El afiche de James Bond con el tapabocas era gracioso. El meme tuvo cierto éxito en las redes y algún ejecutivo en Hollywood, incluso del estudio de la propia película, se debe de haber encogido de hombros, sonreído y pensado “es lo que hay; ahora toca esperar”. La aventura número 25 del agente secreto más famoso de la historia fue la primera en posponer su fecha de estreno a raíz de la expansión del nuevo coronavirus, y en aquel momento, a principios de marzo, la medida parecía extrema. Pero no lo fue. Fue, más bien, premonitoria.
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