escribime.
Otro que dispara
El asesino está en Netflix
Este viernes pasado se estrenó en Netflix la película El asesino (The Killer), que es la más reciente de David Fincher, un cineasta con un historial que incluye películas fundamentales de las últimas décadas como Seven, Zodíaco, y El club de la pelea. Y esa última, más allá de que con el tiempo fue malinterpretada y abrazada por algunos sectores reaccionarios, era en su fondo una crítica al mundo moderno, al sistema capitalista, al hecho de vivir para trabajar y al vacío que esto supone, además de una crítica a las masculinidades tóxicas.
Esa cuestión del vacío existencial generado por la rutina que no aparenta cambiar está también en El asesino, cuyo protagonista es un sicario con una vida anodina a pesar de lo atípico de su trabajo, que cobra millonadas pero no las gasta porque su vida solo gira en torno a sus misiones, que cumple con precisión pero también de una forma tan metódica que resulta inhumana. Hasta que un día, falla. Y ese error lo obliga a romper todos sus paradigmas laborales y vitales.
La cuestión del dinero, si la satisfacción está en ser bueno en el trabajo o estar dedicado a la profesión que elegimos o en poder volver a casa y echarnos un rato a descansar y salir un poco de la vorágine en la que nosotros mismos nos sumergimos, un poco por obligación y otro poco por elección, me parecieron de los puntos más interesantes de una película que es despareja, si, pero que tiene en el fondo el disparador de un montón de preguntas valiosas sobre nuestra forma de vida - que además, desde que llegué a los 30, me cuestiono cada vez más viendo el panorama que tengo por delante -. Vale la pena por eso, por la actuación de Michael Fassbender, y por una secuencia de pelea que hay en el medio que es una joya.
Una casa desde el fuego
Hola, Carla por acá. Interrumpo con una pregunta que me viene sonando en el último tiempo: ¿de qué se construye un hogar?
El albañil/actor/escenógrafo Pancho Garay lleva 15 años construyendo su propia casa de piedra pero se pone al hombro la reconstrucción del Teatro Odeón –incendiado completamente hace más de dos décadas– cuando la compañía Pequeño Teatro de Morondanga decide montar allí una obra de teatro en la que llevan años de obsesivo trabajo.
Luz de obra, el documental dirigido por Germán Tejeira, es un testigo privilegiado de la construcción de ese hogar artístico: un teatro, una compañía, una pieza escénica. Un proceso de trabajo de 9 años en los que atraviesa la vida de un protagonista profundo, honesto y encantador, desde los conflictos personales hasta sus sueños más desproporcionados.
Luz de obra
Es acaso el amor, el sentimiento de pertenencia o el proyecto compartido lo que cimienta el resurgir de ese teatro de entre los escombros. Quizás la obsesión, la perseverancia o simplemente la necesidad. Hay algo ahí, que pasa de mano en mano entre una serie de artistas como una bolsa de portland, que amalgama un sueño bestial. Un rescate, un salvataje, un rapto de locura.
La película está en cartelera en Cinemateca, Life Cinema y la Sala B del Sodre.
En la vuelta:
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Teatro - Este viernes la Comedia Nacional toma el Cabildo de Montevideo, desde las 20.00, con 10 monólogos breves de obras clásicas que integraron el repertorio de obras de la compañía municipal en sus 76 años de historia. La actividad es de entrada libre.
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Música - El músico Gonzalo Levin dirige y compone para el espectáculo Octeto, en el que se presentará el próximo domingo 3 de diciembre en el Auditorio Vaz Ferreira del Sodre junto a un conjunto de músicos que encuentran el mundo del jazz, la música popular y la sinfónica. Las entradas ya están a la venta.
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Arte - Esta semana se inauguró la instalación Leibniz saltando a la cuerda de Ricardo Pascale en el Museo Nacional de Artes Visuales. La exposición, curada por el director del museo Enrique Aguerre, cuenta con una banda sonora compuesta por Sylvia Meyer. La entrada es libre y gratuita.
Una lloradita y a seguir
El chico y el perro
Nunca en mi vida tuve perro, pero en estos días leí una historia que me conmovió y que me hizo pensar en lo hermosos que son los vínculos que se generan con las mascotas, además de con la idea de que los hogares son en realidad las personas que nos rodean, y no tanto los espacios físicos en sí.
El chico y el perro es una adaptación al manga ―por las dudas, el cómic japonés ―de una novela homónima de Hase Seishu, ilustrada por Takashi Murakami, que en apenas cinco capítulos te tira un surtido de golpes al mentón, pero también mucha ternura, para contarte la historia de un perro que se separa de sus dueños durante el terremoto y tsunami que azotó el noreste de Japón en 2011 ―sí, el mismo que provocó lo de Fukushima―, y se manda a atravesar todo el archipiélago nipón en busca de su rastro, cruzándose por el camino con personajes en momentos complejos de sus vidas, a los que este chicho les va a cambiar el panorama, aunque el final al que lleven esos cambios no siempre sea feliz, como un Hachiko a la enésima potencia.
También leí Pollo con ciruelas, de la historietista iraní (pero que hizo su carrera en Francia) Marjane Satrapi, conocida sobre todo por la novela gráfica y posterior adaptación cinematográfica de su propia vida, Persépolis.
La portada de Pollo con ciruelas
En Pollo con ciruelas está la historia de un hombre que ante la destrucción de su herramienta de trabajo, un instrumento musical único e irremplazable, decide encerrarse en su casa y dejarse morir. La novela gráfica sigue sus últimos días de vida, mientras este hombre iraní reflexiona sobre su pasado, cómo eligió su profesión, confronta sus remordimientos y en el cruce entre su carrera profesional y su vida personal, que están intrínsecamente ligadas. Y todo esto en un impresionante despliegue visual, con estampas memorables y un relato muy poderoso.
Los dos libros se encuentran con relativa facilidad en librerías.
Piano Bar
Hablando de casa, esta semana escuché bastante a algunos artistas uruguayos, entre ellos a dos creadores jóvenes que cada uno a su manera, se mueven cerca del pop actual.
Por un lado, Eros White, que se mueve entre lo que solemos asociar con la música pop internacional, con algunos toques electrónicos y que se puede conectar, por poner un ejemplo de la generación anterior, con lo que hace Dani Umpi. Es un artista bastante diferente a lo que se suele esperar dentro de la música local, y su propuesta me parece súper fresca y divertida.
En parte mi regreso a su música por estos días tiene que ver con que este sábado va a presentarse en Inmigrantes, en su primer show en solitario de larga duración y con banda completa, un interesante paso adelante para un músico que ha ganado, por ejemplo, Premios Graffiti.
Por otra parte te recomiendo darle una oportunidad a Otoño denso, el nuevo álbum de Sofía Álvez, una artista que también viene en ascenso y que también se mueve entre sonidos y una sensibilidad muy cercana a los sonidos contemporáneos, pero donde uno puede ver también con cierta notoriedad las influencias y las herencias uruguayas: en las letras, en las referencias, hasta en su forma de cantar.
Y bueno, también escuché mucho a Jaime Roos, ante el anuncio de sus shows en mayo del año que viene que marcarán su nueva despedida de los escenarios. Ya estoy llorando por adelantado.
Ha sido un placer, como siempre, poder compartir este Doble programa contigo. Nos reencontramos el próximo viernes en una nueva edición.
Que tengas una gran semana.
Recordá que podés escribirme y a Carla Colman con dudas, sugerencias y comentarios.
Gracias por leer.