La Conmebol resolvió este martes cambiar la sede de la final de la Copa Libertadores 2019 entre River Plate y Flamengo. En vez de Santiago de Chile el partido se jugará en Lima, Perú, el 23 de noviembre. La decisión se tomó después de una larga reunión en Paraguay, debido a los problema sociales que sufre Chile.
Por segundo año seguido la Conmebol tuvo que cambiar la sede del partido decisivo de la Copa. El año pasado la final decisiva entre River y Boca se terminó jugando en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid porque el bus de Boca fue atacado a pedradas cuando se trasladaba al estadio Monumental.
En la reunión de este martes, además de la opción de Lima, se manejó la posibilidad de que se jugara en La Nueva Olla, de Paraguay, y también en Medellín, Colombia. Hasta se habló de Miami.
El estadio Monumental de Lima tiene una capacidad para 80.093 personas, unos 31.428 lugares más que el estadio Nacional de Santiago. El estadio de Chile se había elegido el año pasado para la primera final única de la historia.
En la reunión que duró más de cuatro horas, con un cuarto intermedio, estuvieron presentes el presidente de River Rodolfo D'Onofrio, Alejandro Domínguez (presidente de la Conmebol), Claudio Chiqui Tapia presidente de AFA y los principales dirigentes de Flamengo, la Confederación Brasileña de Fútbol y la ANFP chilena.
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