Furchner, que tenía entre 18 y 19 años en el momento de los hechos, trabajaba como mecanógrafa y secretaria del comandante del campo de concentración, Paul Werner Hoppe, y ocupaba una posición "de importancia esencial" en el sistema inhumano del sitio

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Piden dos años de prisión para la secretaria del jefe de un campo de concentración nazi

Irmgard Furchner, de 97 años, acusada de complicidad en asesinatos en más de 11.000 casos en el campo de concentración de Stutthofs, en la actual Polonia, está siendo juzgada desde septiembre de 2021
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23 de noviembre de 2022 a las 05:03

A 77 años de la finalización de la guerra mundial, aun no terminan en Alemania los juicios contra los criminales de guerra nazis, aunque ya quedan pocos sobrevivientes de ese período para llevar a los tribunales. Este martes, un tribunal de Itzehoe, en el norte del país, pidió dos años de prisión condicional por complicidad para una exsecretaria de un campo de concentración que funcionó en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.

Irmgard Furchner, de 97 años, acusada de complicidad en asesinatos en más de 11.000 casos en el campo de concentración de Stutthofs, en la actual Polonia, está siendo juzgada desde septiembre de 2021, en uno de los últimos procesos de este tipo que se desarrollan en Alemania.

El juicio había comenzado de manera sorprendente cuando la acusada se dio a la fuga el día de la apertura de las audiencias. La nonagenaria no se presentó en el tribunal como estaba previsto. La encontraron después de unas horas.

Furchner, que tenía entre 18 y 19 años en el momento de los hechos, trabajaba como mecanógrafa y secretaria del comandante del campo de concentración, Paul Werner Hoppe, y ocupaba una posición "de importancia esencial" en el sistema inhumano del sitio, afirmó el martes la fiscal Maxi Wantzen.

Wantzen dijo a los jueces que el trabajo administrativo de Furchner "aseguraba el buen funcionamiento del campo" y le daba "conocimiento de todos los sucesos y acontecimientos en Stutthof".

Además, "las condiciones que ponían en peligro la vida", como la escasez de alimentos y agua y la propagación de enfermedades mortales, incluido el tifus, se mantenían intencionadamente y eran evidentes, destacó.

Wantzen subrayó que, a pesar de la avanzada edad de la acusada, "sigue siendo importante hoy en día celebrar un juicio de este tipo", para mantener el registro histórico a medida que los supervivientes van muriendo.

En Stutthof, campo de concentración cercano a la ciudad de Gdansk -donde murieron unas 65.000 personas-, "detenidos judíos, partisanos polacos y prisioneros de guerra soviéticos" fueron sistemáticamente asesinados, según los historiadores.

Pasados 77 años del final de la Segunda Guerra Mundial, el tiempo se convirtió en el mayor aliado de la impunidad definitiva de miles de criminales de guerra nazis que de una u otra manera lograron eludir la acción de la justicia.

La totalidad de los principales responsables del Holocausto – nacidos en el siglo XIX – están muertos, pero la lucha por llevar ante los jueces a los perpetradores secundarios continúa en una carrera contra el tiempo que ya está en sus tramos finales. Los que no han muerto son personas muy viejas.

Lo mismo ocurre con quienes – más allá de las acciones, muchas veces tibias o negligentes de los estados y los gobiernos - dedicaron sus vidas a “cazar” nazis para que fueran juzgados por sus crímenes. Simón Wiesenthal, el más notorio de los perseguidores de jerarcas del Tercer Reich, falleció en 2005. Serge y Beate Klarsfeld, unidos por esa búsqueda y el matrimonio, ya tienen 87 y 83 años, y descansan después de una vida de lucha.

En la actualidad, quien encabeza la búsqueda es coordinador de investigaciones de guerra del Centro Simon Wiesenthal y director de su oficina en Jerusalén, el historiador norteamericano-israelí Efraim Zuroff, un hombre de 74 que ha tomado la posta.

Según sus cálculos pueden quedar “varios cientos” de personas que cometieron crímenes durante el nazismo. “Muchos de ellos viven en países como Alemania o Austria, que gozan de sistemas de salud muy buenos y, por lo tanto, de una esperanza de vida elevada”, explica.

Zuroff está seguro de que también hay responsables del Holocausto en los países ocupados por los nazis en la Segunda Guerra pero que esos Estados no tienen intención de juzgarlos. “Nadie está haciendo nada en Europa del Este. No quieren procesar a sus propios ciudadanos. La gente que puede seguir viva son los verdugos locales, porque los comandantes alemanes ya están muertos dado que eran mayores. Esto va muy unido al hecho de que estos países han cambiado la historia del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial: no niegan el Holocausto, pero sostienen que fue un asunto solamente de los alemanes, cuando en realidad se produjo mucha colaboración local”, dijo en una entrevista el año pasado.

 

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