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Planes de Petro para las Fuerzas Armadas colombianas generan inquietud en algunos sectores
Militares colombianos retirados y en actividad han expresado off the record su preocupación por los cambios que podrían implicar la llegada de Gustavo Petro a la presidencia.
La inquietud militar estaría basada en los temores de que los eventuales cambios en organización, equipamiento y alistamiento de las fuerzas armadas podrían debilitar la efectividad militar y afectar su capacidad de cooperación internacional para la lucha contra la producción de cocaína.
Otro motivo de inquietud podría ser el hecho de que Petro, crítico del establishment militar y exguerrillero del M19, ha prometido en campaña que los militares acusados de violaciones a los derechos humanos sean juzgados ante tribunales civiles y no militares.
También ha propuesto reestructurar la policía y desmantelar los temidos escuadrones antimotines. En una entrevista con la agencia Reuters, Petro expresó que “la función del ejército es la defensa y la de la policía proteger derechos y libertades” y agregó que planea profesionalizar las Fuerzas Armadas eliminando el servicio militar.
Si bien en medios políticos del oficialismo y en círculos empresarios existe el temor de que los planes de Petro podrían provocar motines o alzamientos de los hombres de armas, las fuentes militares consultadas descartan esa posibilidad.
Al respecto, es significativo que John Marulanda, un coronel retirado que preside la asociación que nuclea los militares en situación de retiro, haya expresado que “las Fuerzas Armadas no tienen nada que hacer más que cumplir órdenes”.
En la agenda de Petro cobra particular importancia su aspiración de lograr un acuerdo de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional que opera en varias zonas rurales y en las principales ciudades de Colombia. También ha puesto la mira en completar la implementación del acuerdo de paz con las FARC de 2016 y presionar fuertemente para neutralizar o lograr el desarme de las pandillas criminales.
Los planes de Petro implican una reorientación del gasto que podría significar recortes del presupuesto militar colombiano —US$ 11 mil millones, el 12% del total— que es superado solamente por el de Brasil. La prioridad estará marcada por los recursos destinados a combatir la pobreza del 40% que impera en el país. “No voy a malgastar recursos en armas y bombas”, había prometido en la campaña electoral.
La llamada “guerra contra las drogas” ha caído también bajo la crítica de Petro, quien la ha calificado como un completo fracaso, proponiendo que el gobierno debería alentar a los pequeños productores con apoyo estatal para trabajar cultivos sustitutos como una forma de incrementar sus ingresos y mejorar sus niveles de vida.
De todos modos, el candidato de Pacto Histórico, que sacó el 40% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, debe revalidar su primer puesto en el balotaje del próximo 19 de junio para poder acceder a la presidencia y poner en marcha sus planes de reducción de la dependencia del petróleo y el carbón, recortar la brecha social y combatir la pobreza propuestas que han generado recelos y temores en el mundo empresario, como la distribución equitativa de la tierra para aumentar la producción agrícola.
