Presidentes e intelectuales: las mentes que dejaron huella en los mayores líderes uruguayos

Estuvo fina para describirnos. Esa todología con la que nos identificaban —y de la que no renegamos— hablaba también de cómo los uruguayos nos vinculábamos con el conocimiento. De todo nos gustaba saber. 

¿Cuánto más se necesita para llegar al conocimiento, para dar un salto en profundidad? 

Algo de eso hubo cuando Bernardo Lapasta y Mateo Piaggio se preguntaron cómo fue esa relación con el intelecto de los presidentes que nos gobernaron después de la última dictadura, a esos a quienes nosotros elegimos para que nos gobiernen.

Y no es la pregunta sobre quiénes asesoraban a los gobiernos en sus planes quinquenales o en las decisiones del diario vivir lo que dispara esta serie. Sino que tiene que ver con la raíz: de dónde venían sus ideas más profundas, las que sostienen toda la estructura del pensamiento de una persona.

El politólogo Adolfo Garcé escribió en 2015 que políticos e intelectuales se necesitan mutuamente: mientras los intelectuales mejoran la vida interna de los partidos y su desempeño en el gobierno, el contacto con los gobiernos también mejora a los intelectuales, porque los vuelve "más realistas y menos prejuiciosos".

Para pintar esa relación, cita a Carlos Vaz Ferreira, que decía que “cada generación que aparece es una nueva corriente que se dirige al porvenir: llegaría completa hasta él si no existiera un abismo, el remolino de la política en que van a precipitarse todas esas inteligencias". "El remolino las absorbe y las estrecha a medida que va estrechando sus espirales”.

En busca de explicar ese vínculo entre presidentes e intelectuales, Bernardo y Mateo se encontraron con anécdotas de Juan Carlos Onetti, con Liber Falco como integrante de la redacción del diario Acción, y muchos otros de los que Julio María Sanguinetti se nutrió para gobernar después en dos períodos. Se encontraron con la herencia intelectual que recibió Luis Alberto Lacalle de su abuelo, Luis Alberto de Herrera, pero también de otros que lo rodearon en su gobierno, aunque no necesariamente hayan sido parte de él. 

Se encontraron con los nombres de los tres Mario que sirvió de referencia a Tabaré Vázquez —Delgado Aparaín, Benedetti, y Cayota— y cuentan sobre su amistad con Carlos Páez Vilaró, o la cercanía con el historiador José Pedro Barrán. 

Dieron también con el momento en que a José Mujica le empieza el interés por la antropología, y su búsqueda de Renzo Pi y Daniel Vidart. Su relación con Mauricio Rosencof, y las veces que el expresidente ha citado, sin citar, versos de Antonio Machado. 

¿Cuáles fueron los cimientos de Jorge Batlle? ¿Qué pasa ahora, con Luis Lacalle Pou? ¿Quiénes son los intelectuales de referencia? ¿Los hay? ¿Existe hoy esa intelectualidad?

Sobre todo esto trata Presidentes e intelectuales: las mentes que dejaron huella en los mayores líderes uruguayos, una serie que El Observador publica desde hoy y durante las próximas dos semanas, exclusiva para suscriptores Member. 

Acá, el primer artículo: ¿Sanguinetti, un intelectual? Sus inicios en el diario Acción y las mentes que lo rodearon. Vas a ir encontrando nuevas entregas en la web de El Observador y todo el material se irá acumulando, una vez publicado, acá. 

Ojalá la disfrutes.