Retrato de un disidente

Los atentados del 11 de setiembre, la Guerra de Vietnam, las presidencias de Nixon, George W. Bush y John F. Kennedy y en líneas generales, los grandes eventos de la historia reciente de Estados Unidos han sido analizados por Oliver Stone a través de películas de ficción y documentales.

No resulta sorpresivo que este cineasta, que suele aplicar una visión crítica y controversial sobre estos hechos, se haya dedicado en su proyecto más reciente a uno de los cimbronazos más grandes de la estructura de defensa y espionaje estadounidense, como fue la revelación en 2013 de los sistemas de vigilancia masiva a ciudadanos estadounidense y la filtración de documentos de alto secreto por parte de Edward Snowden, consultor tecnológico que fue empleado de la CIA y la NSA (Agencia Nacional de Seguridad), actualmente exiliado en Rusia.

Con el actor Joseph Gordon-Levitt (El origen, 500 días con ella) encarnando a Snowden, la película que lleva por título el apellido de esta polémica figura narra la desilución del técnico con la actuación de los servicios de inteligencia de su país, y su fuga rumbo a Hong Kong, donde realizó entrevistas con dos periodistas del diario inglés The Guardian y del New York Times, y con la documentalista Laura Poitras, quien luego confeccionó en base a ese encuento el excelente documental Citizenfour, ganador del premio Oscar en esa categoría en 2015.

La película de Stone también se encarga de narrar la relación de Snowden con su novia Lindsay (interpretada por Shailene Woodley, estrella de filmes adolescentes como Divergente o Bajo la misma estrella), a quien se ve forzado a abandonar luego de que su revelación comprometa su seguridad y lo obligue a exiliarse.

Tanto el documental Citizenfour como diversos artículos de prensa y el libro The Snowden Files, escrito por Luke Harding, el periodista de The Guardian que entrevistó a Snowden fueron la primera base con la que Oliver Stone contó para el filme.

A eso se sumó una versión novelada de la historia del fugitivo, escrita por Anatoly Kucherena, el abogado ruso de Snowden, quien además gestionó una entrevista entre el exconsultor y el cineasta.

Al principio el exempleado de la CIA rehuyó de la idea de que su vida fuera llevada al cine. "Fue un proceso largo e interminable. Volví a viajar dos veces más en el plazo de tres meses, y me volví a reunir con Snowden antes de que decidiéramos seguir adelante con una versión que se atuviera a los hechos", contó Stone sobre esta etapa de preproducción.

Finalmente el director y su equipo descubrieron la relación de diez años de Snowden con su novia, a la que consideraron como la clave para entender la transformación de un hijo obediente, seguidor de una tradición familiar militar y de servicio a su país en el revelador de los secretos más grandes de Estados Unidos. "Ella era la persona en quien él más confiaba. Y estuvo a su lado durante el período de diez años en el cual tuvo lugar su transformación, dijo Kieran Fitzgerald, guionista de Snowden.

Snowden es el ejemplo más reciente de la forma de trabajo habitual de Oliver Stone: tomar un suceso histórico, meterse en la cabeza de su protagonista (que suele ser una figura real) y tratar de explicar el porque de sus acciones, a la vez que reflejando las luces y sombras del país en el que nació hace 70 años.

"Estados Unidos tiene un derecho de defensa, pero la diferencia entre usar dicho derecho para proteger el interés de nuestra nación y no abusar de él es un gran problema para Snowden. Concuerdo plenamente", manifestó Stone.

Sin embargo, esta película (la primera desde Salvajes, estrenada en 2012) tuvo algunas innovaciones acordes a la época actual, como una extremada seguridad a nivel informático, considerando la temática tratada, y la utilización de formatos analógicos y humanos para enviar las diferentes versiones del guión de la película y evitar los hackeos.

Snowden se presenta en los cines locales a partir del próximo jueves 8 de diciembre