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Prostitución, justicia por mano propia y compasión: los "otros motivos" por los que se mata en Uruguay

La categoría de "otros motivos" en la clasificación del Ministerio del Interior tuvo 11 casos en 2022
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23 de abril de 2023 a las 05:00

En Uruguay se mata por drogas o por violencia doméstica. Al menos principalmente. El informe del Observatorio del Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior del año 2022 exponía que estos dos motivos sumaban el 59% de los homicidios cometidos ese año. Además, el 12% había sido producto de altercados espontáneos no domésticos, 4% ocurrieron en una rapiña que salió mal y de 16% de los casos no se conocía el motivo. El restante 6% respondía a "otros motivos". 

¿Por qué otros motivos se mata en Uruguay?

Según un documento del Observatorio de Violencia y Criminalidad al que accedió El Observador, las razones son variadas. Desde casos en el que el homicida buscó hacer justicia por mano propia, hasta una mujer que mató a su marido por su avanzado estado de demencia senil y un encuentro con una prostituta en el que intercedió el novio de ella y terminó en un crimen.

Si bien a principios de este año el Ministerio del Interior informó que en 2022 los homicidios por "otros motivos" habían sido 22, es decir, el 6% del total, luego de que las investigaciones avanzaran y el Observatorio depurara su lista, llegaron a la conclusión de que había 11 de ellos que no podían ser ubicados en las en las cuatro motivaciones base que existen. Por ende, cayeron en la categoría "otros motivos".

Caso a caso

El 30 de enero un hombre con trastornos psiquiátricos mató y descuartizó a otro en el barrio Colón. La fiscal del caso, Adriana Edelman, relató en la audiencia de formalización –a cuyo registro accedió El Observador– que el hombre se dirigió a las 16 horas al predio donde cometería el crimen, un lugar donde crían chanchos en el barrio Colón. Su motivación era hacer justicia contra quienes, creía, habían violado a su hermana de 4 años. Eso que pensaba, sin embargo, era producto de su patología.

La víctima, que nada tenía que ver con eso, pasó por el lugar ocasionalmente y comenzó una discusión con el imputado que luego lo golpeó con un objeto. Después, lo desmembró y tiró varias partes de su cuerpo a donde comen los chanchos para que desaparecieran rápidamente los restos. Usó una amoladora, una tijera y un serrucho que encontró en un galpón. 

La policía entró en escena cuando la llamó el encargado del lugar, que vio la discusión entre los hombres y reconoció al homicida, a quien describió como una persona "desequilibrada y loca". Cuando los policías llegaron vieron una mancha de sangre, restos humanos desmembrados y al responsable sentado abajo de un árbol. Apenas lo consultaron, reconoció lo que había hecho, por qué y con qué herramientas. 

La fiscal Edelman ordenó una pericia de urgencia para constatar su estado mental y se determinó que no era consciente de sus actos, razón por la que pidió que se lo considerara inimputable y solicitó su traslado al Hospital Vilardebó.

El 13 de febrero, en Canelones, una mujer mayor mató a su esposo, que presentaba un avanzado estado de demencia senil, y posteriormente se suicidó. La nieta de ambos declaró ante la policía que su abuela se encontraba "totalmente desbordada por la situación" de su abuelo y que no tenían otro tipo de problemas. No existían denuncias previas por violencia doméstica y otros testigos entrevistados manifestaron que esa no era la realidad de la pareja.

Cuatro días después, el 17 de ese mes, encontraron a un hombre muerto de un golpe en la cabeza en su casa en San José. De acuerdo a la indagatoria policial, el hombre estaba manteniendo una relación con una mujer cuyo exnovio ya lo había amenazado de muerte varias veces. Finalmente en esa fecha, indica la policía, cumplió con su amenaza.

El 25 de febrero, en un caso similar ocurrido en Lavalleja, un hombre mató de un cuchillazo a otro. Le confesó a un amigo que el motivo del crimen fue que la víctima "le mandaba mensajes" a su novia.

En la capital del país, el 24 de abril, un hombre mayor mató a una mujer que se encontraba dentro del predio de su casa. Inicialmente se investigó como una legítima defensa civil puesto que creían que la víctima estaba intentando robarle, pero finalmente no fue así y por eso se tipificó homicidio. 

El 28 de ese mismo mes, una mujer mató a un hombre en Salto. La hipótesis del motivo es que la víctima se negó a pagarle el servicio a la mujer, que era prostituta, y eso generó un altercado en el que ella lo terminó matando. 

El 31 de julio hubo un caso de justicia por mano propia en Las Piedras (Canelones). Un hombre de 22 años, que era conocido por robar en el barrio, fue asesinado por uno de los vecinos (de 36 años) de un disparo en el estómago. Al homicida se le incautó una escopeta calibre 16, con la que había cometido el crimen. La víctima tenía tres antecedentes penales por hurto. 

El 2 de setiembre un hombre de 52 años fue encontrado muerto a balazos en el barrio Borro. El homicida fue su sobrino y de acuerdo a las entrevistas policiales realizadas el motivo estaba relacionado a una sucesión. Víctima y victimario habían discutido por un terreno propiedad de un familiar que había muerto. 

Poco más de un mes después, el 4 de octubre, tuvo lugar un homicidio en San José en el que un hombre dio muerte a su expareja y que no fue catalogado como violencia doméstica sino por ser producto de "otro motivo". El victimario era un hombre casado que fue a la casa de una exnovia de hacía mucho tiempo y le propuso retomar la relación. La mujer ya tenía otra pareja, se negó a volver a entablar el vínculo y lo amenazó con contarle de su propuesta a la actual esposa de él. De acuerdo al análisis del ministerio, la mató para evitar que la mujer le contara a la esposa de él sobre la propuesta. 

El 23 del mismo mes un hombre que quiso forzar a una prostituta a mantener relaciones sexuales con él fue asesinado en Salto. La pareja de la mujer intercedió y lo terminó matando.

El último caso ocurrió el 5 de diciembre en Montevideo. Se trató de un hombre asesinado de un balazo en un depósito de hierro. El hombre que ejecutó el disparo se justificó diciendo que la víctima estaba intentando robar hierro, pero para la Fiscalía no configuró un caso de legítima defensa. Según informó La Diaria en ese entonces, el homicida fue un sereno de 49 años quien declaró que al escuchar ruidos efectuó un disparo "intimidatorio", que fue el que lo asesinó.

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