Una de las recomendaciones es generar un contacto directo con el superior recién llegado.

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Qué hacer si tu jefe se va en un momento clave de tu carrera

Muchas veces hay un gran proyecto que está en marcha o se espera un ascenso luego de un buen rendimiento pero el superior decide irse. Esto puede llevar a tomar decisiones relevantes
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05 de julio de 2018 a las 05:00
Algunos pasan toda su carrera laboral deseando que sus jefes desaparezcan. Pero también hay quien sufre la marcha del que le dirige, y esa ausencia deja un vacío difícil de superar, sobre todo en momentos clave que suponen hitos en la trayectoria profesional. Se puede extrañar al jefe, e incluso desear acompañarle en su nuevo destino.

En realidad, echar de menos a un superior puede darse cuando éste impulsa el talento de sus empleados; si realmente es un líder que confía en sus subordinados y lo demuestra; si pone retos y ayuda al desarrollo profesional; o si se preocupa no sólo de su desempeño, sino también de motivar a quien lo rodea, y si influye pero no manda; o si es un generador de espacios emocionales en los que es posible liberar nuestro talento.

Si su jefe decide irse en un momento clave, se debe tener en cuenta algunas actitudes a tomar cuando llega el nuevo directivo. Lo más sensato es actuar con profesionalidad, tratar de brillar y mostrar resultados. Un jefe recién llegado necesita gente en quien confiar.

Es bueno tomar la iniciativa

No espere a que le hagan un encargo concreto. Sea proactivo y demuestre que es competente. Además de la necesidad de confiar en la gente, el nuevo mando buscará desde el principio a los más eficaces. Resulta imposible demostrar competencia en todas las áreas, de modo que lo más recomendable es descubrir que usted es competente en un área determinada que su jefe valora especialmente.

Es posible que desde el principio detecte una falta de sintonía con el nuevo superior. Si se da este caso, hay varias fórmas de reaccionar y se pueden usar estrategias diferentes en función de cada profesional: puede fingir y utilizar una estrategia basada en la falsedad, haciendo básicamente lo que al nuevo mando le gusta.
También cabe la opción de resignarse, sobreviviendo en la compañía mientras encuentra otro trabajo, quizá cerca del anterior jefe que ya se ha ido. Quien opta por marcharse suele hacerlo al comprobar que su talento queda desaprovechado.

Más motivación

Algunos encuentran una reinvención profesional en el trato con un jefe cuya relación resulta complicada. Ese superior que aparentemente es tóxico y perjudica al equipo puede dar pie a la automotivación; incluso facilita que se autorregule y se tome distancia emocional, para que esa situación no termine afectando a todos los empleados.

En determinados casos, la solución más inteligente es hablar con el superior recién llegado para tratar de generar un contacto directo.
Debe ser una conversación franca en la que se diseñe una nueva relación que sirva para solucionar los problemas. Si hasta ahora usted ha sido amigo de quien manda, deberá reaccionar al hecho de haber perdido ciertas ventajas que se refieren a su posición, recompensas, o posibilidades de ascenso y futuro profesional.

Controlar la situación

El problema llega cuando no se puede discrepar. No hay inconveniente en formar parte de la camarilla del jefe si esto es voluntario, si permite ser libre y tener criterio propio, o ser una persona fiable. Contar con la confianza del superior es positivo, pero desde la libertad, sin necesidad de estar siempre de acuerdo con él.

Cabe la posibilidad de que piense que es mejor que el jefe que sustituye al que se ha ido. Esta situación es cada vez más común en las organizaciones que piensan que la edad no es un elemento que defina la jerarquía organizativa, y la experiencia medida en años ya no es el criterio único.

Un exceso de arrogancia al juzgar a un nuevo superior puede hacer alejarse de la realidad y nos lleva a construir otra paralela en la que el resto está por debajo. Pensar que se es mejor implica cierta soberbia. Cuando pasa esto conviene revisar nuestra opinión y comprobar si está fundamentada en criterios y elementos de medida precisos.

Debe plantear de manera positiva la situación a su nuevo jefe y decirle que se quiere desarrollar con nuevos proyectos, poniendo en valor sus ideas. Además, es conveniente pedirle ayuda al superior.




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